Capitulo 4

71 16 2
                                    

Nuevamente es sábado así que vere a ____ de nuevo. La semana pasó algo rápido, entre tantos clientes que tuve que atender, algunos regaños de mi jefe, lo normal.

—Aidan, llegó la chica, ve yo te cubro un rato —dice Joel mi compañero de trabajo.

Joel es un chico de estatura promedio, ojos entre verdes y marrones, cabello castaño y unas cuantas pecas. 

—Gracias Joel, te debo una.

Camino hacia la dirección de _____.

—Hola _____.

—Hola Aidan —saluda la chica con una sonrisa.

—¿Puedo platicar unos minutos contigo?

—Sí, pero no estás trabajando.

—Solo serán cinco minutos, no pasa nada además un amigo me está cubriendo.

Ella asiente con la cabeza. Caminas hacia unas sillas un poco alejado de la gente.

—¿Estas enojado conmigo? si es así lo entiendo y lo siento mucho, espero y no te haya afectado.

—¿Qué? claro que no estoy enojado conmigo.

Veo como ella me da una pequeña sonrisa algo tímida, a lo que me hace sonreír a mi también.

—¿Quería saber si quiere salir mañana? cómo no trabajo, podríamos salir tal y como lo dijiste en el papelito.

—No.

—Oh claro, no te preocupes si no quieres no pasa nada —digo apenado, que vergüenza.

—Perdón, perdón si quiero ir contigo —soltó una carcajada —. Debiste ver tu cara, fue muy graciosa.

Me agrada.

Yo simplemente le puse mala cara, y ella alzó sus manos en señal de rendición.

—Te paso mi número, o tú me pasas el tuyo.

—Te paso mi número —respondió amablemente.

Anote el número de _____. Mientras pensaba como seria nuestra "cita", no la concidero como tal una cita porque solo es para conocernos.

De eso se tratan las citas, estúpido.

Ya cállate no.

—Bueno, nos vemos después, tengo que regresar a trabajar.

Tengo un impulso que me dice que regrese a besar su mejilla, sin embargo lo ignoro y solo me despido sacudiendo mi mano, a lo que ella imita mi acción.

—Al fin llegas, te tardaste mucho.

—Lo siento Joel, prometo compensarlo ¿si? —dije haciendo un puchero.

—De acuerdo, solo no hagas esa cara.

—¿Por qué? acaso es tu nueva debilidad —empujo suavemente su hombro.

—¿Qué? claro que no —niega de inmediato.

—¿Seguro? —pregunto mientras muestro mi mejor sonrisa.

—Pff obvio, no soy gay, y si lo fuera no me fijaría en ti.

—Que grosero eres, nadie se me resiste. 

—No digas estupideces.

Y así paso otro día trabajando, atendiendo clientes lo normal, y como ya terminó mi turno regresaré a casa.

—Adios —me despido, para irme a casa.

—Adios, Aidan —todos contestan al unísono.

Salgo del local. Ya es de noche así que el cielo está oscuro, la verdad de noche se ve hermoso.

El cielo es nocturno lleno de nubes con movimiento giratorio rápido, estrellas ardiendo con su propia luminosidad, y una luna creciente brillante.

Cada estrella es bonita y brillante por si sola.

Disfruto de estos pequeños momentos de la vida, y de los que el mundo tiene para darnos. A veces fijarnos en esos pequeños detalles, que para muchos pueden ser insignificantes, para mí es lo más bello.

Sigo caminando rumbo a mi casa, mientras pateó una piedra, intentando tener buena puntería y no darle a la ventana de una casa.

—Hola ¿mamá?¿papá? ya llegué —anuncio mientras entro a la casa.

—Aidan, ¿que tal te fue en el trabajo?

—Bien mamá, dentro de lo que cabe.

—¿Quieres cenar o algo hijo? —ahora pregunta mi padre.

—La verdad si muero de hambre —froto mis manos.

—Entonces ven.

—Voy mamá.

Mi mamá me jala del brazo suavemente, mientras me guia a la cocina. ¿Por qué me jala como si no pudiera ver? no lo sé.

De seguro piensa que eres inútil.

Cállate, no creo que piense eso.

Pues no sé, pero si lo piensa estoy de su lado.

Que gracioso eh.

Me siento en una silla, mientas me dispongo a observar la cocina.

—Ya te serví tu comida Aidan.

—Gracias, mamá pero no tenías porque hacelo, yo puedo.

—Lo se, pero me gusta ayudarte, ahora come —agarra una silla y se sienta.

—De acuerdo.

Estoy cenando con mis padres, cuando recuerdo que mañana debo salir con _____.

—¿Mañana puedo salir? —pregunto dudoso.

—¿A dónde? —dicen ambos al unísono.

—Aun no lo sé je, je.

—Bueno, ¿con quién?

—Con una chica que conocí en mi trabajo, se llama _____ —respondo avergonzado.

—Mmm —mi mamá lo piensa un momento —. De acuerdo, solo no tardes mucho.

—Gracias mamá.

—¿Y tú papá, me dejas ir?

—Porsupuesto, ya hacía falta que salieras con una chica.

—Papá —digo entre dientes.

—Es la verdad.

Yo simplemente me resigno a ponerle mala cara, y él se alza de hombros restándole importancia.

Acabe de comer, espere un rato a que se me bajara la comida, para luego irme a dormir.

—Hasta mañana, me voy a dormir.

Me despido de ambos con un beso en la mejilla. Y me dispongo a dormir. 

Only you - Aidan Gallagher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora