t r e s | p a r t e d o s

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El estar esperando por una hora a que Louis entrara por el umbral de esa puerta le hizo notar que el tiempo pasaba demasiado lento sin su compañía.

Peor no lo pensó y decidió arriesgar su relación, ahora estaba ahí, esperando solo a que el omega llegara y pudiera hablar con él de lo que tuvieron que haber hecho hace más de un año, pero su cobardía le impidieron eso y muchas cosas, así como la posible ruptura de su lazo.

Jugando con los anillos de sus dedos, girándolos y sacándolos para volverlos a acomodar y repetir el procedimiento con cada uno, justo ahora estaba con uno que Louis le regaló en forma de rosa y plateado, era lo más especial para el, con eso el omega le dio permiso de cortejarlo y marcarlo.

Se quedó mirando el anillo con detalle hasta que la puerta se abrió, lo dejó caer por el susto pero lo vio en el piso y lo levantó, enfrentándose al omega que traía una sudadera enorme verde y sus típicos leggins con sus tenis, la maleta detrás de el le hizo que su mente hiciera una mala jugada, con la imagen de Louis yéndose lejos, abandonándolo.

Soltó un suspiro tembloroso antes de acercarse al ojiazul.

"Hola, Lou." Le sonrió con miedo, esperando la reacción que tendría el omega.

"Hola, Harry." Se levantó en puntillas ligeramente para besarle en la mejilla. "Creí que no estarías en casa, son las siete y es viernes, comúnmente estarías con tus amigos." Lo miró confundido antes de dirigirse a la cocina.

El corazón de Harry se hizo añicos al escuchar el timbre de voz confundido, el siempre juro que lo único que confundiría a su omega sería sus acciones sospechosas al prepararle una sorpresa, no hacerlo sorprenderse cuando se encuentre en casa un viernes.

Los viernes eran sus días de pareja y películas cursis, pero de un día a otro pasaron de ser noches de pareja a ser noches de Louis viendo películas cursis y Harry con sus amigos en un bar.

Cada vez que pensaba en los cambios que hubo en su relación sin darse cuenta hizo que quisiera llorar de la razón y el porqué hizo eso a su relación.

Sí, definitivamente fue un estúpido.

Nadie cambiaría a un pequeño omega con el mejor olor y compañía del mundo por ruidosas noches llenas de alcohol y olores combinados causando un efecto asqueroso, en especial por cambiar a su compañero de vida por omegas que cumplían con cada uno de los estereotipos de películas de Hollywood.

Omegas que realmente no valían la pena por su falta de dignidad al aceptar enrollarse con un alfa enlazado y una relación pública, pero lo hacían para poder presumirlo con sus amistades (probablemente falsas, como la mayoría de personas metidas en el mundo del escándalo).

Lo sabe porque en las fiestas de Los Ángeles (donde van cantantes, actores y modelos del momento) le ha tocado escuchar a más de dos omegas y alfas hablar sobre cómo se acostaron con cualquier persona atractiva, incluidas personas que tienen un lazo público.

Sintiendo asco de esas personas al escucharlas hablar orgullosas del cómo y cuando se liaron con personas ajenas de sus relaciones, terminó igual que ellos.

Como la vez en que escuchó a Liam Hemsworth hablar con un porte orgulloso con sus amigos cuando logró meter a una de sus tantas amantes a su casa mientras Miley Cyrus se encontraba en otro país.

El ver como alardeaba de ese suceso como si fuera lo máximo engañar a su pareja, con el pecho inflado y la sonrisa ladeada le hizo auto prometerse nunca ser así.

Pero falló en la parte de ser fiel a su pareja cuando la fama le llegó hasta el cerebro y lo hizo querer ser como la mayoría de personas de la sociedad artística.

ForvazziDonde viven las historias. Descúbrelo ahora