✎ Epilogo

2.4K 288 79
                                    

No sé como describirlo, aún no encuentro las palabras exactas para hacerlo. La sensación fue simplemente extraña, sólo estrechabas mi mano, pero por alguna razón, mi cuerpo tembló por eso, reaccionó a ti.

Mencionaste tu nombre, muy lindo por cierto, pude ver la esperanza en tu rostro cuando lo hiciste, la misma que había visto en mi madre unos meses antes. Sin embargo, no pude evitar decepcionarte, en realidad, me dolió hacerlo, porque tus ojos brillaron como la primera vez en la que te había visto.

Odié no poder recordarte, porque yo parecía importante para ti, lo supe luego de un rato, cuando no quisiste soltar mi mano una vez la tuviste en la tuya.

Eres mi final y mi principio.

Permití que te quedarás a mi lado, era lo que querías, fue lo que pediste, yo no pude negarme a eso. Pero sabías perfectamente que lo que tu corazón sentía en ese momento, lo que necesitaba, era que el mío latiera igual de fuerte al tenerte cerca.

No lo hacía, él latía por alguien más, alguien que estuvo conmigo cuando tú observabas de lejos. Alguien que definitivamente no sentía nada por mí y que, cada que podía, me contaba acerca de ti.

Tú me adorabas en el pasado, un pasado que me parecía inexistente y que, según él, quería dejar ir para siempre. Ahora lo extraño, lo quiero de vuelta.

Pasaste mucho tiempo esperando, sólo permaneciendo quieto conmigo, podía notar como intentabas controlar tus manos, ellas querían tocarme, pero tú no las dejabas.

Entonces lo dijiste, lo que tanto querías decirme desde el principio.

Lo siento por no poder creer que alguien realmente pueda empezar a enamorarse de mí.

Volví a hacerlo, tus ojos brillaron, la cuenta de las veces en que logré verlos así me tenía angustiado. ¿Cuántas veces habría sido al revés? Nunca lo sabré, para mí, soy quien había hecho daño.

Creí que sería todo, que por fin te irías, pero te quedaste, sólo limpiaste tus mejillas y seguiste intentando.

¿Me darías un último momento?

Bien, tu paciencia era admirable.

Te volviste alguien cotidiano, me diste momentos divertidos, llenos de risas y coqueteos. Te gustaba hacerme sonrojar, tenías un don para ello.

Pasamos ratos buenos, hablabas de mí, tú que me conocías mejor que nadie, me hiciste saber como era el antiguo yo.

Empecé a tomarte cariño, justo cuando el turno de irte era más cercano. Después de todo, el tiempo conmigo sólo era dentro de aquel lugar de estudios.

Claro que no podías irte sin antes preguntar de nuevo.

Juro que te amaré de una manera diferente.

Me abrazaste con fuerza, diciendo en silencio que me extrañarías. Entendí porque lo hiciste, creíste que mi respuesta sería la misma. Pero estoy seguro de que te diste cuenta, mi corazón no fue discreto, la sonrisa en tu rostro tampoco.

Me regresaste el primer beso y tuve miedo de lo que ocasionaron en mí tus labios.

Pero no dudaré, no más, esto no puede esperar.

Hagámoslo, enamorémonos, probemos.

Probemos...

Mi cabello es un desastre. — en verdad que no quería quejarme tan temprano, menos en un día tan especial, pero en serio mi cabello parecía un nido de pájaros. — ¡Jungwonnie!

Ah, Sunnie, no tienes porque gritar.

Mira como estoy, te dije que no me abrazaras por la noche. — le reclamé cuando salí del cuarto de baño.

No escuché que te quejaras anoche.

Estaba nervioso, p-pero no me cambies el tema. ¿Qué se supone que haga?

Te estás poniendo muy histérico por algo que puedo arreglar en seguida. Tranquilo, estarás listo a tiempo.

Lo siento, es que los nervios me están traicionado. — dije, jugando con mis manos en signo de lo mismo.

Jamás pensé que estar en una situación así me llevaría a querer morder mis uñas como loco ó sentirme lleno de pánico al ver como las manecillas del reloj avanzaban frente a mí en el reloj de la pared, mientras Jungwon se encargaba de arreglarme para el gran día.

El día en que la promesa se cumpliría.

Las cosas habían cambiado mucho, aunque mi mente seguía igual, mi corazón logró ser gobernado por la misma persona. Esa persona que se quedó conmigo a pesar de todo y se arriesgó a empezar de nuevo, aún si no estaba seguro de salir ileso.

La misma que me miraba como si fuera lo más hermoso del mundo, la misma que me otorgo una segunda vida llena de amor y cariño, la misma que ahora me esperaba pacientemente mientras caminaba hacia él por el largo pasillo.

Sólo cuando lo tuve enfrente pude creer que estaba pasando, había logrado que esos ojos brillaran de distinta manera, había logrado compensar la espera, había logrado hacer que Park Sunghoon sonriera.

Ahora estaba a punto de convertirme en su esposo, rodeado de las personas que más aprecio y sin ningún prejuicio de por medio.

Kim Sunoo, ¿Aceptas a Park Sunghoon como tu esposo, para...?

Acepto.

Era casi imposible que no ocurriera.

Con la forma en que nos miramos el uno al otro.

Park Sunghoon, ¿Aceptas a...?

Acepto.

Los presentes rieron al ver nuestra impaciencia, pero seguro ellos estarían igual si hubieran esperado tanto para responder a aquella pregunta.

Ahora estamos aquí, somos libres.

Puedes besar a tu esposo. — que bien sonó eso.

Pasarás tu vida junto a mí, no puedes escapar ahora.

¿Quién dijo que lo haría?

Bienvenido de vuelta, amor mío. Aquí me tienes y me tendrás para siempre desde ahora. Pasaré los días añorando momentos del pasado que tarde o temprano dejaré ir, porque estoy seguro que los que vienen los habrían opacado de cualquier forma.

Pasaré los días...

Enamorándome completamente de ti.

FIN

𝐍𝐄𝐖 𝐑𝐔𝐋𝐄𝐒 ♡̷̷۫۫ SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora