33- Samuel

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—Samuel, mira

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—Samuel, mira.— Te recargaste en el marco de la ventana mientras sacabas una de tus manos hacia afuera al ver que habia comenzado a nevar.

—¿Qué tiene? Es solo nieve.— Samuel te observó un momento antes de seguir bebiendo su Whisky de manera tranquila mientras estaba sentado en el sillón de la sala.

—Pero es la primera nevada que hay desde que somos pareja y desde que vivimos aquí.— Giraste tu cabeza en su dirección para sonreirle, consiguiendo que él te mirara de reojo algo sorprendido por tu comentario. —¿Ocurre algo malo?

—No... ¿Quieres salir para ver mejor la nieve?— Miraste curiosa a Samuel antes de asentir levemente. —Bien, ve a abrigarte para irnos.

—De acuerdo.— Te encogiste de hombros antes de caminar hacia la habitación para cambiarte de ropa por algo más cómodo para salir. —¿Qué habrá hecho cambiar de opinión a Samuel de esa manera?— Rascaste tu mentón antes de restarle importancia para poder cambiarte la ropa de manera rápida y así colocarte una bufanda y un par de guantes. —Listo.— Te miraste en el espejo antes de salir de la habitación directo a la sala, lugar donde estaba Samuel esperandote sentado pero con su abrigo ya puesto.

—¿Terminaste?— Asentiste leve por lo que se levantó para acercarse a ti con una sonrisa. —Te ves preciosa... aunque con cualquier cosa te ves de esa manera.— Sujetó una de tus manos para hacer que dieras una pequeña vuelta en tu lugar para observar detenidamente tu vestuario.

— Sujetó una de tus manos para hacer que dieras una pequeña vuelta en tu lugar para observar detenidamente tu vestuario

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—No es para tanto, simplemente es ropa para el frío.— Ocultaste parte de tu cara en la bufanda al notar tus mejillas calientes ante la vergüenza de aquel halago de tu pareja. —Mejor vámonos.

—De acuerdo.— Él entrelazo sus dedos con los tuyos antes de caminar hacia la puerta. —¿Quieres que vayamos a una cafetería o al parque?

—Vamos al parque y luego por un café.

—Como mi reina desee.— Samuel sonrio levemente besando tu cabeza. —Ella es tan adorable.

—Vamos Samuel, una foto más

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—Vamos Samuel, una foto más.

—¿No son suficientes fotografías? Desde que llegamos al parque has estado tomando fotos de todo... incluyéndome.

—Quiero tener recuerdos de este día, ¿qué tiene de malo?— Le miraste antes de enfocar la cámara de tu teléfono hacia la rama de un árbol cuando notaste un bonito nido ya abandonado por el clima frío.

—Uhm.— Samuel te observó un momento antes de acercarse y tomar el teléfono de tus manos. —Creo que será mejor que yo tome las fotos ahora, no tienes ninguna tuya desde que llegamos.

—¿De verdad? ¿Me vas a tomar fotos?— Lo viste asentir por lo que sonreíste emocionada, algo que él aprovechó para tomar la primer fotografía de su querida novia en aquel día nevado. —¡Oye! ¡Estaba distraída!

—Saliste bien, no tienes nada de qué preocuparte.— Samuel se auto envío aquella fotografía a su teléfono para tener un respaldo. —Es realmente preciosa aún si le tomo alguna fotografía estando distraída...— Sonrió levemente volviendo su mirada hacia ti. —Dime dónde quieres que te tome la siguiente.

Ambos comenzaron a caminar por el parque de manera tranquila aprovechando cada lugar que te gustaba para alguna fotografía, aunque claro también le pedias a Samuel que ambos salieran en algunas cuando algún lugar te gustaba demasiado para salir sola. De vez en cuando aprovechabas alguna distracción de Samuel en su teléfono para lanzarle algo de nieve, no querías que se distrajera con aquel aparato cuando ambos habían salido del departamento.

—Oye, deja a un lado tu trabajo o terminaré llenandote de nieve por dejarme sola.— Preparaste otra pequeña bola de nieve en tus manos antes de mirarle. —Hablo en serio Samuel.

—De acuerdo, baja eso.— Él guardó el teléfono en su bolsillo antes de levantar ambas manos en señal de rendición, por lo que te acercaste a él sacando el teléfono de su bolsillo para meterlo a tu bolso. —¿Qué haces?

—Asegurandome de que hoy solo te centres en esta salida, cuando volvamos podrás seguir con lo tuyo.— Dejaste caer la bola de nieve al suelo antes de quitar los restos de esta de tus guantes, aunque tuviste que quitartelos al sentirlos muy fríos. —¿Vamos por un café? Mis guantes se han mojado con tanta nieve.

—Eso se llama karma por estar atacándome sin hacerte nada malo.— Samuel se acercó sujetando tus frías manos entre las suyas antes de acercarlas a su boca para intentar darles calor.

—Ya, deja de hacerte la víctima Samuel, un par de veces te atrapé con una bola de nieve en mano con claras intenciones de tirarmela, así que fue en defensa personal.— Le sacaste la lengua de manera burlona antes de notar que metió tus manos dentro de sus bolsillos junto con sus manos. —Sabes que así no podremos caminar, ¿verdad?

—Lo sé, pero quiero que tus manitos vuelvan a tener calor antes de seguir caminando.— Te regaló una pequeña sonrisa antes de inclinarse un poco para besar tu frente. —Sus manos realmente están frías, ¿desde cuándo está aguantandolas así?

—Que cursi... me encanta.— Soltaste una pequeña risita antes de sacar tus manos de sus bolsillos para meterlas dentro de su abrigo y así poder abrazarlo por el torso apoyando tu cabeza en su pecho. —Así es mejor.

—¿Tienes frío?

—No, simplemente quería abrazarte de esta manera.— Levantaste un poco tu cabeza para mirarlo con una sonrisa, a lo que él la correspondió antes de abrazarte con suavidad.

—Luego dices que yo soy cursi.— Acarició una de tus mejillas antes de inclinarse para dejar un pequeño beso en tus labios. —Te amo preciosa.

—Y yo a ti guapo.— Llevaste ambas manos a su cuello para abrazarlo mientras te ponias de puntitas de pie intentando alcanzar su cara. —Maldito poste con patas.

—No es mi culpa, tú eres muy bajita.— Samuel se burló de ti sujetando tu cintura con sus brazos para así levantarte del suelo y poder dejarte a su altura. —¿Así mejor?

—No te burles.— Pellizcaste su mejilla antes de besarlo de manera corta. 

—No me burle cariño.— Él sonrio levemente antes de acomodarte entre sus brazos para llevarte como una princesa. —¿Segura que quieres ir a una cafetería? Podemos ir a casa y pedir algo de comer antes de ver alguna película o una serie juntos.

—Vamos a la cafetería a pedir algo para llevar y luego en casa pediremos algo para cenar.— Te acomodaste entre sus brazos recargando tu cabeza sobre su hombro notando como comenzaba a caminar hacia alguna cafetería cercana.

Hoy pienso consentirla para que este día sea inolvidable para ella.— Samuel sonrio levemente viendo tu cara de reojo antes de volver su atención al camino. —Y pensar que solamente accedí a salir porque realmente la amo para hacer estas cosas... ¿Qué fue lo que me hiciste pequeña?

 ¿Qué fue lo que me hiciste pequeña?

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