III

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Después de aquella situación, Hange no volvió a contactar a su tía y amiga, se mantuvo inmersa en una soledad y amargura que Zeke solo le venía a aplastar esperanzas. Su tratamiento empezó con medicación con tal de que no se le removiera el útero y tener una esperanza de salvar su fertilidad. Por consecuencia de las pastillas y tratos su cuerpo fue cambiando, comenzó a "subir de peso" ligeramente al ser una persona de aspecto físico delgado siempre.

Comenzó a tratar de despejar su mente por unos meses aunque cuando Zeke comenzó a trabajar más llegaba mucho más molesto comenzando a desquitarse con ella, comenzando a gritarle sobre que era una facha asquerosa. Una mujer que tenía un cuerpo lleno de grasa asqueroso, era por culpa de no ser una verdadera dama que pudiera darle un verdadero hijo.

Claro, solamente era su culpa, ella solamente tenía de culpa de tener un aparato tan inservible, debería de ser desechada cuanto antes. Su trabajo era  recibir las quejas y a veces golpes de Zeke por los medicamentos, y él recibía de regreso sus llantos y gritos sobre plegarias de que parará de hacer ello. De golpes casi dejaba uno de sus ojos inservible.

Yelena trato demaciadas veces de ayudarla, sin embargo no había forma de como parar a ese simio que tenía por marido, en algo Riko había tenido la razón. Su tía le dijo que iba a ser un trofeo, y así fué, solamente era la mujer estrella del hombre perfecto para ser presumida sin molestia alguna hacia la sociedad.

— Sonreír y saludar. — le dijo Zeke al oído tomando fuerte del hombro a Hange. — En ningún momento te vas a quitar los lentes, ¿Entiendes? Tienes que servir de algo, Hange.

¿Cuánto había pasado de su encierro y cirujía? Alrededor de meses, casi para final del año, solo por cuatro meses. Su tía obviamente exigía verle y sin embargo ni llamadas le otorgaban hasta que mando a la policía a casa de Zeke Jaeger. No obstante, no encontraron nada sospechoso, claro, ¿No sirven de algo? Pues al parecer al decir que solo vieron a su sobrina llorar era por el medicamento que estaba tomando.

Una adicta, ¿Por qué seguía con Zeke? Tal vez había perdido algo en él y quería ser capaz de encontrarlo bajo las mismas emociones que ensartó cuál lanza llena de veneno a su corazón.

— entiendo. — dijo Hange nerviosa por como le estaba tomando. — Solo sonreír y...

Un golpe en los labios le cayó. Era de su esposo.

Casi tenía veintiocho, estaba a cuatro días de cumplirlos. Pobre mujer vacía, no sirve para nada.

☕︎

A casi una semana y media de su cumpleaños estaba Moblit trayendo de la escuela a la casa su hijo quien venía contando todo lo que hicieron en la escuela, desde como casi lo castigan por ser mejor que sus profesores hasta cuándo Touji lo defendió contra unos brabucones. Si era sincero, era la mejor vida que él podría tener, más que nada por qué era feliz después de tanto tiempo.

Su hijo desde que llegó fue una señal de superarse a sí mismo, de ser quien es e inclusive tener una buena carrera sabatina para ser mejor persona.

Aunque claro, terminó por dejarla después de ver qué tenía que pagar la escuela de Kensuke y no la de él, no tiene problema, según Moblit tendría tiempo para estudiar después; ya que su hijo podría aprovechar los estudios de mejor manera.

Desde esos meses, no volvió a toparse con la familia Bernhart, solamente dedico su tiempo a trabajar como lo llevaba haciendo desde hace tiempo y cuidar de su hijo.

— […] entonces, yo le dije a la profesora que estaba mal su explicación sobre la evolución, yo le comenté de la forma más amable posible sobre cómo es que estaba mal y me quito seis décimas. — las palabras, esa conversación era única para que siguiera atento a todo. — pero luego — Kensuke dió un voz notoria de emoción. — por mis palabras tan sabias el orientador me dió la razón a mi en vez a esa maestra.

Detrás de un volante. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora