La Desesperación De Una Nación Parte 5

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La noche era fría, habiendo las feroces ventiscas traían consigo el leve olor de la muerte; pero era mas intenso en un solo punto. Aquel punto era un vórtice sin fin de intención asesina, unas tres figuras se miraban hostilmente haciendo que el mismo aire alrededor suyo temblara.

La primera silueta llevaba una túnica completamente negra, adornada con oro y bordes violetas. El cráneo desprovisto de piel y carne mostraba las cuencas oculares que estaban provistas de dos puntos rojos de los que se emanaban unas llamas escarlatas que ardían con intensidad. El, –Ains Ooal Gown– era un Lich Anciano del más alto nivel o para ser más precisos un Overlord, seres que dominaban la muerte y hacían temblar a los más excelsos Héroes así como a los Dragones Iracundos provenientes de los cantos de bardos.

La segunda silueta le pertenecía a uno de los ya mencionados Dragones; Imponentes, Elegantes, Máquinas de destrucción masiva, así como seres pertenecientes al primer eslabón de la cadena alimentaria. El coloso era como una mancha en el cielo nocturno, su apariencia salida de los mitos más recónditos del mundo era acorde con la reputación de los Dragones. Sus fauces portaban un millar de espadas curvas que fungían como su dentadura ya que portaba unas garras capaces de cortar el metal más duro descubierto por los humanos. Sus ojos escarlatas rebosaron hostilidad y frialdad hacia la tercera silueta que había aparecido repentinamente.

Esta última tenía la apariencia de una humana con heterocromia, esto se resaltaba en su cabellera que por un lado está cubierta con un negro intenso mientras que, por el otro lo tenía de un color plateado como la nieve de las montañas Arzelisia. El par de ojos no era la excepción a esta combinación de colores, el lado derecho lo tenía de un negro azabache mientras que el lado izquierdo era portador de uno blanco platino.

Su apariencia infantil no coincide con el poder que ostentaba este ser. Esas manos tan frágiles como las de una princesa sostenían una guadaña de guerra que a simple vista era descomunalmente pesada. Aquel cuerpo pequeño que debería estar portando algún tipo de vestido, estaba ocupado por una armadura de color negro azabache con bordados dorados, así como algunas púas que sobresalían de las hombreras además de ello se podía notar que en el pecho estaba el grabado de una insignia de lo que parecía ser un país. La insignia no pertenecía a una organización o país conocido, ni siquiera Ains pudo saber el origen de este grabado.

Ella pertenecía a una raza humanoide; sin embargo, dio la impresión de que se tratara de algún tipo de Demonio salido del noveno círculo del infierno. Su sonrisa estaba dibujada de oreja a oreja de una manera morbosa, podría decirse incluso que era repugnante casi parecida a la de los demonios; La intención asesina que descubrió era palpable, provocando que el espacio entre Ains y Zesshi temblara de una manera caótica. Y aunque fuera solo una ilusión, estar cerca de ella haría que cualquier persona temblara sin cesar, después de todo, "eso" era un vórtice de Almas que parecían estar chillando; alguien que hubiera llegado a su punto más álgido de locura seguramente estaría viendo como un sinfín de almas le pedían ayuda.

"...Antes de empezar nuestra pelea, quiero preguntarte unas cosas..."

Esas palabras se sintieron como una molestia, pero de todas maneras iba a matarlo así que no había prisa en esperar un rato más.

"Adelant..."

Dijo con voz aburrida mientras bajaba su guadaña de guerra.

"…Tengo entendido que eres una descendiente de los Seis Grandes Dioses ,los cuales alguna vez dejaron descendencia entre los humanos…sin embargo, eres una semi-elfa con esos rasgos tan característicos…"

Hablo con voz helada mientras visualizaba la parte superior de su cabeza, para ser más precisos a sus orejas largas.

Y en consecuencia, la ira de Zesshi aumento con cada palabra que seguía pronunciando el Rey Hechicero Ains Ooal Gown.

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