Cambios

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Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo III: Cambios

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Mabel se encontraba dormitando en la cama matrimonial con el guante de cerdito en sus manos. Bill había terminado de bañarse antes de visualizar a la chica dormir en su habitación. Su ojo veía su frágil cuerpo y en su mente solo venia una sola cosa y eso era "eliminarla por completo".

Fue por su arma una pistola automática APS Stechkin, la cargo con un cartucho de Makarov 9x18 mm, tomo un supresor enroscándolo en la punta del cañón. Camino hasta la habitación donde se encontraba la chica y coloco la punta de la pistola a un costado de la cabeza entre el parietal izquierdo y el frontal. Con tan solo tirar del gatillo pondría fin a la vida de la pequeña.

[ F ]

Mabel se encontraba esperando al rubio a que llegara con el pedazo de pastel, cuando fijo su mirada en el maletín grande que tenía sobre la mesa del comedor. La abrió y vio la cantidad de armas que había dentro.

Bill regreso y vio a la chica tocar sus cosas, dándole un golpe con la cuchara y cerrando el maletín con sumo enojo.

- No toques eso, entrometida.

- Bill – Llamo la pequeña estando sentada en la mesa del comedor con un vaso de leche y un pedazo del pastel que compro. - Dime exactamente ¿Cómo te ganas la vida?

- No sé de qué hablas. – Dando un mordisco al pastel de chocolate. – No preguntes cosas que no podrás con la verdad.

- Vamos no nací ayer, mi padre... tenía una de estas en casa. – Golpeando con sus dedos la tabla de plástico de la mesa. – Siempre nos amenazaba a mí o mis hermanos con... hacer deberes o tener en orden la casa.

- Soy limpiador. – Menciono con la mirada agachada.

- ¿Eres un asesino a sueldo?

- Sí – Viendo a la pequeña que tenía sus ojos abiertos de la sorpresa.

- Eso es genial. – sonriendo. – Nunca había conocido a uno.

Bill sabía que no debía mencionar del tema, pero Mabel insistía en la conversación mientras comía su pastel. Por algún extraño que parecía la situación, el rubio sentía una extraña comodidad hablando de esto a la adolescente.

- ¿Limpias a cualquiera? – Pregunto.

- Ni mujeres, ni niños. – Respondió mientras veía unas letras rojizas en pastel sin saber que era. – Esas son las reglas de mi oficio.

- ¿Cuánto dinero necesitaría para mandar a matar a esos malditos maleantes que asesinaron a mi hermano?

- 5 mil dólares por cabeza.

- Vaya... - Apretando los nudillos. Era bastante dinero para matar a seis sujetos y al jefe principal, pero carecía de dinero.

La castaña vio a al rubio que seguía concentrado arreglando sus cosas frente a la pequeña. Llamo su atención picando su brazo.

- Te propongo algo, Bill. – sonando un poco insegura en lo que diría. – Trabajare para ti, como pago tú me enseñaras a limpiar. ¿Qué te parece? – Dijo. – Limpiare el apartamento, te hago las compras y hasta lavo tú ropa. Se perfectamente coser y cocinar... bueno ensalada de atún. Pero algo es algo. – Sonriendo. – Dime es un ¿Trato?

◆You Fall In Love◆ MA18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora