1: Periodista.

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Periodista.

Gruñí cuando por tercera vez, la tía Clarisse repetía que debía levantarme para ir al trabajo. De mala gana me levanté y emprendí mi camino a la ducha, dónde me tomé mi tiempo, ya que el agua tibia me relajaba y me despejaba un poco de mi habitual mal humor. Una vez afuera saque mi uniforme del armario, mi ropa interior, desodorante y crema corporal. Frente al espejo procedí a colocarme crema y desodorante para luego vestirme, arreglé mi cabello y no me preocupé por un poco de maquillaje. Lo odiaba.

Siempre he demorado muy poco en alistarme, más demoro bañándome el resto me da igual.

Salí de mi habitación y fui a la cocina, dónde se encontraba Clarisse terminando de tostar unos panes con jamón y queso, los colocó en un plato y los puso frente a mí en el mesón. Se veía lo apurada que estaba por terminar e ir a trabajar igual que yo. Ella siempre me ha apoyado mucho en seguir adelante, por esa razón le pidió a mi madre que me dejase venir a California con ella para tratar de distraerme un poco y probar cosas nuevas. No se equivocó.

—Anny, sabes que no me gusta tener que insistir en que te levantes, cariño, pero necesitas valorar un poco más tú trabajo. —reclamó mi tía en un tono suave

No entendía cómo podía tenerme tanta paciencia.

—Clarisse, estoy valorando mi trabajo, solo que anoche dormí un poco tarde.

Mi tía se extrañó ante eso, ya que siempre duermo temprano, pero no objetó nada.

Terminé mi desayuno y junto a ella salimos de casa, ya que nuestros horarios eran casi los mismos. Cada una tomó un rumbo diferente, ella tomando el metro de la cuidad y yo caminé hasta el café "Kennsy" ya que era a unas cuantas cuadras de casa.

Llevaba trabajando tan solo un mes, que era casi el mismo tiempo que tenía viviendo en la ciudad. Mi tía me aconsejó venir y trabajar un poco para distraerme y ahorrar dinero para un buen proyecto que se me ocurra más adelante. Y ya tenía una idea de cuál sería el proyecto.

Entré al café saludando a Nick, quién trabajaba conmigo en el lugar. Yo era mesera y él el cajero. No tenía mucho tiempo de haber abierto el lugar ya que estaba acomodando sillas y mesas, yo rápidamente coloqué mi bolso en nuestro espacio de pertenencias y agarré la escoba para barrer el lugar. Luego de haber terminado, abrimos el lugar al público.

Eran las 6:30 am, y solo hasta las 7:00 empezaban a llegar clientes.

—Annette, deja de dormir hasta tarde viendo porno, las ojeras se te notan desde lejos. —bromeó Nick en risitas.

—Nick, creo que te equivocas de pornero, a ti fue a quien encontraron porno en su celular. —Reí. —Y fué Loraine, no puedo creerlo

Loraine es la novia de Nick, quién algunas veces viene a charlar y a tomar un café.

—No da risa —se quejó él, poniendo sus ojos en blanco.

Solo me limité a reír ya que en ese momento entró un cliente, tras otro.

Un chico, quién tenía una cámara colgando del cuello y sostenía una libreta en su costado se acercó al mostrador. Supuse un periodista.

—¿Podrías venderme dos sandwich y un café helado, por favor? —le pidió a Nick, su voz era ronca pero amable

Encendí la tele del lugar y esperé a que Nick terminara el pedido del cliente para llevarlo hasta su mesa.

El demonio es una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora