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Raúl se quedó impactado tras escuchar la noticia. Él no quería un profesor particular, es más, no lo necesitaba puesto que cuando Raúl se esforzaba, podía llegar a sacar buenas notas. Tampoco le hacía gracia el mero hecho de que su madre se gastase dinero en clases que realmente no le hacían falta. Los Álvarez no eran una familia pobre, pero tampoco rica. Es cierto que con la muerte de su padre, cambió su situación económica, pero se podían permitir una casa en condiciones y que Raúl asistiera a uno de los mejores colegios de la zona. Su casa estaba compuesta de dos pisos. Era moderna y a la vez muy familiar. En el piso de arriba estaban las habitaciones, y en el de abajo, la cocina, 2 baños y el salón principal. La habitación de Raúl siempre era envidiada por los chicos que iban a su casa. Era amplia y tenía de todo. Un escritorio con un PC, una cama grande, un armario muy espacioso y no podía faltar una mini canasta con su respectiva pelota de baloncesto. Se podría decir que era la habitación ideal para muchos chicos aunque Raúl siempre decía que era humilde.

Volviendo al presente, Raúl tardó un rato en procesar la información. Su madre le explicó que sería su profesor un chico de su edad, alto y muy listo. Incluso mencionó que asistía al mismo colegio que él. Al principio, a Raúl le pareció mala idea que sea un chico. No tenía ninguno tipo de machismo pero es cierto que prefería una chica ya que por las buenas, podría ligar un poco con ella y tal vez, acabar siendo algo. Auron era hetero, de momento. Si es que cierto, que no se cierra a la posibilidad de salir con un chico, pero prefiere estar con alguien del género opuesto.

- Venga hijo, di algo- replicó su madre despejándolo de sus sentimientos.

- ¿ Que quiere que te diga mamá? Me parece una pérdida de dinero - se cruzó de brazos.

- Tampoco cobrará mucho, él ya me dijo que no le importa mucho el dinero. Además si no te acaba gustando, te llevaré a una academia. Sólo dale una oportunidad y a la mínima que no te guste, me lo dices ¿si?- extendió su madre la mano.

- Esta bien- cogió con fuerza la mano de su madre.

Así estuvieron durante varios segundos, hasta que Raúl se acordó que tenía que ir al gimnasio. Él era uno de los mejores jugadores del equipo de futbol americano del colegio, es por eso que tenía que estar en forma. Casi todas las chicas estaban coladas por él debido a su actitud de rebelde y a su gran físico. Por otro lado, la mayor parte de los chicos le tenían envidia.

- Mamá tengo que irme al gimnasio, volveré tarde, no me esperes para cenar juntos.

- Vale cariño, pásatelo bien- gritaba su madre desde la cocina esbozando una sonrisa.

Se preparó la mochila , metiendo en ella ropa de cambio, toallas y una botella de agua. Salió de su casa en bicicleta y se puso música para despejarse un rato. Cuando llegó al gimnasio, lo primero que hizo fue unos ejercicios de brazos , y más tarde , comenzó con los de abdomen. Estuvo allí durante horas hasta que se le hizo tarde y decidió marcharse, no sin antes observarse su cuerpo realmente trabajado. Le daba rabia ser bueno en el deporte y no en los estudios, que es lo que de verdad importa.

 Le daba rabia ser bueno en el deporte y no en los estudios, que es lo que de verdad importa

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Eran casi las 12 pm , y él volvía del gym. Se apresuró puesto que mañana tenía clase y no quería acostarse tarde. Sus pensamientos se encontraban en su futuro profesor particular. No mentía diciendo que estaba un poco nervioso al recibir a aquel chico, y más si es de su misma escuela. Llegó a casa y no cenó ya que de tanto pensar en ello, se le quitaron las ganas de comer. Se acostó y se puso la alarma para ir a clase.

Al día siguiente, se levantó antes de la hora habitual para así poder ducharse. No tardó más de 30 min. Cuando salió, se puso una toalla que rodeaba toda su cintura y se dirigió al espejo del baño con el fin de hacerse un par de fotos para colgarlas en sus redes sociales.

Publicó una donde apenas se le veía la cara, pero sí su gran y marcado cuerpo. No tardó en ser contestado por alguna chica diciendo de quedar un día ellos dos. A Raúl le gustaba tener admiradoras pero él sabia que le querían por su cuerpo o por su popularidad. Por eso, el buscaba algo más allá. Él buscaba alguien en quien poder confiar y que no lo busque solo por su fama o cuerpo.

Minutos más tarde, se arregló y bajó hasta la cocina. Le pareció raro no escuchar ninguna clase de ruido y dedujo que no estaría su madre. Se fue hacia la nevera dispuesto a coger la leche cuando vio una nota escrita por su madre. Al leerla, se quedó paralizado. No le podía estar pasando eso. No ahora.

¥ MI COMPAÑERO DE ESTUDIO ¥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora