"Caída oscura" - Colombia & Nordicos (cancelada)

2. Venganza de dos.

—Nos vamos a divertir mucho, su majestad—

°°°°°

El sueco se acercó, aún sin borrar la sádica sonrisa de su rostro, acercandose al cuerpo acostado en aquel colchón tirado en el suelo.

—Tsk... aléjate de mí—

  —Tú ya no me da órdenes, rata.—

Cuando por fin la distancia no existía entre ellos, procedió a rasgarle la camisa con violencia, la única prenda que cubría su desnudo cuerpo. Con brusquedad lo acorraló contra el colchón boca abajo, aprisionando su cabeza contra el colchón mal cuidado, obligandole a levantar su culo y sujetar sus muñecas por detrás de su espalda. Sin esperar mucho y sin preparar en absoluto, se abrió paso en el interior del tricolor, haciéndolo gritar de dolor. Aunque ya se hubiera a acostumbrado, puesto que Suecia siempre era el más brusco de los nórdicos, aún así no estaba preparado.

Entonces embistió y embistió, siendo más brusco de lo normal, siendo brusco en cada uno de sus movimientos.

—Así te gusta. ¿No es así, puta?—

—¡AaaaAaaHGG!... SUECIA!... maldición!...ugh...uhhh~—

Y aunque su mente fuera un lío, por culpa de la confusa situación en la que se encontraba. Todavía seguía en la etapa de negación, ¿cómo pudo perder sus poderes así de la nada?, eso no era normal, y para nada beneficioso, puesto que trajo consigo las consecuencias que pensó jamás experimentaría. Pensó que si iba a ser el malo, lo haría a la perfección y no tendría un precio que pagar...estaba cegado por la ambición, nada lo detendría...por eso terminó deteniendose por su propia cuenta...o al menos es la única explicación que tenía, la única que no quería aceptar; la probabilidades eran infinitas, pudo ser algún hechizo de Finlandia o algún embrujo/maldición de algún chamán o bruja de su pueblo que deseaba venganza.

Sea lo que fuera, ahora mismo estaba pagando su karma, y pronto conocería hasta dónde pueden llegar los Nórdicos.

Suecia, conocido como el guerrero más sádico de los hermanos, por su fuerza bruta y su sed de sangre incontrolable. Nadie se atrevía a dirigirle la palabra y solo le miraban con miedo en la lejanía, nadie se le iba acercar a semejante mastodonte que caminaba al lado del malvado rey.

—¡Suecia!,...¡Ahg...!...¡Ve más despacio, idiota!—

—¡TÚ NO ME DICES QUÉ HACER!—

Le gritó, hundiendose por completo en su interior seguido de una abundante descarga de semen.

Colombia aún no podía terminar de asimilar la cogida que le acababa de dar, y ésto no terminaba aquí.

Lo agarró de nuevo de los cabellos con fuerza, estampandolo contra la pared, sujetando sus brazos por encima de la cabeza del rubio con unas cadenas mágicas invocadas por él. Cabe destacar que su arma preferida en batalla era la bola con pinchos que se manejaba con las cadenas, matando a larga distancia a sus oponentes.

Sujetó sus caderas sin delicadeza, dejando marcados sus dedos en la tersa piel rojiza, volviendo a adentrarse en el tricolor de manera dolorosa, aunque placentera.

No le importaba cuánta violencia tuviera que aplicar, solo quería su venganza. Su venganza por haber sido tan ciego, su venganza por haberlo enamorado, su venganza por haberlo utilizado.

Y es que él siempre fue de esos guerreros que no tenían problema en acatar las órdenes de su rey por más macabras que fueran. Y no solo lo hacía porque era su trabajo, ni porque lo disfrutara, sino, porque estaba enamorado de colombia...estaba enamorado de su rey, así como todos sus hermanos, cayeron en las redes engañosas del amor sin fronteras.