Jordan #2 |C.A|

Nil

Capítulo 2

Vianney y yo nos sentamos en una mesa de una cafetería dentro del centro comercial, mis guardaespaldas están con los de ella vigilando la zona y no permiten que nadie se acerque a menos de tres metros de distancia.

Ella saca el reloj qué ha acabado de comprar de su empaque y lo mira embelesada.

—Creo que me he enamorado —suspira.

—Dices lo mismo cada vez que compras tu marca favorita, o sea, cada tres días —bromeo.

—El dinero es para gastarlo y gracias a Dios yo tengo lo suficiente para comprarme cincuenta de estos en una semana y seguiré viviendo por más de tres generaciones sin tener que preocuparme de nada.

Me río de ella, le doy un sorbo a mi frappé y luego me quedo mirándola fijamente.

—¿No crees que es tiempo de ir a visitar a Nil? —ella me mira fijamente.

—Sabes que con tus guardaespaldas será mucho más complicado —resopla y luego mira alrededor —. Y tendrás problemas con Matteo.

—Los problemas están para disfrutarlos de vez en cuando —sonrío —. Me hace falta y necesito verlo.

Ella asiente y envía a sus dos guardias a guardar sus bolsas. Mis guardias quedan a cargo y envío a uno a hacer exactamente lo mismo que ella ha hecho. Solo queda uno de ellos aquí y siento que ha sido demasiado fácil pero, quería ver a Nil y realmente no me iban a importar las consecuencias.

—Iré al baño, Hoffman —lo miro fijamente.

—Señora no puedo dejar

—Hoffman no me importa, iré al baño —me levanto con Vianney y caminos con paso apresurado hacia el baño.

Los baños quedaban cerca por donde conectaban las escaleras de emergencia y los ascensores internos del centro comercial que casi nadie utilizaba.

Vianney presiona el ascensor, Hoffman comienza a correr hacia nosotras y fingimos entrar en uno de ellos pero bajamos por las escaleras a paso apresurado.

Escucho los pasos de mi guardia pero se detienen creyendo que estamos dentro del ascensor.

—¡Se han vuelto a escapar! ¡Cierren todas las salidas!

Escucho decir a lo lejos, Vianney ríe y yo le sigo con la adrenalina a mil. Mi móvil y tarjetas es lo único que tengo en mi mano, lo apago para evitar que me rastreen y mi mejor amiga hace lo mismo.

—Tendremos que dejar de hacer esto algún día, Bella —sonríe —. Matteo lo tiene que saber alguna vez.

—No lo quiero cerca de Nil, probablemente se vuelva loco —comento mientras seguimos bajando escaleras.

Llegamos al primer piso y en lugar de estar a la vista, seguimos el recorrido que ya conocemos siempre que queremos salir sin los guardias detrás de nosotras.

—No entiendo por qué nos colocan tanta seguridad —se queja ella.

—Escuché a Matteo diciendo que últimamente las cosas en la pirámide están un poco tensas —miro hacia los lados caminando rápido mientras siento a mi mejor amiga seguirme los pasos —, algunos jefes de alto rango están en la ciudad y por eso han reforzado la seguridad.