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Las gotas de lluvia caían en picada hasta chocar con el pavimento de las calles solitarias, el sonido de las pisadas hacían eco dentro del edificio abandonado en el que se encontraban ambos hombres y la fémina

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Las gotas de lluvia caían en picada hasta chocar con el pavimento de las calles solitarias, el sonido de las pisadas hacían eco dentro del edificio abandonado en el que se encontraban ambos hombres y la fémina. Bajaban las escaleras desoladas hasta llegar a la salida del lugar donde abrieron sus paraguas y emprendieron su camino hacia la cafetería más cercana.

Entraron y tomaron asiento en alguna mesa, después de todo el lugar estaba casi vacío. Segundos después una mesera se acercó a ellos y tomo su orden para luego desaparecer del campo de visión ajeno, por otro lado, dos de los hechiceros que se encontraban en la mesa hablaban plácidamente.

— Kiyo, ¿que tanto ves en el celular?— el mayor de los tres hablo, no le molestaba el hecho de que la chica lo usará pero ya desde hace rato no ponía atención a lo que sucedía en el presenté.

— Estoy hablando con Megumi acerca de todo lo que a pasado mientras no estoy— con simpleza la pelinegra contesto.

— Nanami-san, déjela o es que ¿acaso no lo ve?— el hombre y la joven levantaron la mirada para ver al tercero de ellos— la pequeña Kiyo está coqueteando con su adorado Fushiguro— después de soltar tal comentario, junto sus manos y las pego a su rostro para al final soltar un suspiro de "enamoramiento".

— No digas estupideces Ino, Megumi y yo solo somos amigos de infancia, nada más— contesto de forma molesta al mayor, el cual solo carcajeo llamando la atención de los pocos presentes en el lugar y recibiendo un regaño de parte de Nanami.

Aunque la azabache no aceptaría que en su momento vio como algo más a su kohai. Después de bromear un rato -a excepción de Nanami- su orden llegó y comenzaron a comer gustosos.

— Siendo hoy, que Nami-san invitará el desayuno, ¿decidiste pedir solo una malteada? Realmente eres un caso perdido Ino— la ojicafe comentó hacia el castaño.

— No soy como tú, que en cualquier momento busca la forma de conseguir comida gratis— Nanami quitó sus lentes y masajeo el puente de su nariz, realmente verlos pelear era un dolor de cabeza.

— Si ya terminaron nos vamos— el hombre se paró de su asiento para después dejar un poco de dinero en la mesa, los otros dos le siguieron y salieron del local.

La lluvia había cesado y emprendian su rumbo a otra misión que tenían, Ino y Nanami iban en los asientos delanteros del coche platicando acerca de la estrategia que pondrían en práctica y la chica solo escuchaba atenta

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La lluvia había cesado y emprendian su rumbo a otra misión que tenían, Ino y Nanami iban en los asientos delanteros del coche platicando acerca de la estrategia que pondrían en práctica y la chica solo escuchaba atenta.

Su teléfono vibró dentro del bolsillo, lo saco cuidadosamente y reviso la barra de entrada, era Gojo.

—Bueno— ella comenzó hablando, con duda.

— Hola Yoyo-chan— saludo cordialmente el albino desde el otro lado de la línea, usando el apodo que desde hace años le había puesto a la chica— seré breve por qué no tengo mucho tiempo, necesito tu ayuda.

— Claro que sí, pero primero dime en qué te puedo ayudar— sintió las miradas expectantes de sus acompañantes.

— Ayúdame a convencer a Nanami de que entrene a Itadori, ya le mencione acerca del tema pero su respuesta siempre es la misma— su voz sonaba suplicante; para que Satoru realmente le pidiera algo de esa forma era por el hecho de que el asunto era importante.

— Esta bien, pero no te prometo nada, sabes cómo es de terco cuando se aferra a una respuesta— la velocidad del vehículo iba disminuyendo poco a poco, ya casi llegaban— te dejo, tenemos algo de trabajo y ya llegamos al lugar, si logro el cometido te comentaré después.

Finalmente colgó el teléfono y dirigió su mirada hacia al frente.

— Kiyo, dentro de unas semanas me apoyaras con un chico, para ser más exactos, es el recipiente de Sukuna y el supuesto estudiante que falleció hace ya casi un mes— el auto se había detenido y dentro de el solo quedaban Nanami y Kiyo, Ino había bajado momentos antes para  revisar el perímetro del lugar.

— Esta bien, de hecho Megumi me ha platicado algunas cosas que nos podrían ser de ayuda a la hora de su entrenamiento— guardo nuevamente su dispositivo para comenzar a avanzar hacia la puerta del coche y salir de el, al igual que Nanami lo había hecho.

— Entonces cuento contigo para este trabajo— hizo una breve pausa al hablar y miro seriamente a la mujer— por lo que más quieras, no llegues tarde está vez, sabes que detesto la impuntualidad.

El coche negro la había dejado hace ya unos minutos enfrente de la enorme entrada de la residencia Nakamura, avanzando por los hermosos jardines que recibian a cualquier susodicho que entrara en el lugar

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El coche negro la había dejado hace ya unos minutos enfrente de la enorme entrada de la residencia Nakamura, avanzando por los hermosos jardines que recibian a cualquier susodicho que entrara en el lugar. Llegó hasta la puerta e intentando no hacer mucho ruido recorrió algunos de los pasillos del lugar.

Su mente y cuerpo estaban totalmente exhaustos, así que solo llego a su habitación correspondiente, se dió una ligera ducha y cambio el uniforme a su pijama, realizo una mínima de su rutina habitual de cuidado personal para  después simplemente echarse boca abajo en su cama.

Un suspiro de alivio salió de sus labios, recordando todo lo que pasó en el día, el trabajo tanto de papeleo y de exorcizar maldiciones; a su mente llegó las palabras de Nanami.

— Pfff, obvio no llegaré tarde sabiendo que es importante el entrenamiento— sus ojos cada vez se iban cerrando conforme pasaban los minutos— ten más confianza en mi puntualidad Nanami.

Fue lo último que dijo para acabar el día cerrando sus párpados y evitando que sus iris marrones siguieran viendo la figura de aquel ser andrógino que la seguía a dónde iba; su acompañante desde el día en que nació, aquel que siempre la miraba fijo hasta cuando dormía, aún con el hecho de que aquella pequeña pero tenebrosa criatura no tuviera ojos y en su lugar hubiera unas vendas que tapaban tal mounstrosidad.

Fue lo último que dijo para acabar el día cerrando sus párpados y evitando que sus iris marrones siguieran viendo la figura de aquel ser andrógino que la seguía a dónde iba; su acompañante desde el día en que nació, aquel que siempre la miraba fij...

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⏰ Última actualización: May 08, 2023 ⏰

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𝐁𝐎𝐍𝐄𝐒 || fushiguro megumi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora