Bella Jordan
Los gemidos en la habitación son audibles, mis pensamientos iban y venían en un mar de lucidez y desestabilidad. El poco aire que entra en mis pulmones me tiene mareada y cachonda.
La espalda del hombre que está encima mío está totalmente marcada por mis uñas que se entierran cada vez que me da con fuerza haciendo que quiera correrme cada vez más rápido. Mis senos suben y bajan al ritmo en el que va, mis pezones rosados están totalmente despiertos y la pesadez que puedo sentir en ellos me tiene al borde. La mano que segundos antes estaba en mi cuello acortando mi paso de oxígeno al cerebro se posa en mi pecho.
Matteo lo apretuja un poco y lo tuerce jugando y torturandome. Queriendo hacerme venir con rapidez.
Cierro mis ojos, mi mente va hacia la noche donde estaba haciendo lo mismo pero con distinta persona, mi corazón se acelera cuando mi mente evoca el susurro de él diciéndome todo lo que seguiría haciéndome.
Mi climax llega, trato de volver a pensar en mi chico y abro los ojos para buscarle la cara y comenzar a besarlo.
El recuerdo de todos ellos debía estar enterrado en mi mente con cadenas ni con libertad de que salgan.
Matteo se sale de mi interior, se masturba en mi vagina y termina vaciandose encima de mi estómago. Le brindo una sonrisa coqueta y él resopla divertido cuando acaba. Se acerca a mí y me besa la frente.
—No deberías de ser real —susurra en mi oído.
—Pero lo soy.
Lo miro con una gran sonrisa en mi rostro y le brindo un beso en los labios tan fugaz que solo dura más que un largo segundo.
Se tumba a un lado mío y me atrae hacia él ignorando por completo que sus fluidos están encima de mí.
—No me puedo resistir a ti, preciosa.
Su voz es algo profunda escondiendo matices de burla en ella cuando me regala ese tipo de palabras. Me pongo encima de su pecho y lo miro para luego sacarle la lengua.
—Y es cierto —lo digo con convicción —, jamás encontrarás a nadie como yo.
—Jamás encontraré a nadie porque estarás conmigo, preciosa —el tono serio con el que dice esas palabras me hace reír.
Me acomodo un poco más en su pecho y él cierra los ojos haciéndome saber que tengo que hacer lo mismo. Quedaban pocas horas para que el amanecer diera de lleno en la ventana y yo necesitaba levantarme temprano.
Tenía cosas que hacer ese día y no podía quedarme en cama como lo pensaría horas después cuando me levantara muerta de sueño.
Mis ojos se comienzan a cerrar, sueño con cuatro pares de ojos mirándome con reproche. Trato de evocar el recuerdo de Matteo pero en ningún momento sus ojos café claro aparecen en mis sueños.
No me doy cuenta de la luz que emite mi celular, avisándome que algo, por primera vez en años; no ha salido bien y que están más cerca de lo que les permití estar antes.
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Jordan #2 |C.A|
RomanceBella ya ha vivido cosas estresantes en su pasado. El odio que siente hacia su madre por venderla tan fácil a los mejores postores le destrozó el corazón. Althaus, Adler, Egger y Dressler se han jugaron su única carta y mientras duró les salió bien...