Skylar toda su vida a tomado decisiones de manera apresurada sin pensar en ningún tipo de consecuencias, cuando toma la decisión de irse vivir a Seúl, Corea del Sur. Jamás pensó que iba a quedar embarazada de un completo idiota y mucho menos que se...
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Siempre tome decisiones precipitadas y a raíz de ello, siempre obtenía las mismas consecuencias, un buen ejemplo es haber dejado mi país y mi familia para irme a vivir a Seúl, Corea del Sur, para cumplir mi sueño de ser bailarina profesional, lo cual resulto bastante bien, ya que, una importante empresa de entretenimiento llamada JYP Entertaiment me contrato como bailarina de apoyo de los solistas y grupos de Idols, aunque claro no todo es de color rosa, ya que, eso detono otra decisión precipitada, que fue empezar una relación que no resulto nada de bien con el modelo y traineer para ser actor Sa Hye- Jun el cual resultó ser un completo imbécil pero esa no es la consecuencia de esa decisión, claro que no lo era, la verdadera consecuencia se encontraba en mis manos.
Solo a mi Skylar Morris se me ocurre la brillante idea de realizar una prueba de embarazo a unos 30 minutos de una presentación importante de un grupo que amaba pero que no había tenido la oportunidad de conocer en persona, debido a que los bailarines de apoyo no ensayamos con el grupo por al corto tiempo en que se preparó la presentación, bailar en el mismo escenario que Stray Kids era un sueño hecho realidad, pero aquí me encontraba encerrada en un cubículo con un test de embarazo que marcaba dos malditas líneas dejando en claro cuál era mi estado actual, decidí aguantar mi frustración y tristeza para luego de la presentación, envolví aquel objeto con papel higiénico para luego botarlo al basurero, salí del cubículo para luego lavarme las manos, quería lavarme la cara pero tenía maquillaje puesto, el cual consistía en una brillante sombra de ojos rosa y delineador rojo con brillos que combinaba con la bandana que estaba atada a mi cuello
- Esto es una maldita pesadilla – hablaba conmigo misma mientras me secaba un poco las manos – Esto no puede estar pasándome – decidí salir del baño para ir a la sala de descanso en donde se encontraban todos los bailarines
- ¡Dios! – Sentí que golpeé algo al abrir la puerta, pero más bien era un alguien, en cuanto dirigí mi mirada al piso, mi cerebro no tardo en reconocer de quien se trataba, reconocí su cabellera rubia perfectamente peinada hacia atrás y aquel vestuario negro brillante, no tarde en reaccionar para ayudarlo ya que había sido yo la culpable
- Perdóname, déjame ayudarte – le tendí la mano, la cual el chico la recibió con una sonrisa amable gesto que de alguna manera logro calmarme – Perdóname, no te vi
- Tranquila, no paso nada – hablo de una manera amable mientras se limpiaba los restos de polvo – Estoy bien
- Perdón – volví a disculparme, me sentía avergonzada de haberlo tirado al piso, el me miro regalándome una amable sonrisa – No me había dado cuenta de que la puerta abría hacia afuera
- Hey – me llamo mi mirada estaba fija en el suelo avergonzada – Tranquila, no paso nada estoy en perfectas condiciones ¿ves? – se dio una vuelta a lo que solté una pequeña risa – La que no se bien aquí eres tú, estas pálida, aunque no se si es por el maquillaje ¿estas bien?
- ¿Qué? ¿Yo? – sentía como si el supiera lo que realmente me sucedía lo cual era imposible, inevitablemente me puse nerviosa, no quería que nadie lo supiera, pero yo era una pésima mentirosa – Yo estoy bien, debe ser el maquillaje, si el maquillaje debe ser
