❝𝗢𝗟𝗔𝗦 𝗖𝗛𝗢𝗖𝗔𝗡𝗧𝗘𝗦❞ 🌀╎𝑺𝒍𝒂𝒅𝒆𝒃𝒓𝒖╎🌀

𝗖𝗮𝗽.┊001❞ˎˊ-

Hay un gran tirón de las cuerdas y entonces Bruce es arrastrado fuera del agua y depositado bruscamente en la dura cubierta de madera de un pequeño barco pesquero. Se retuerce y su poderosa cola se revuelve contra la red que lo ata, sin éxito.

Está atrapado. Bruce ha escuchado las historias de sirenas atrapados por los humanos. Son historias de terror para contar a los cachorros, advertencias para que se mantengan alejados de las costas y los barcos.

Unas pesadas botas golpean la cubierta del barco cuando se acercan a la red que se retuerce. Bruce sisea, mostrando unos dientes afilados y puntiagudos mientras hincha las aletas del cuello. Un hombre se agacha en la visión de Bruce. Tiene el pelo gris y desgreñado, con barba a juego, y mira a su presa con un solo ojo azul; el otro está oculto bajo un parche de cuero.

Bruce se aferra a la red con sus dentadas garras, desesperado por abrirla y rebanar la garganta del hombre, pero lo que sea que esté hecho no se rompe fácilmente. El hombre estira la mano, pasando un dedo por la punta de la aleta caudal de Bruce.

Bruce vuelve a sisear, moviendo la cola tanto como pudo en sus confinamientos para quitarse de encima al hombre.

El pescador se ríe, tirando su mano hacia atrás antes de que el borde afilado de la cola pueda azotarlo — Eres un luchador, ¿verdad?

Bruce intenta hablar, usar algunas palabras muy selectas sobre lo que piensa sobre la situación, pero sale más como un gruñido porque sus cuerdas vocales bajo el agua no funcionan correctamente. Se lanza, con la intención de tratar de morder al humano, pero la red lo detiene en seco y solo logra inclinarse hacia adelante y aterrizar sobre su rostro.

— Tranquilo, Tigre. Podrías hacerte daño — Un peso sobre su espalda y sus brazos lo inmovilizan mientras intenta rodar hacia atrás y destripar al hombre con sus garras. El hombre aprieta las piernas alrededor de su cola, impidiendo que se agite y los haga perder el equilibrio a ambos.

— ¿Slade? — viene una pequeña voz.

Bruce gira la cabeza a tiempo para ver a un chico delgado que parece inseguro cerca de la proa del barco.

El pescador aprovecha la distracción para empujar bruscamente la cabeza de Bruce contra los húmedos tablones de madera de la cubierta y mantenerlo allí con un fuerte puño en el pelo — ¡Rápido, chico! Deja de mirar y tráeme una cuerda para atar a esta bestia.

El cubo cae al suelo con un fuerte golpe mientras el chico se apresura a cumplir la orden. Momentos después, los brazos de Bruce son jalados por la espalda mientras el hombre mete la mano por los pequeños agujeros de la red para atarlos.

Trata de luchar, de recuperar alguna apariencia de control, pero un nuevo par de manos más pequeñas se une a las de Slade para mantenerlo en el suelo. Una vez que sus manos están aseguradas, la red se desata para que el hombre pueda terminar de atar la aleta de su cola a las ataduras alrededor de sus muñecas, pasando un largo tramo de cuerda hasta ella. Es lo suficientemente larga como para que Bruce no pueda enderezarse por completo, pero lo más importante es que no pueda usar su poderosa cola como arma.