FIN DEL CAPÍTULO III

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– ¡Luo Binghe, sal y pelea conmigo!



Shen Jiu bostezó, despertándose de su siesta vespertina.



– ¿Está aquí otra vez? –murmuró mientras frotaba sus ojos.



Luo Binghe gruñó por la frustración que le produjo el tener que levantarse obligatoriamente del cálido regazo de su esposo.



De vez en cuando el Señor de Bai Zhan venía a la casa de ambos para desafiarlo a un duelo. Al principio sus primeras visitas fueron solo con la intención de disculparse con Shen Jiu. Incluso le había traído cadáveres de algunos monstruos raros a los que el erudito solo miraba con disgusto antes de regañarlo por darles la molestia de tener que lidiar con los cuerpos.



Liu Qingge entonces procedió a desafiar a Luo Binghe a una pelea, solo para que Shen Jiu frustrara su plan al atacarlo furtivamente primero.



El joven campesino no estaba seguro de por qué su esposo se había negado a dejarlo pelear contra Liu Qingge -aunque claramente el hombre había quedado fascinado por el talento que Luo Binghe había demostrado en su primer encuentro-.



El erudito no había dejado de instruir a Luo Binghe para que mejorase su cultivo, pero -aún así- no permitió que pelearan entre ellos. ¿Quizá era porque podía sentir las claras intenciones asesinas que su esposo tenía de deshacerse de una vez y para siempre de la plaga tan seria que los asolaba ?



Tampoco es como si Luo Binghe fuese a tener éxito, de todos modos... todavía era un novato en comparación a Liu Qingge.



Su progenitora le había dicho que no le guardara rencor a ese hombre aunque Luo Binghe estaba seguro que si ella tuviera un poco menos de bondad en su corazón ya habría comenzado a hacer muñecos vudú para maldecir a los 10 Señores de Pico restantes.



Que eso no sucediera aún también podía deberse a que el Señor del Pico Qian Cao había ido a visitarlos una semana después tras aquel vergonzoso incidente, ofreciendo sus disculpas de manera personal. Además, había traído con él muchos medicamentos no solo para curar las heridas de Shen Jiu, sino también para la señora Luo.



Mu Qingfang era el único Señor de Pico de la Secta Cang Qiong que tenía permitido visitarlos.



Y no, Liu Qingge no contaba. El hombre simplemente se aparecía por allí cuando quería.



La relación de Shen Jiu con el resto de sus hermanos marciales aún no se reparaba por completo -y podía ser algo terrible que Luo Binghe albergara un sentimiento como ese- pero deseaba con todo su corazón que la relación entre ellos jamás se arreglara.



Temía el día en el que Shen Jiu cambiara de opinión y decidiera regresar a su Secta.



– Lo ahuyentaré en un momento. Tú espera aquí, Binghe – pidió su esposo.



Luo Binghe hizo un puchero al escucharlo.



– ¿Cómo quieres que no me preocupe?



– Ese bruto puede ser fuerte pero es un idiota que rara vez usa el cerebro. Además, mi nivel de cultivo ha mejorado bastante desde que comenzamos a practicar cultivación dual con regularidad– sonrió Shen Jiu con cierto descaro.



– Pero...



– ¿Todavía te preocupan cosas tan tontas como esa, Binghe? – preguntó Shen Jiu antes de suspirar y pasar sus brazos alrededor de los hombros del granjero– Esposo, mi hogar está aquí, contigo. Nada ni nadie podrá cambiar eso nunca; ni siquiera el hecho que seas un demonio puede hacerlo, e incluso si intentaran obligarme a regresar a la Secta, mis sentimientos por ti no cambiarían jamás.



Luo Binghe asintió al escucharlo y después sollozó.



– No te tardes mucho, esposo. Este Binghe irá a buscarte si estás demasiado tiempo fuera o lejos de él.



El inmortal resopló por la nariz y le pellizcó la mejilla.



– ¿Qué es lo que haces cuando no estoy contigo?



Esperar a que regreses pensó Luo Binghe mientras observaba a Shen Jiu salir del interior de la casa con la intención de sermonear largamente a Liu Qingge.



Su hogar.



Luo Binghe sonrió. Eso era correcto.


Y era por esa razón que el joven granjero estaba más que decidido a trabajar aún más duro y redoblar sus esfuerzos. Solo así podría ser capaz de proteger su hogar.



Sin importar los desafíos a los que se enfrentaran, haría lo que fuera necesario para mantener a su familia segura y feliz. Incluso si él era un dem...



¿Qué?



Luo Binghe parpadeó en cuanto analizó detenidamente las palabras que Shen Jiu le había dicho antes de dejarlo solo. La mandíbula del joven se abrió tanto que casi se rompe contra el suelo.


El campesino rápidamente salió corriendo hacia el exterior.



– ¡Esposo! Espera, ¡¿Puedes repetir lo que dijiste antes?!








Notas finales de la autora: Años después Shen Jiu y Luo Binghe se encuentran con Tian Lang Jun y Zhuzhi Lang al igual que con todo un imperio cuya silla espera ansiosamente a ambos Emperadores.








Comentarios finales de la traductora: Este cuento se acabó xD. 

Morí totalmente de risa con el final xD. Ah, Shen Jiu. ¿Cómo dejas caer una bomba así sobre tu pobre corderito? Aunque supongo que es la forma más sencilla que encontró para darle la noticia. Gracias a los Dioses LBH no gritó "¿Qué quieres decir con que soy un demonio?" enfrente de Liu Qingee porque si no... creo que sería una laaaaaaaaaaaaaaarga batalla a muerte que acabaría con SJ interfiriendo y con LBH y LQG siendo reprendidos xD

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