Eran las diez veinte, después de salir de su hogar no había tenido demaciadas suerte consiguiendo pasaje para llevar, pero mínimo pudo sacar para la gasolina y de ahí para la despensa que haría el día sábado con su hijo. Ósea, mañana.
Con cansancio en los ojos, pensaba que hacer una parada a un Oxxo sería lo las adecuado, tal vez hacerse una sopa instantánea para cenar y llevar algo para que el día después su hijo se lo pudiera comer sería lo más adecuado. No tenía la cabeza plantada en la tierra así que entre bostezos de metió a una calle para ir a lo que se había propuesto.
Rápido sabía que estaba en la calle del parque, así que tendría bastante cuidado por que había personas locas que podrían querer quitarle las tapas de las llantas para revenderlas.
Siguió mirando por todos lados hasta que alguien se aventó a menos de treinta centímetros del auto, por suerte iba lento y pudo frenar a tiempo antes de sentir el cuerpo chocando contra las llantas.
Ahora que le pasaba eso, prefería recomprar sus tapas de las llantas que casi ser cómplice de un suicidio. Bajo rápidamente del auto mirando que era una persona alta y delgada, tenia el cabello largo castaño lo cual al verla quejarse le hizo soltar un suspiro de alivio.
—¿Por qué te detienes? — Grito el chico con molestia, llamando la atención de Berner. — ¿Que te hice yo que no me deseas matar? — levanto su cuerpo con molestia notando que era solo seis centímetros más bajo, arremetió contra el conductor con molestia.
Berner le contuvo el forcejeó con la fuerza suficiente hasta que seso el contrarió rompiendo en llanto. Por impulso el extraño le abrazo sin intención de romper el abrazo en un largo rato, ahí tenía que poner distancia sin embargo no lo logro de inmediato.
— ¿Ya estás más calmado? — pregunto tranquilo esperando despegarse por incomodidad, el joven desconocido terminó por desplomarse en los brazos del pelirrojo, cosa que lo alertó demaciado puesto que hace momentos se veía agitado, ahí tuvo que actuar como el médico sin título que era y revisar con intuición su estado.
Rápido reviso su pulso, estaba marcado a lo normal y abrió un poco la camisa que tenía puesta para ayudarle a respirar, solamente era un desmayo provocado por medicación exceciva.
¿Cómo había llegado a esa conclusión? Él era el médico. Aunque fuera taxista el seguía estudiando y fijando casos demaciados fuertes en su vida de carretera. — No estás tan mal, pero te tengo que llevar al hospital.
Levanto el cuerpo con cuidado hasta el auto, abrió con pura suerte sin caerse en el proceso colocando el cuerpo en una posición decente. Más en lo que estaba en sus brazos. Iba a seguir cuando recibió una llamada en el celular, era su hijo y era mas que obvio que contestaría.
"Papi, ¿Ya vienes? Ya es muy tarde". Pregunto el menor, atraves de la bocina su voz sonaba asustado y eso no era buena señal, probablemente eran de nuevo esos borrachos que juagaban fuera de su portón.
— Si mi amor, ya voy a casa. — le dijo para que estuviera más tranquilo mirando a esa persona dormida en su taxi.— Prepara las sábanas y una almohada, vamos a tener un invitado.
"¿Otra vez otra mujer que se escapa de su casa? Papá, no me gustan. Una de esas te agarro las nal ---"
— Es un hombre, hijo. No es una mujer, ¿Si? Por favor haz lo que te digo. — le pido de favor mientras trataba de aguantar su bochorno que le hizo recordar eso, tanta pena tuvo que jadeo a un lado del teléfono. Ya había olvidado esa ocasión.
"Está bien, papi." Ya estaba más tranquilo, cosa que también tranquiizaba al menor. Bueno, ahora tendría que llevarlo a su casa y no poder dejarlo al hospital que estaba hasta el otro punto de dónde se encontraba. "Pero papá, ¿Dijiste un hombre?"
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Detrás de un volante.
FanfictionHange "Zöe" Bernhart es una persona que le obligaron a ser sumisa a contra de su voluntad. Después de escapar de su esposo Zeke, aquel que le arrebató su felicidad, Zöe se dió cuenta que dió todo por él pero él no dió nada por ella. Moblit Berner...