CAPITULO 2

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No se imaginan quién era, si era él, el hombre de mis sueños, la razón de la cual yo estuviera en ese país.
Lo miré atónita y casi sin poder omitir sonido, sin poder articular palabra alguna, le respondí "hola".
Él se rió y me pidió disculpas por asustarme, le causó gracia mí reacción, lo que respondí que no había problema, sólo que estaba distraída. Me dijo que igualmente lo disculpara entonces le dije que sí, que está bien. Y sin mediar palabra se presentó;
Jorge:" Hola, me llamo Jorge Enrique Abello y usted cómo se llama?"
Yo:" Es un placer, yo ya te conozco aunque no personalmente, eres mí actor favorito, me llamo Alex"
Jorge:" Un placer, por su tono de voz usted no es de aquí no?, De dónde eres?"
Yo:" Soy de Buenos Aires, Argentina, vine con un grupo de fans tuyas a conocer tu país y en especial a vos, perdón por tutearte pero es la costumbre de mí país "
Jorge:" No hay problema, no te preocupes" me dijo tímidamente.
Yo:" Gracias es que no quiero que pienses que es una falta de respeto, es meramente una costumbre " dije y Jorge se sonrió, eso me dejó más tranquila, siempre mirándome a los ojos seguimos la conversación, en realidad la siguió él preguntándome cosas a mí.
Jorge:" Y a qué te dedicas?" Preguntó con una sonrisa.
Yo:" Mirá, le dije yo estoy a punto de graduarme de dos carreras a la vez, aunque la primera será éste año y supongo que la otra supongo que el año próximo. Lamentablemente empecé la universidad un poco tarde en materia de conseguir un empleo de lo que me gradue, pero muchas veces cuando uno es joven comete errores que luego se da cuenta siendo adultos.
Él me miraba con asombro y asentía con la cabeza, parece que logré llegarle a su corazón por como yo le hablaba, ya le había gustado físicamente pero ahora lo había hinoptisado mí forma de ser.
Así que seguí hablando:" Espero poder trabajar de manera independiente, no tengo alternativa" le dije.
Jorge:" como así? Nunca trabajaste antes?" Me preguntó asombrado
Yo:" Jamás me dieron esa posibilidad", le dije. Él me miró súper asombrado y tuve que decirle las razones de las cuales no conseguí trabajo, es más cuando terminé de hablar le confesé que me daba vergüenza decírselo.
Jorge:" No deberías tenerla, es una enfermedad y listo "
Mientras le contaba mí historia, noté en su cara una expresión tierna, igualita a las que hizo en Betty la fea, pero ésto no era actuado, era de verdad.

Continuará

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