¿Qué hace una pequeña de 14 años de edad, acompañada de un asesino a sueldo? Es lo que preguntaba una mujer de cabellera rosa y mirada perspicaz. Mientras veía a la pareja salir del restaurante con una sonrisa imborrable de sus labios y sus manos en...
Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.
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Capítulo VIII: Advertencia
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"Hoy estaba preparada para morir y nadie me detendría"
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La castaña se encontraba despertando en los brazos de aquel rubio, quien no había dejado de observarla todo el tiempo. Anoche habían compartido intimidad; ella se encontraba sin sus prendas al igual que él, ambos desnudos con los restos de los condones que usaron ayer, cuatro preservativos estaban regados por el suelo. Mabel vio los envoltorios y le dio una mirada inocente al mayor, dándole entender que lo que hicieron no fue correcto y menos de acuerdo a su edad o situación. Pero a estas alturas ya habían cometido un pecado grave y habían demostrado más de sus sentimientos.
Ella levanto el rostro y frotando su nariz levemente fría por la brisa fresca que se colaba en la ventana de la mañana.
- Ayer... fue fascinante. – Sonriendo la chica con las mejillas teñidas de color rojo.
- Ayer debí controlar un poco más mí libido – Menciono sentándose en la cama con el cabello revuelto y sin su parche. – Eres una adición, pequeña.
- No sabía que me amaras tanto, ni de esas posiciones. – Apretando la sabana contra su cuerpo encogiéndose en su lugar de la cama. –Todo era nuevo.... Anoche... fueron muchas cosas que hicimos, no podría recordarlas de tanto que grite – Soltando un suspiro.
- Mabel... – Tomando con delicadeza su mentón y alzando su rostro. – ¿Segura que estas bien? Haz perdido tu virginidad con una persona que..."Podría ser tu padre" alguien mayor. – Dijo con remordimiento en sus acciones, más cuando vio los chupones fuertes y las leves contusiones en su piel lechosa cuando la agarro de sus caderas y muslos. – Hubiera sido lo correcto que lo tuvieras con... alguien más de tu edad.
- Bill – Gateo la pequeña colocándose encima de su pecho y besando sus labios en corto. – Me gustas y estoy enamorada de ti, no me arrepiento de haberte dado mi primera vez. Ningún chico podría haberme hecho... sentirme como ayer. Tan amada y protegida. – Ruborizándose. – Yo deseaba hacerlo contigo.
- Como eres tan fácil de tranquilizarme – Abrazando a la chica entre sus brazos. – Te amo, te amo, te amo tanto mi Estrella fugaz.
- Yo haré el desayuno. – Menciono la chica con una actitud animada y con las mejillas rojas como el tomate.
- ¿Tú lo harás? – Dijo sorprendido.
- ¡Hey! Estado practicando, mientras no estas. – Comento mientras salía de la cama y tomaba una de las sudaderas del mayor, llegándole a la mitad de los muslos y un poco holgada de los brazos. - ¿Qué quieres?
