Esa noche conocí a mí vacío sideral, él era una entidad obscura que manchaba de negro todo lo que tocaba. Sus ojos derramaban lágrimas tan hermosas y brillantes que parecían estrellas fugaces. Afligido me confesó que se sentía solo e ignorado, y que estaba cansado de luchar. Al terminar de escuchar sus agridulces palabras me dispuse a palmear su fría espalda, para darle una señal de comprensión y calma. De esa forma aprendí a aceptar esa parte de mí que más odiaba. Con dificultad logré abrazar mí dolor, abrazar mí tristeza, abrazar mí depresión, abrazar mí v a c í o s i d e r a l .
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Diario de mí corazón
Historia CortaA ti querido lector, te invito a leer mí pequeño diario, el cual he ocultado por años. Pero hoy he decidido compartir estos sentimientos contigo, y dejar mí pedazo de corazón al desnudo, para que puedas tenerlo entre tus manos.