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La tarde había caído y la noche comenzó a hacerse presente en San Francisco, un día más agotador de trabajo para la mujer.

Regresaba del trabajo en su auto con dos bolsas con comida china, planeaba pasar al departamento de Brock y ver cómo se encontraba, además quería despejarse esa noche.

Tan pronto llego estacionó su auto frente al edificio y comenzó a subir escaleras con las bolsas de comida en sus manos, desde abajo se escuchaba el sonido aumentado de una guitarra.

Al estar en el piso correcto se recargó en una pared para descansar, estaba cansada aunque sean pocos pisos los que había subido, miró a su amigo tocar con fuerza la puerta de enfrente.

— Oye, ¿puedes bajarle a tú música por favor? Es que no me estoy sintiendo muy bien —pidió un poco desesperado Eddie.

Sinceramente se veía peor que el día de ayer, parecía que le molestaba mucho el ruido de la guitarra, eso lo pensó Emily al ver su actitud.

Se acercó al hombre con una media sonrisa, viendo cómo el regresaba a su departamento con una actitud impaciente.

— Hey Eddie, ¿te sientes mejor? —tocó el hombro de el hombre tomándolo por sorpresa.

— Emily, hola te seré muy sincero esto es un infierno —suspiro— tengo una fiebre infernal, sudo como si acabara de correr cuatro calles, escuchó una voz, como comida echada a perder y siento como si me fuera de desmayar.

Para este momento ya se encontraban dentro del departamento, la muchacha se sentó en una de las sillas que tenía en su cocina mientras el caminaba de un lado a otro.

— Espera, ¿eso es comida China? —miró las bolsas.

— Si, adelante —señaló las bolsas blancas sobre la mesa.

Ella siguió con la mirada al hombre desesperado que tomó la bolsa blanca abriéndola con desespero, rompió el plato desechable donde venía la comida y comenzó a comer de la bolsa.

El hombre pareció recuperar la razón y solto la bolsa alejándola de él, miró con vergüenza a la chica viendo cómo ella lo veía de una manera extraña.

— Lo lamento, no puedo controlar mi cuerpo y todo esto es frustrante.

EMILY KENT

Me sentía mal por Eddie, las cosas no le han salido bien y ahora se está muriendo en un departamento que huele a baño público de un concierto, espantoso.

El sonido del horno llamo nuestra atención y la gran nube de humo, Eddie al ver el humo corrió a sacar lo que sea que era esa cosa que supongo y era comida congelada.

—¿Que era eso? —pregunte viendo cómo corría a dejar la charola.

Eso era mi cena, pero llegaste con un angelito en esa bolsa.

—Dramático —susurre.

Estaba por reclamarme pero hizo una cara extraña y al instante tocaron la puerta, ambos nos miramos extrañados.

—¿Esperabas a alguien? —pregunte.

—No te esperaba ni a ti, además ni amigos tengo —hizo una mueca de confusión y se acercó a la puerta.

Primero se fijó por la mirilla y luego abrió la puerta despacio.

—No hay nadie —susurro.

-𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑- 𝙀𝙙𝙙𝙞𝙚 𝘽𝙧𝙤𝙘𝙠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora