3: Fiesta.

6 1 2
                                    

Estaba caminando a Kensy, esta vez sí llegaría temprano, pues mi alarma si había sonado hoy.

Mi piel estaba más blanca que de costumbre gracias al frío de California, mis ojos eran miel muy claro y mi cabello del mismo color que mis ojos y ondulado. No era ni tan alta, ni tan baja. Tamaño promedio. Mi cuerpo estaba lleno de unas cuantas pecas y lunares y lo único que amaba tanto de mi cuerpo era mi cintura. En mi vida solo he tenido una relación amorosa, que duró un año y medio ya que Lucas (cómo se llama mi ex) tuvo que irse a otro país y lo más probable era que nunca volvería a Italia. Con él perdí mi virginidad y desde entonces no había tenido contacto con ningún otro hombre. Ya hacían dos años.

Tengo 21 años y aún no me había decidido sobre que haría con mi vida. Mas o menos tenía una idea.

Cuando llegué a Kensy, Nick apenas estaba abriendo, cuando se percató de mi presencia me miró como si no pudiese creerlo.

-Anoche no hubo porno ¿Eh? -chisteó

Sonreí y entré con él al lugar. Nos ocupamos en hacer los deberes de todas las mañanas ordenando todo. Nick se ocupó de las máquinas de café y yo de las sillas y mesas. Al terminar jugamos piedra papel o tijeras para saber quién iba a barrer y quién iba a trapear. Quedé feliz ya que solo tendría que barrer y no mojaría mis manos con esa agua del trapero.

Me burlé de Nick al ver su cara de derrota mientras preparaba el agua del trapero y yo terminaba de barrer.

Me puse en su puesto, en la caja, mientras él se ocupaba de barrer. En ese momento la campana del lugar sonó y de la puerta entraron la señora Karla y su hija Kensy

Si, Kensy, el mismo nombre del café. Me la llevaba muy bien con ambas, la señora Karla para mí era la mejor jefa que podía existir, por eso no me molestaba nada trabajar aquí, ella era un amor y su hija la consideraba la segunda y última y en vida social. Ya que desde que llegué aquí, no he hecho amigos. Kensy no venía a menudo pero cuando lo hacía lo disfrutaba mucho.

-¡Hola! -saludaba Kensy entusiasmada y su mamá a su lado nos sonreía.

Nick y yo le respondimos de la misma manera.

-Queridos, es sábado. Vengo por las ventas de esta semana. -anunció mi jefa

Todos los sábados venía por el dinero de las ventas y nos dejaba lo suficiente para pagar a los proveedores que venían a traernos los ingredientes y demás, y también para los gastos que podríamos tener para mantenimiento del lugar.

Me apresuré a buscar la cajita que guardabamos siempre debajo de la caja. Ahí metiamos rollitos de dinero con un papelito que decía la fecha y el monto de las ventas de ese día. Se la entregué a mi jefa y ella sonriente la aceptó, dejando la plata de la siguiente semana que pediría el negocio.

-Chicos, ¿Qué harán hoy? -indagó Kensy cuando Nick terminó su trabajo y se posicionó a mi lado.

Nick me miró dándome a entender que no haría nada.

-Supongo que no haremos nada hoy. -respondí sin ganas, mi vida realmente era aburrida

-Pues, hoy van a inaugurar una discoteca por mi calle. ¡Tengo entradas VIP! -chilló Kensy muy animada.

Me emocioné mucho pero hice lo posible porque no pareciera así.

-¿¡Iremos!? -reaccionó Nick primero, saltando en su lugar como un niño pequeño

Kensy, la señora Karla y yo reímos al unisono por la reacción de Nick.

-¡SIII! -Kensy gritó entusiasmada. Ella siempre era así, parecía que desbordaba felicidad por donde pasaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 18, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El demonio es una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora