DOPPEL ❀ Minchan/banghyunho [✓]

17

¿Estás cansado?

¿Estás harto?

El mundo es difícil, ¿Cierto?

Mátate. Mátate.

¿Por qué te sigues esforzando?

Nunca vas a salir de este infierno.

Siempre hiciste lo mejor.

Aún así terminaste aquí.

Mátate. Mata a todos.

¡Minho!

El castaño abrió sus ojos de golpe antes de cerrarlos con fuerza ante la sensación de ardor que llegó a ellos, por inercia se levantó hasta acabar sentado mientras llevaba sus manos hasta sus ojos, sobando sobre los párpados en un intento de calmar la sensación hasta que poco a poco consiguió que disminuyera. Aunque no pasó del todo, fue lo suficiente para que intentara abrirlos de nuevo con cuidado, siendo capaz de verse en una habitación grisácea, descansaba sobre una cama vieja, sus piernas cubiertas por una sucia manta blanca que ya era más oscura que clara. Pudo ver algo en su brazo, tenía conectado algo que reconoció como uno de los sueros que Felix conectaba a la gente más débil. Entonces se relajó. Giró un poco su rostro intentando encontrar algo más y pronto pudo ver a Chris descansando en un sofá a un lado suyo, dormía tan tranquilo pese a la incómoda posición pero bastó para que se sintiera más calmado.

Llevó su diestra hacia su frente, ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era una explosión, oh no, una explosión. La angustia empezó a escalar por todo su cuerpo y quiso despertar al pelirrojo, sin embargo, la voz grave del médico se hizo presencia en la habitación al tiempo que ingresaba con una sonrisa en cuanto lo vió.

— Veo que despertaste, nos tenías preocupados.

— ¿Qué ocurrió?

— Con calma, Minho, tuviste un colapso, no vuelvas a estresar a tu cerebro tan pronto. Todo está bien, así que voy a revisarte y luego podemos hablar, ¿Entendido?

Minho asintió, mirando de reojo a Chris aún dormir, cosa que lo hizo sonreír mientras Felix se acercaba con un estetoscopio, el cual empezó a pasar por su espalda mientras le pedía que respire profundo antes de soltar aire con suavidad.

— Me alegra que pueda dormir —habló de pronto Minho.

— ¿Hablas de Chris? Bueno, la gente suele dormir bien cuando está sedada.

Minho volteó horrorizado en dirección al chico de cabello plateado, quien lo miró por unos segundos antes de sonreír con culpabilidad.

— ¡Felix!

— No me mires así, tú no tuviste que verlo angustiado caminando por la habitación, casi le hace un hueco al suelo. Además, no ha descansado nada desde que caíste inconsciente, míralo como un acto de bondad.

— Aún así, es extremo sedarlo por unas horas de angustia.

— Ese es el problema, Minho, no llevas horas inconsciente, llevas tres días —habló, haciendo que la expresión del castaño se relajara—. Nos diste un susto de muerte. Esta mañana empezamos a temer que no volvieras a despertar. Le dará mucho gusto a los demás saber que estás bien.

— ¿Tres días? ¿Qué pasó?

— Te dije que no te angusties por eso ahora. Te traeré algo de comer, descansa un poco, ¿Si?