En el observatorio:
Rama: Ya le mandé el mensaje... ¿Vendrá?
Tacho: Seguro que sí, tranquilizate.
Rama: No puedo, nunca estuve tan nervioso en toda mi vida.
Tacho: Me di cuenta... —comentó irónico al verlo caminar de un lado para el otro.
Rama: No sé en qué momento me enamoré tanto de ella —exclamó mientras se sentaba junto a su amigo a esperar la respuesta de Mar—. O, tal vez, nunca dejé de estarlo. Lo único que sé es que, está vez, no voy a cometer los mismos errores: me la voy a jugar, voy a hacer lo que siento, no me importa lo que opinen los demás.
Tacho: Estás cagado hasta las patas, ¿no?
Rama: Sí. —Ambos rieron.
Tacho: Confiá en que va a salir todo bien. La esperanza es lo último que se pierde, Rama.
Rama: Confío, pero tengo miedo de que se repita la historia.
Tacho: No se va a repetir. Te estás jugando por lo querés, ahí tenés el primer cambio. —Apenas terminó de hablar, el celular de Rama sonó.— ¿Es Mar? ¿Qué te contestó?Mientras los chicos charlaban, Jazmín había convencido a su amiga de que acepte el pedido de Rama y se encuentre con él en el observatorio.
Rama: Viene en cinco —informó luego de leer el mensaje.
Tacho: Bueno, entonces, yo me voy. Acordate de lo que te dije. Suerte, hermano.Tacho salió, y Rama quedo a la espera. Los siguientes minutos se dedicó a practicar en voz alta lo que iba a decir, pero, finalmente, decidió que sus palabras fluyeran en el momento.
Al mismo tiempo, Mar, con ayuda de Jazmín, se preparó. Se lavó la cara y, antes de salir de la habitación, dijo:
Mar: No sé cómo me convenciste.
Jaz: Hacé lo que sientas, Mar, no tengas miedo. Yo te espero acá, andá —la ánimo, y ambas se sonrieron.Mar: Okey, Mar... Si él te dice que quiere volver, comprometerse o casarse con Vale, vos lo ayudás. Ellos no tienen nada que ver con lo que te pasa —trató de autoconvencerse a medida que caminaba en dirección al observatorio. Al llegar, respiró profundo e ingresó.
Había tardado exactamente cinco minutos. Cinco minutos que, para Rama, habían pasado como si fueran cinco siglos.
Rama: Viniste... —exclamó al verla bajar las escaleras.
Mar: Vine. ¿Para qué me llamaste?
Rama: Necesitaba hablar con vos... ¿Estás bien? Tenés los ojos un poco rojos.
Mar: Pasa que... me resfrié. ¿De qué querías hablar? —cambió de tema rápidamente.
Rama: Vení, sentate. —La guió hasta unos bancos que habían, y ambos tomaron asiento.Mientras tanto, afuera del observatorio, Tacho dudaba si escuchar la charla de sus amigos o no. Cuando se decidió, apoyó la oreja en la puerta, pero una voz detrás de él lo asustó.
Jaz: ¿Qué hacés?
Tacho: ¡Ay! ¡Me asustaste!
Jaz: Perdón. ¿Qué hacías? —reiteró la pregunta.
Tacho: Nada, yo... estaba viendo la puerta. Está como un poco sucia, ¿no? —Luego, fingió sacarle tierra.— Vos, ¿a qué viniste?
Jaz: A nada, pasaba por acá y... está mal espiar, ¿no? —consultó culpable.
Tacho: Y... depende. Vos también querías escuchar, ¿no?
Jaz: Un poco —respondió riendo, y él se unió. Se miraron unos segundos, y sus pensamientos coincidieron.
Tacho: Dejémoslos a solas, mejor.
Jaz: Sí, tenés razón.Rama: Bueno, yo... Ehh... Te llamé porque... Pará, dejame pensar cómo empezar. —Mar observaba su tartamudeo con una mezcla de gracia e intriga.
Mar: Dale, Rama, estamos acá hace media hora y no me dijiste nada —lo interrumpío, ansiosa.
Rama: Perdón, pasa que no es fácil, y...
Mar: Decímelo como te salga.
Rama: Bueno... —Tomó aire y comenzó a hablar.— Hace un tiempo me empezó a gustar alguien.
Mar: ¿Vale? —preguntó, aunque estaba segura de que esa iba a ser la respuesta.
Rama: No.
Mar: ¿Cómo qué no? —consultó asombrada.
Rama: Dejame terminar, por favor. Sé que sos su amiga, pero necesito hablar esto con vos.
Mar: Sí, perdón...
Rama: Te estaba diciendo que me empezó a gustar alguien —retomó—. Después de que corté con Vale, me dije que no podía quedarme sufriendo: así como ella estaba feliz con Juan, yo también lo merecía, y... apareció esta chica. Bueno, en realidad, siempre estuvo, nada más que yo no había abierto los ojos.
Mar: Pero, ¿y Vale?
Rama: Yo la quiero mucho, Mar, vos lo sabés. Fuimos novios un montón de tiempo y todavía no la olvidé, pero algo se rompió, ya no es lo mismo, cambiamos. Hoy, no volvería a estar con ella.
Mar: ¿Qué vas a hacer, entonces?
Rama: No sé, ¿vos qué decís?
Mar: Para mí, tendrías que hablar con la mina esta y contarle todo.
Rama: Tenés razón, pasa que hay un detalle que no te conté.
Mar: Te escucho.
Rama: La persona de la que te hablo es amiga de ella, y...
Mar: ¡¿Qué?! ¡Jodeme que es una de las chicas! —exclamó, sintiendo como su día no podía empeorar.
Rama: Me metí en un lío, ¿no?
Mar: La verdad que sí, perno —respondió, tratando de sonar lo más normal posible.— ¿Quién es? —se animó a preguntar.
Rama: ¿Quién es qué? —evitó contestar, notando como su valentía se esfumaba poco a poco.
Mar: ¡La piba! ¿Melody? No, no creo... ¿Jazmín? No, tampoco... ¿Tefy? ¿Cari? Puede ser cualquiera... ¿Kika? No, no es amiga de Vale... Luna tampoco...
Rama: Vos —se atrevió a confesar, haciendo que Mar, impactada, deje de hablar, causando un silencio de unos cuantos segundos.
Mar: ¿Qué? —dijo luego de asimilar la respuesta.
Rama: La persona que me gusta sos vos —reveló, mirándola a los ojos.
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Casi Ángeles: Clandestino
Teen FictionUn amor clandestino. Un secreto. Un descubrimiento. Una decisión que tomar. ¿Lograrán estar juntos, o los vencerá el miedo? ¿Podrán confesar sus sentimientos, o deberán mantenerlos ocultos? ¿Un romance clandestino, o una relación predestinada a ser?