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Había unas raras y bonitas flores creciendo entre las rocas donde Nefes solía sentarse. Aunque se suponía que las sirenas no eran mágicas realmente, Caspian creía que estas flores tenían algo de magia, pues se abrían cuando ella aparecía, y se cerraban cuando se iba.

Un día como cualquiera, Caspian fue a buscarla. Estaba ansioso por verla, bueno, siempre lo estaba. Vio las flores cerradas así que suspiró. La verdad es que había llegado un poco antes de lo habitual, así que no le quedó otra opción más que controlarse un poco y sentarse a la orilla del mar a esperar.

La esperó, pero ella no apareció.

—¡Nefes! —llamó él gritando. Lo repitió varias veces sintiendo cómo una gran angustia empezaba a crecer en su interior.

Pasó sus manos por su cabello intentando calmarse. Se sentó una vez más y se quedó ahí hasta altas horas de la noche. Pero las flores no se abrieron.

Y no volvieron a abrirse nunca. Nefes se había desvanecido.

Eso no detuvo a Caspian. Siguió yendo a la playa a la misma hora de siempre, envió a su gente para que la buscaran en los alrededores, siempre tratando de no perder la esperanza de que volvería a verla. Pero esa esperanza se marchitó poco a poco, así como eventualmente se marchitaron las flores.

Así fue como el corazón de Caspian se rompió. Él siguió adelante, siguió reinando de la mejor manera posible, sin embargo, el insomnio causado por ella no lo dejó, sólo que en vez de una sonrisa, su rostro expresaba una tristeza impresionante mientras que un par de lágrimas caían.

𝐅𝐀𝐃𝐄𝐃 ; Caspian XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora