𝐑 𝐔 𝐌𝐈𝐍𝐄? - 𝐒𝐮𝐧𝐚 𝐑𝐢𝐧𝐭𝐚𝐫𝐨

01.

𝐑 𝐔 𝐌𝐈𝐍𝐄?

♡: ʸ ᵃ ᵗ ˢ ᵘ ᵐ ⁱ ʳ ᵒ _ ᶜ ʰ ᵃ ⁿ

ɢᴜɪᴛᴀʀʀɪꜱᴛᴀ

Las luces eran tenues y de subtonos cálidos. Las noches de Japón estaban repletas de personas, aunque el barn en donde me encontraba estaba bastante tranquilo. A mi lado izquierdo estaba sentado uno de mis amigos más cercanos, Osamu Miya. Mientras que a mi lado derecho se encontrababa su hermano, quien también era mi amigo, Atsumu Miya.
  Aquella noche estaba fría, las madrugadas siempre lo eran. Entre mis manos tenía un vaso de vodka de sandía, el jugo de durazno lo disolvia y lo jacia delicioso. La música era tranquila, creería que empezaba a gustarme el jazz.

— Suna, últimamente has estado solitario —soltó de la nada el de cabellos rubios teñidos, manteniendo una sonrisa burlona.
 
Lo observe detenidamente, su mejilla estaba afirmada contra su mano, estaba relajado. Asentí el vaso en la barra mientras miraba expectante a una explicación por parte de Atsumu.

— quiero decir, todos "tenemos anillos", Osamu lo está, yo lo estoy ¡Kita los está! —subió levemente su tono de voz, capte que estaba ebrio por sus rosadas mejillas y sus cansados ojos—. Al final te dejamos solo cuando quieres salir porque estamos con nuestras novias.

— me dejan solo porque sus novias lo tienen con correar —corregí.

— claro que no —negó el rubio abruptamente, mientras que su hermano daba un leve asentamiento.

— si lo hacemos.. —contradigo el de cabellos grises, yo asentí.

  Una línea de una canción resonó en mi cabeza, recordando a un chiste "si tu te vas y yo me voy ¿con quién se queda el perro?". Solté una risa aireada ante eso, realmente no me molestaba que tuvieran novias, al fin y al cabo estábamos haciendo su vida, disfrutando del amor. Nunca sabes cuando ese amor se terminará, por lo que se tiene que disfrutar al máximo. Por otro lado, no encontraba interés alguno sobre estar en pareja, pera mi era una responsabilidad que debías dedicarle cierto tiempo y ciertamente no lo tenía.

   Fruncí mi ceño al no escuchar la música de jazz, se había cortado de manera  repentina, además que solo quedaban las luces de la pequeña tarima al final del bar. Una chica salió del "escenario", que parecía sobretodo improvisado que planeado. Detrás de el apareció otro chico con cabellos castaños, sentándose en frente de aquella brillos batería, otro chico de cabellos negros tenía el bajo entre sus mano. Por último, la cereza del postre, una linda chica de contextura pequeña salió con sus guitarra eléctrica.

  Tragué forzosamente, pues sentí como se me había acumulado la saliva. Debía coquetear con ella, necesitaba hablar con ella. La observe aún más, sus cabellos eran cortos y desalineados, de un negro profundo. Sus ojos eran de un celeste o azul llenos de vida como el mar, su mirada parecía la de un gato debido a su maquillaje, sus gruesos labios resaltaban por su labial rojo. Llevaba un top negro y ajustado, dejando apreciar su pequeña cintura, vestía un pantalón cargo de tiro bajo, color negro, y por últimos unos borcegos que podría jurar que eran de marca.

  Sentí un sueva codazo en mi torso, mira a Atsumu quien era el causante. Tenía una sonrisa de lado, me mirada alzando y bajando sus cejas de manera continua y su sonrisa era ladina. Rodé mis ojos, Atsumu podría ser muy idiota pero captaba cuando alguien miraba a otra persona de manera diferente, algo que me molestaba.
 
— ve y pídele su número de teléfono —sugirió Osamu, quien interpreto lo que había querido decir su hermano ¿o tal vez se noto demasiado como la miraba? — es mucho mejor a que tan somo te quedes mirando como un idiota.

  Me limite a asentir, mientras trataba de observar a la chica disimuladamente. La banda empezó a tocar, lo reconocí inmediatamente y debía decir que era uno de los mejores temas de rock. "I was made for lovin' you" de Kiss sonaba por todo el bar, la banda interpretaba a la perfección aquel tema. La guitarrista se notaba que era experta en tocar, bueno, toda la banda es excelente.

  La noche estaba en su punto más alto, eran las 4 a.m. para ser exactos. La banda había terminado de tocar, pero para mi mala suerte solo recibieron su paga y se marcharon. Tendría que venir otro día para verla y así conseguir su número.
  Con los chicos nos marchamos, cada uno se fue por su camino. Subí a mi moto, me puse el casco y arranque el motor. Me encamine a casa, que era un complejo de departamentos cerca del centro.
  Los automóviles iban de aquí para allá, las luces de la ciudad brillaban y el viento hacia que mi campera ese cuero revoloteara. Llegue en cuestión de minutos al edificio, guarde la moto en la cochera subterránea de este complejo.

  Al bajarme de ella, me llevé una linda sorpresa. La misma chica guitarrista estaba hablando con otro de los chicos de la banda.

  Mi error, no intercambian palabras. Más bien intercambiaban saliva.