Capítulo 3: "Cambios"

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En el observatorio:

Rama: Ya le mandé el mensaje... ¿Vendrá?
Tacho: Seguro que sí, tranquilizate.
Rama: No puedo, nunca estuve tan nervioso en toda mi vida.
Tacho: Me di cuenta... —comentó irónico al verlo caminar de un lado para el otro.
Rama: No sé en qué momento me enamoré tanto de ella —exclamó mientras se sentaba junto a su amigo a esperar la respuesta de Mar—. O, tal vez, nunca dejé de estarlo. Lo único que sé es que, está vez, no voy a cometer los mismos errores: me la voy a jugar, voy a hacer lo que siento, no me importa lo que opinen los demás.
Tacho: Estás cagado hasta las patas, ¿no?
Rama: Sí. —Ambos rieron.
Tacho: Confiá en que va a salir todo bien. La esperanza es lo último que se pierde, Rama.
Rama: Confío, pero tengo miedo de que se repita la historia.
Tacho: No se va a repetir. Te estás jugando por lo querés, ahí tenés el primer cambio. —Apenas terminó de hablar, el celular de Rama sonó.— ¿Es Mar? ¿Qué te contestó?

Mientras los chicos charlaban, Jazmín había convencido a su amiga de que acepte el pedido de Rama y se encuentre con él en el observatorio.

Rama: Viene en cinco —informó luego de leer el mensaje.
Tacho: Bueno, entonces, yo me voy. Acordate de lo que te dije. Suerte, hermano.

Tacho salió, y Rama quedo a la espera. Los siguientes minutos se dedicó a practicar en voz alta lo que iba a decir, pero, finalmente, decidió que sus palabras fluyeran en el momento.

Al mismo tiempo, Mar, con ayuda de Jazmín, se preparó. Se lavó la cara y, antes de salir de la habitación, dijo:
Mar: No sé cómo me convenciste.
Jaz: Hacé lo que sientas, Mar, no tengas miedo. Yo te espero acá, andá —la ánimo, y ambas se sonrieron.

Mar: Okey, Mar... Si él te dice que quiere volver, comprometerse o casarse con Vale, vos lo ayudás. Ellos no tienen nada que ver con lo que te pasa —trató de autoconvencerse a medida que caminaba en dirección al observatorio. Al llegar, respiró profundo e ingresó.

Había tardado exactamente cinco minutos. Cinco minutos que, para Rama, habían pasado como si fueran cinco siglos.

Rama: Viniste... —exclamó al verla bajar las escaleras.
Mar: Vine. ¿Para qué me llamaste?
Rama: Necesitaba hablar con vos... ¿Estás bien? Tenés los ojos un poco rojos.
Mar: Pasa que... me resfrié. ¿De qué querías hablar? —cambió de tema rápidamente.
Rama: Vení, sentate. —La guió hasta unos bancos que habían, y ambos tomaron asiento.

Mientras tanto, afuera del observatorio, Tacho dudaba si escuchar la charla de sus amigos o no. Cuando se decidió, apoyó la oreja en la puerta, pero una voz detrás de él lo asustó.
Jaz: ¿Qué hacés?
Tacho: ¡Ay! ¡Me asustaste!
Jaz: Perdón. ¿Qué hacías? —reiteró la pregunta.
Tacho: Nada, yo... estaba viendo la puerta. Está como un poco sucia, ¿no? —Luego, fingió sacarle tierra.— Vos, ¿a qué viniste?
Jaz: A nada, pasaba por acá y... está mal espiar, ¿no? —consultó culpable.
Tacho: Y... depende. Vos también querías escuchar, ¿no?
Jaz: Un poco —respondió riendo, y él se unió. Se miraron unos segundos, y sus pensamientos coincidieron.
Tacho: Dejémoslos a solas, mejor.
Jaz: Sí, tenés razón.

Rama: Bueno, yo... Ehh... Te llamé porque... Pará, dejame pensar cómo empezar. —Mar observaba su tartamudeo con una mezcla de gracia e intriga.
Mar: Dale, Rama, estamos acá hace media hora y no me dijiste nada —lo interrumpío, ansiosa.
Rama: Perdón, pasa que no es fácil, y...
Mar: Decímelo como te salga.
Rama: Bueno... —Tomó aire y comenzó a hablar.— Hace un tiempo me empezó a gustar alguien.
Mar: ¿Vale? —preguntó, aunque estaba segura de que esa iba a ser la respuesta.
Rama: No.
Mar: ¿Cómo qué no? —consultó asombrada.
Rama: Dejame terminar, por favor. Sé que sos su amiga, pero necesito hablar esto con vos.
Mar: Sí, perdón...
Rama: Te estaba diciendo que me empezó a gustar alguien —retomó—. Después de que corté con Vale, me dije que no podía quedarme sufriendo: así como ella estaba feliz con Juan, yo también lo merecía, y... apareció esta chica. Bueno, en realidad, siempre estuvo, nada más que yo no había abierto los ojos.
Mar: Pero, ¿y Vale?
Rama: Yo la quiero mucho, Mar, vos lo sabés. Fuimos novios un montón de tiempo y todavía no la olvidé, pero algo se rompió, ya no es lo mismo, cambiamos. Hoy, no volvería a estar con ella.
Mar: ¿Qué vas a hacer, entonces?
Rama: No sé, ¿vos qué decís?
Mar: Para mí, tendrías que hablar con la mina esta y contarle todo.
Rama: Tenés razón, pasa que hay un detalle que no te conté.
Mar: Te escucho.
Rama: La persona de la que te hablo es amiga de ella, y...
Mar: ¡¿Qué?! ¡Jodeme que es una de las chicas! —exclamó, sintiendo como su día no podía empeorar.
Rama: Me metí en un lío, ¿no?
Mar: La verdad que sí, perno —respondió, tratando de sonar lo más normal posible.— ¿Quién es? —se animó a preguntar.
Rama: ¿Quién es qué? —evitó contestar, notando como su valentía se esfumaba poco a poco.
Mar: ¡La piba! ¿Melody? No, no creo... ¿Jazmín? No, tampoco... ¿Tefy? ¿Cari? Puede ser cualquiera... ¿Kika? No, no es amiga de Vale... Luna tampoco...
Rama: Vos —se atrevió a confesar, haciendo que Mar, impactada, deje de hablar, causando un silencio de unos cuantos segundos.
Mar: ¿Qué? —dijo luego de asimilar la respuesta.
Rama: La persona que me gusta sos vos —reveló, mirándola a los ojos.

Casi Ángeles: ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora