Poco después

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Claude observaba atentamente como aquellos magos curaban las heridas de su hijo. Un trabajo que hace poco había iniciado

—Su alte- Su majestad, ya hicimos todo a nuestro alcance y esta fuera de peligro, pero como el príncipe Amarion aun es joven no podemos sanarlo por completo, seria peligroso introducir tanto maná por su cuerpo, el resto de la herida tendrá que sanar por si solo— dijo uno de los magos nervioso. Aquellos nervios eran claramente presentes en ese par de magos, Claude quién había asesinado a su hermano y había ascendido de forma no oficial al trono los había sacado de sus actividades. Claude asintió ante lo dicho por los magos antes de que ellos salieran apurados de la habitación.

—Adriano, si te vuelves a separar de Amarion ten por seguro que terminare con tu vida con mis propias manos— Amenazo Claude dándole una severa mirada al peli plateado.

Adriano asintió sin mirarlo, este había sido mandado personalmente por el emperador a supervisar el entrenamiento de los nuevos reclutas y antes de que pudiera darse cuenta, aquella noticia voló por todo el palacio antes de que llegara a sus propios oídos.

—Felix, Adriano retírense—Ante las palabras dichas por Claude, ambos salieron de la habitación.

Claude se acercó a la cama de su hijo y se sento en la orilla, puso su mano en la cabeza de Amarion y comenzó a acariciarlo.
En ese momento quebró en llanto, desde que comenzó la pelea con Anastacius hasta que supo que su hijo estaria bien, no habia tenido tiempo de procesar bien todo lo que habia ocurrido.

No habia podido pensar en la muerte de Calista, en que por poco perdia a su hijo o el hecho que había asesinado a su hermano con sus propias manos, si, un hermano en el que habia odio mutuo pero al fin y al cabo era su hermano y también su primera vez matando a alguien.

Su cabeza daba vueltas una y otra vez a la escena que se encontró en cuanto abrió las puertas de la sala del trono: Calista muerta en el piso y Anastacius teniendo a su hijo en brazos.

«Si tal solo hubiera llegado antes» 

ese pensamiento se repetía en Claude, culpándose de todo. Con cuidado, se aferro al cuerpo de Amarion con miedo de que pudiera perderlo si lo soltaba.

Amarion se despertó gritando, se sentó haciéndose bolita sobre si mismo ocultando su cabeza entre sus manos

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Amarion se despertó gritando, se sentó haciéndose bolita sobre si mismo ocultando su cabeza entre sus manos. Adriano, quien escucho todo desde la habitación de a lado, entró y tomo a Amarion en brazos. Ya eran varias noches en que Amarion se despertaba por las pesadillas, llamando entre gritos o sollozos a su mamá.

Adriano trataba de consolar al menor arrullándolo de un lado a otro, susurrándole varias palabras de consuelo. Amarion temblaba por la pesadilla, seguía repitiendo entre sollozos la palabra "mami" y se aferraba a la pijama de Adriano sin querer soltarse.

—Ya paso, alteza. Fue una pesadilla— Adriano acariciaba la espalda del menor sin tener mucho éxito al calmarlo- ¿Quiere ir con su majestad?

Amarion asintió tratando de quitarse las lagrimas de los ojos. Adriano con Amarion en brazos, salio de la habitación hacia la oficina de Claude. No quedaba muy lejos, ya que Amarion se estaba quedando en el mismo palacio que Claude, y Claude no quería separarse de él.

Desde que Claude había subido al trono como el nuevo emperador muchas cosas habían cambiado, había quienes estaba a favor y quienes estaban en contra. Aquellos quienes principalmente estaban en contra, eran las personas que se beneficiaban con la forma de gobierno de Anastacius. Poco a poco Claude comenzaba a pasiguar aquellas aguas, por la cual eso habia pasado a ser un problema menor.

Claude se había encargado de hacer a Amarion oficialmente heredero al trono. Como Anastacius no había dejado descendencia, Amarion era el único heredero disponible y no había quejas de parte de los nobles, además Claude no se preocupo de que alguien más pudiera reclamar el derecho al trono. La mayoría de las personas que trabajaban de forma directa con el antiguo emperador Anastacius, habían sido despedidos. Claude no quería arriesgarse de encontrarse con alguien que aun era fiel a Anastacius, eso podría llegar a ser un gran problema.

El palacio Alejandrita era donde de forma oficial vivía Amarion, aunque eso no era cierto pues aún se encontraba en el mismo palacio que Claude. El palacio se encontraba bastante cerca del palacio del emperador, por lo cual sería una gran ventaja en un futuro.

De camino a la oficina de Claude, Adriano y Amarion se encontraron con él y con Felix. Amarion solo estiro sus bracitos a su padre en cuanto lo vio, Claude lo acepto acomodándolo en sus brazos.

—¿Tuvo otra pesadilla?— pregunto Claude a Adriano al ver como Amarion se escondía en sus brazos. Adriano dio una respuesta positiva que hizo que Claude aumentara la fuerza con la que sostenía a Amarion sin lastimarlo— Retírense, estaremos en mi habitación.

Dejando a ambos escoltas atrás, Claude fue a su habitación. Y recostó a Amarion en su cama y él a su lado.

—¿Fue la misma pesadilla de la otra vez?— Esta vez la voz de Claude sonó más suave a comparación de la que usó en presencia de Felix y Adriano. Amarion asintió a la pregunta de Claude y sus ojos volvieron a llenarse de lagrimas.

—¡Quiero a mi mami!— la voz de Amarion se quebró al decirlo, sus manos trataban desesperadamente de quitar las lagrimas de sus ojos, siempre volvía a aparecer en su cabeza la voz de Anastacius preguntándole por qué lloraba.

Claude tomo entre sus manos las de Amarion para evitar que se lastimara los ojos por tanto tallárselos. Solo lo acerco en un abrazo permitiendo que el menor se desahogara una vez más.

Con Penélope Judith.

Penélope había estado en el ducado Alpheus encontrando refugio tras la muerte de Anastacius. Roger no había dudado en darle refugio a su prima por todos los eventos que acotecieron en el palacio imperial. Sabia, que como prometida de Anastacius se encontraba en peligro por la relación que ambos tenían.

-¡Lo se, Roger! ¡Estuvo mal, pero este bebé es de Claude!- exclamó Penélope señalando a su vientre, que ahora se encontraba lijeramente abultado por el embarazo.

Penélope mentía, el bebé no era de Claude. Lo había concebido con Anastacius pero ahora decir eso era peligroso, con Anastacius muerto y Claude siendo el nuevo emperador, significaba que ese bebé estaria en peligro solo por ser hijo de Anastacius.

Con las modificaciones que Anastacius le habían hecho al bebé con magia negra, sabía que el niño la llevaría a tierras más altas.

El heredero de ObeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora