Hope

No Me Dejes Caer

Capítulo 008
No me dejes caer

Volkov

Si pudiera describir el miedo que me inunda cada vez que tengo este tipo de contratiempos, las personas entenderían del por qué no deben hacer sufrir a alguien ajeno a su persona.

Ese sentimiento de estar cayendo al vacío sin tener alguna oportunidad de salvarte, cuando el aire no tiene paso a los pulmones, cuando tu mente se queda en blanco y tu corazón late a mil por segundo, cuando la respiración es irregular y tu garganta no soporta estar seca, ese sentimiento que hace que todo el cuerpo tiemble y que el llanto no sece, eso que hace que todo se vaya a la mierda en un dos por tres.

Suelo decir que es mi propia culpa por no saber controlar mis sentimientos, sin embargo cuando siento que mi cuerpo se va a estrellar al fin en un duro y frío cemento, en lo único que puedo pensar es en lo malo que me ha pasado en la vida, como si de por sí mis ganas de vivir están por los suelos y esos recuerdos solo me hacen pensar que no tengo nada por lo que vivir.

Pero luego, escucho su voz...

-Viktor Cariño.

Y es como volver a ver la luz después de un túnel en completa oscuridad, pero luego, hay algo que me llama a quedarme en la oscuridad, hay algo que no me permite avanzar, algo que me retiene, que me ahoga, que me rompe una, otra y otra vez.

-¿En que piensas Viktor?

-En nosotros.

-No existe un Nosotros Viktor, siempre haz sido tú y tú corazón, siempre han sido ustedes, nunca ha sido tú y yo, siempre haz sido solo tú.

Esas palabras que salían de su boca sin ningún tipo de cuidado, esas palabras que hacían qur un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, haciendo que mi piel se enchinara, que mi vista se nublara y mi corazón doliera.

Pero, siempre existe un pero, siempre hay alguien que te salva, existe siempre ese Quiero estar solo, pero solo contigo.

Diferentes destellos de luz débil que entran enmedio de la oscuridad, que gritan mi nombre, que me llaman, que me salvan, que me devuelven el aliento y no dejan que me ahogue.

-Viktor Amor.

Su voz es dulce, suave y tranquila.

Él era todo lo que necesitaba para volver a ver la luz, el único que esperaba que viniera, el único que traía consigo la calma, haciendo que el huracán que tenia en mi interior se fuera calmando poco a poco.

-Estoy aquí cariño.

-Estás aquí.

El era valiente, fuerte, indestructible y yo, yo sólo podía repetir lo que él decía, yo sólo podía llenarme de valentía mientras el estuviera aquí.

Odio con todo mi ser que todos tengan que estar pendientes de mi en días estresantes, en los cuales me tratan como un bebé o como un diamante precioso que puede romperse con el más mínimo contacto con el mundo entero.