Luna nueva 2

1 0 0
                                    

En su defensa la poción olía maravillosamente, y su hermano nunca haría nada mortal para nadie, o  eso le gustaba creer, mientras dejaba de ver momentáneamente o lo hacía borroso, le dolía todo el cuerpo y su cabeza daba vueltas, empezaba a dudar eso. 

Si volvía a tomar algo sin permiso de su hermano, se encargaría de saber lo que hacía, preferiblemente comprobándolo en sus  compañeros en una muy inocente broma. 

Cuando volvió en si misma tenía la sensación de que el suelo se movía sin su permiso. Quizá su hermano no quería matar a nadie, pero si les iba a dar un viaje tan malo tenía que merecer la pena, y todo a su alrededor parecía igual, ni siquiera estaba en la enfermería, seguía en el aula de pociones, seguía oliendo a humedad y el mismo número de calderos las rodeaban. 

Lo único diferente, era el sonido de su alrededor, donde antes había el típico silencio de media tarde, ahora se escuchaba el murmullo de una multitud de alumnos.

El primer instinto de una bromista capacitada después de hacer algo que no tenía que haber hecho era esconderse para evitar estar en la escena del crimen, y el instinto es el instinto. Claro que esas cuatro brujas compartían una única neurona, y solo había un armario, no precisamente el espacio  adecuado para cuatro adolescentes, no para estar cómodamente al menos.

-Dian o te mueves tú o te muevo yo.

-No puedo moverme, aplastare a Lily.

-¿Os queréis callar? Que nos van a pillar.

-Alguna de vosotras me esta clavando el codo. 

-Yo creo que me estoy clavando garra de dragón.

-Esto apesta a Doxxies.

-Yo solo huelo a pies de Gnomo

-Estoy demasiado cerca de los colmillos de serpientes. 

Lily y su mente confusa no era capaz de distinguir quien de ellas estaba hablando, ni siquiera sabía si ella misma había dicho algo, lo que si sabía es que la puerta del aula de pociones se había abierto y que los alumnos que antes hablaban fuera entrasen entre susurros, y que con eso, ellas se habían callado. 

El silencio en un espacio tan pequeño era muy agradecido y poco a poco la mente de la más joven  del grupo  volvía recuperarse, por lo tanto ahora sabía que el dolor corporal no era de la poción si no la que había dicho y a quien se le estaba clavando la garra de dragón era a ella, qye esa herida iba a tardar en curar. 

Su mente también distinguía que el armario tenía aberturas por las que se podía mirar y así al menos esbozar de la clase que tenía delante, bueno, delante por decir algo. Los estudiantes eran un poco más altos que ellas, menos tal vez que Diane o Yules, en las mesas había diferentes ingredientes, de los cuales algunos parecían ser descatalogados como validos. Por experiencia de sus hermanos mayores y por pura deducción, entendía que eran un curso mayor. 

Preguntaría a Yules que conocía todos y cada uno de los horarios, pero no lo podía hacer por que si no serían atrapadas, y por que si iba a averiguar algo era como estaban sus amigas. 

Alice era la que más les preocupaba, cuando no era más que una niña se había escondido en un armario, con tan mala suerte que un boggart ya se había mudado a ese preciso armario. Una experiencia terrible de la cual no se hablaba. La segunda más preocupante era Diane, su licantropía hacía que los sentidos aumentaran, y a Lily ya le estaba costando respirar con la mezcla de doxxies y pies de gnomo y  hablando de problemas respiratorios, Yules era asmática otro problema de alta prioridad. 

Y si una clase fuera de un armario que olía mal, sin espacio para  nada, ya era eterna y aburrida, una dentro de dicho armario era un maldito infierno. 

Quizá era el cansancio, pero la voz de Slughornt sonaba diferente.

Lily no era la única que pensaba que era su último día  en Hogwarts. 

August pensaba que Albus lo iba a matar, y para ser sinceros el único Slytherin de los Potter estaba teniendo muchos planes para asesinarlo. 

Si el pelirrojo no hubiera insistido en acompañarlo, hubiera llegado a tiempo para evitar que su hermana y su grupito de Gryffindors  sin ningún tipo de autopreservación, bebieran la poción.

Al principio había esperado pacientemente a que volvieran por donde sea que se hubieran ido, pero su paciencia tenia un limite y la presencia de Not no ayuda en lo más mínimo. 

-¿Por qué no usas tus ya sabes, apuntes?

-¿Que qué? ¿Qué pongo Not? Apunte trescientos cuarenta y dos, la estúpida de mi hermana y sus amigas que son igual de intelectualmente deficientes han tomado mi  poción, desaparecido ante mis ojos, si no aparecen en cinco minutos soy niño muerto y enterrado. ¿Pongo eso Not? ¿Eso es lo que quieres que ponga? Dios mío August podría haber enviado a mi hermana a un vacío cuántico, a una creación y destrucción continua de células a una desaparición mágica irrevertible y eterna. 

Not, un empático, se dio cuenta de que tal vez no había dicho las palabras correctas para expresar su idea principal. 

-Lo que quiero decir, mi querido Albus,  es que mires en tus apuntes, has apuntado cada posibilidad que puede ocurrir. Miramos cada uno de ellos y vayamos descartando opciones. 

- Perdona, he oído una primera persona del plural ahí.

-Bueno, te admito que quizá fui un pooooco pesado y puede que te haya retrasado al llegar aquí, así que como soy todo un caballero , voy a ayudarte. - August Not iba a  continuar hablando pero Albus le interrumpió

-Esta bien,  voy a cortarte justo ahí por que cuando me vuelvas a pedir salir una sola vez más te lanzo un moco murciélago. Voy ha aceptar tu ayuda por que no queda otra opción. 

En señal de rendimiento el otro Slytherin levanta las manos, aunque su sonrisa le dice a Albus que esta muy lejos de que deje de pedirle salir todos los días  y ni siquiera estan empezando a trabajar cuando ya se esta arrepintiendo. 




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 28, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

el ciclo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora