PJ: Saeran Choi/Unknown/Ray. AU: una vida escolar. Advertencia: Consumo de tabaco.
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Te encontrabas saliendo de tu escuela nivel intermedio mientras mal decías al maestro de química, te había dejado muchos ejercicios y tú apenas podías entender la regla de Lewis o como sea que se llamará. No querias seguir pensando eso así que sacudirste tu cabeza junto con los problemas de dicha materia.
Ahora para relajar el hambre y las ansias que te comían porque dentro de poco era el exámen, si te llevas la materia tu mamá estaría muy molesta y te castigaría para siempre.
—Ah...
Soltaste aquel suspiro mientras caminabas a la máquina exprendora que se encontraba fuera de la escuela, tus pasos eran flojos y la luz del día no te ayudaba con esa pereza, el sueño también se apoderaba lentamente de tu mente.
Estando parado frente a la máquina pudiste divisar tu snack favorito, un gansito, era el único así que tenías demasiada suerte. Sacaste tu monedero y comenzaste a meter el dinero exacto para ese bocadillo, mientras tu estómago se hacía demasiada ilusión la máquina se detiene de la nada dejando tu gansito colgando, se atoró.
—Rayos... No me puede estar pasando esto. Vamos máquina, no me hagas esto....
Comenzaste a dar patadas leves a la máquina mientras esperabas que algo pasé pero nada, la máquina estaba siendo cruel y mala. Mientras dabas todo de tí mismo comenzaste a sentir un olor apestoso a menta... junto con tabaco. Alguien fumaba uno mentolado, los más apestosos y horribles cigarros del mundo, el más insoportable para tí.
Bufando y evitando ese olor que se intensificó conforme más sacudías la máquina, te diste cuenta de dos cosas. Primero, el gansito no tenía planes de salir y dos, la persona fumadora estaba muy cerca tuyo, exactamente detrás tuyo.
—Hmm. Veo que la máquina te odia —una sonrisa burlona se formó en el rostro de el "albino" delante tuyo, ya que ahora te habías volteado hacía donde provenía la voz, del fumador. —, que lástima. Si fuera yo lo hubiera dejado ahí para así no verme como un muerto de hambre.
—¡Ey! —exclamaste con total molestia, quien era ese sujeto y porqué te hablaba con esa confianza, se te hacía conocido por la cara y por la voz, si algo sabias bien era a reconocer voces. —Ohh, tú eres el vocero de anuncios en la escuela. No pensé que una voz tan linda fumara.
—Y yo no pensé que alguien tan patético como tú le importe, al menos mi situación no es vergonzosa —terminando con sus oraciones crueles y muy groseras decidiste patear con odio aquella máquina viendo como bajaba tú gansito, con indignación lo tomaste y te ibas yendo cuando el tomó tu muñeca acorralandote. —, ahora que te ayude deberías hacer lo mismo por mí.
