Las luchas se vieron por doquier al este, norte y oeste de las puertas encarnizadas batallas se vislumbraban; el choque de las espadas retumbaba sin parar, el tintineo de las armaduras y el sonido de la carne siendo cortada se oían cada vez menos. Los gritos empezaban a cesar y en su lugar dejaba tras de sí plegarias, suplicas y rezos a todos los dioses que podrían recordar a los hombres.
Los hombres que resguardaron tras los muros… los pocos que quedaron y aun con todas las bajas que tenían y aun con toda la posibilidad de perder se arraigaban a la inexistente victoria.
- ¡FUEGO!
Al grito del soldado, otra catapulta cargada con una roca ardiente salía disparada hacia el avance de los semihumanos por el prado.
- ¡FUEGO!
Le siguió otra voz a la lejanía - ¡FUEGO! ¡FUEGO! – Grito otras voces sin cesar y cada una de esas voces generaban dos rocas ardientes más.
- ¡VAMOS! ¡FUEGO, FUEGO, FUEGO! – Vocifero un hombre con sangre en el cuerpo al igual que su mandoble, a su lado entraban otros cientos más … heridos o muertos entraban hacia las puertas interiores de la fortaleza.
Los heridos tenían la respiración congestionada, las espadas bebían sangre y sus armaduras apestaban a muerte.
- ¡FLECHAS! – Grito un hombre en lo alto de las murallas, a su costado una inmensa de hombres congregados disparando flechas sin cesar.
- ¡MAS FLECHAS! – Le grito otro hombre a varios soldados que llegaron con flechas y se iban para traer más aún.
La cantidad de semihumanos que se vieron era tan vasta que llegaban hasta donde llegaba la vista.
- ¡Los estamos repeliendo! ¡Sigan disparando! – Dijo el comandante a cargo viendo como los semihumanos restantes se escondían tras los muros de hielo formados a lo largo del prado.
- ¡OTRA OLEADA! – Vocifero y más de un millar de flechas oscurecieron el cielo, y tras esa otra y otra y otra…sin cesar, sin cuartel, sin respiro… traje bañando el cielo con oscuridad.
- ¡Seguid así! – El grito sonó con un atisbo de esperanza tras ver como disminuyó su cantidad a medida que pasó el tiempo.
Tras el ocaso, se mostró sonreír y sus hombres parecían querer hacer lo mismo.
El suelo bajo sus pies empezó a vibrar, casi pareció escuchar que el suelo empezaba a sonar a un tambor… era un sonido sin igual, era como si la tierra misma se empezara a partir en cien mil pedazos.
Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh , empezó a sonar un retumbar dos veces rápido y breve, y un último prolongado y profundo.
¿Era el sonido de un cuerno? No sabría poder decirlo, pero sonaba más como el gruñido de una bestia, de algo gigantesco, de decenas de millas.
Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh …Se volvió a escuchar de la misma manera
Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh … Sonó una y otra voz retumbante al igual que el eco de una habitación desolada.
- …No puede estar pasando… - No pudo seguir conteniendo sus pensamientos.
La luz se fue, pero ahí estaban se vieron unos cuantos primero, luego cien, luego mil, luego diez mil, las patas de millares y millares de centauros con armaduras negras y hachas enormes elevando en alto aumentaron a retumbar por todo el prado.
- ¡FUEGO! – Grito un hombre al mismo tiempo que vio como se acercaba una marea de destrucción.
- ¡FLECHAS! ¡FLECHAS! ¡FLECHAS! ¡FLECHAS! – Grito con desesperación el comandante.
ESTÁS LEYENDO
La Alianza De Naciones
FanfictionTras los eventos ocurridos en el Reino Santo del Roble, donde Jaldaboath y el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown lucharon una batalla a muerte, en donde el Rey Hechicero salió victorioso llevándose la gratitud y la adoración del Reino Santo del Norte. Mu...