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Entonces Mark estaba castigado nuevamente.

Y ni siquiera era por las razones "correctas" para su suerte. Su calor se había adelantado y aún si su mamá le echaba la culpa a Yuta,—lo cual era verdad, a Mark nunca se le había adelantado el calor—lo hacía porque decía que la presencia de un Alfa extraño constantemente en su vida había desordenado sus hormonas. Bueno, eso fue lo que dijo la doctora cuando fueron a consulta esa misma mañana, Mark aseguró que no había pasado nada entre ellos y ella viendo la manera en la que rogaba de forma silenciosa se compadeció y afirmó qué hay ocasiones en las que el omega de un sujeto se siente tan atraído al Alfa de otra persona que estas cosas suelen suceder.

Tal vez si, tal vez no. Su mamá nunca lo podría comprobar.

Y como estupida sonaba aquella razón, lo era, su mamá pensó ceder por un momento pero cuando noto como se aferraba a la chaqueta del Alfa—la cual no estuvo dispuesta a dejar durante todo su calor—definitivamente lo castigo por dos semanas más, feliz de que ahora tendría algo que prohibirle:

Yuta.

Su mamá pensaba que Mark solo quería a Yuta como su amigo y que estaban creando un lazo de amistad justo como con Donghyuck, al menos eso pensaba Mark que ella pensaba, estaba bien con eso.

Hasta que llegó el martes. Mark aún olía intensamente a vainilla pero de todos modos había decidido ir a la escuela, honestamente fue una mala idea, lo supo cuando puso el primer pie en el edificio y todos los Alfas lo miraban como un delicioso bocadillo, pequeño y dulce. Se sintió inseguro y se quiso golpear, usualmente esperaba un día más antes de ir a la escuela porque su olor seguía siendo intenso por tres días después de su calor pero honestamente extrañaba a Yuta.

Lo malo es que justo ahora no sabía dónde encontrarlo y se sentía expuesto, camino deprisa hacia el aula que le correspondía pero antes de poder entrar fue detenido. Apretó sus ojos asustado pero cuando el intenso olor a café golpeó su nariz no pudo evitar apretarse en los brazos del Alfa. Aún sin abrir los ojos, no le importaba, sabía que era Yuta y estaba bien con eso.

-¿Qué haces aquí?-Yuta prácticamente gritó, luego tomó su mano y lo arrastró hacia la entrada de la escuela.

-Yuta, ¿Qué haces?-pregunto confundido pero aún así se dejó llevar.

-Mark, estás...-Yuta se detuvo y lo miro con el ceño fruncido.-Estás en calor, ¿Qué haces aquí?

Mark no pudo evitar enternecer por lo lindo que lucia el Alfa aparentemente enojado.

-No estoy en calor, no te preocupes.

-Claro que si, ¿Sabes como te encontré? Había un montón de alfas mirando directamente hacia ti y solo cuando me di cuenta que era tu olor reaccioné.

-Pero ya se acabo.

-No lo creo.

Mark negó.

-Siempre sucede, son solo pequeños ¿Restos del calor?-soltó inseguro.

Yuta lo miro detenidamente antes de suspirar.

-De todos modos deberías irte a casa.-susurró.-Es más, yo te llevo.-tomó su mano.

-No.-lloriqueó alejándose del Alfa.-Quiero quedarme, no te he visto por una semana completa, ¿No me extrañas?

Si Yuta se sonrojó intentó disimularlo mirando hacia un lado.

-Si te extrañe, pero estoy preocupado.

Mark nunca había sido un niño caprichoso ni nada por el estilo, su mamá era policía y Alfa, una mujer soltera por abandono, no había forma de que ella fuera muy suave y el estaba bien con eso, la mujer lo consentía en lo que podía pero Mark jamás fue de los que hacía un berrinche ya que sabía que su madre ya estaba bajo mucha estrés cómo agregarle más.

Sin embargo, Yuta era diferente.

Hizo un puchero mientras movía sus hombros y se acercaba al Alfa.

-Pues quédate conmigo.

Yuta lo miro desde arriba.

-¿Como? Tenemos clases.

-¿Faltemos?-dijo dudando, nunca había hecho eso pero si tuviera que comparar la forma en la que necesitaba que Yuta lo abrazara un rato más seria con sentir que le faltaba un pedazo de su corazón. Algo así, en serio lo extrañaba.-Vamos, será divertido.

Yuta pareció pensarlo por varios segundos y luego asintió.

-Bien, ¿Pero que vamos a hacer?

Resultaba que detrás de la escuela, cerca del campo había un lugar bastante cómodo en el cual se encontraban sentados, Bueno, Mark estaba a horcajadas de Yuta mientras lo abrazaba. Amaba su olor.

-¿Estás bien con esto?-susurro el Alfa dejando que se acurrucara en su cuello.

-Deberías marcarme.

Yuta se tensó debajo del omega.

-¿Qué? Mark...

-Con tu olor.-soltó con una sonrisa mientras se apartaba de su cuello y lo miraba.-Por favor.

-No creo que sea bueno.

-Me sentiré mejor si lo haces...-susurró con sus ojos brillantes.-No es chantaje, es para sentirme mejor.-hizo un puchero mirándolo a través de sus pestañas.-Te lo juro.

Y Yuta quiso decir que no, algo en su mente le gritaba que Mark aún seguía afectado por su reciente calor y por eso estaba actuando de aquella manera pero su Alfa era débil con Mark, lo había comprobado más de una vez y que el chico simplemente tirara su cuello hacia atrás ofreciéndose en bandeja de plata mando todas sus ganas de mantenerse tranquilo a la mierda.

Su nariz pasó delicadamente por las glándulas del omega, sabía que su madre no lo había marcado ese día porque no olía a limón, solo olía a el, olía a el intensamente y eso solo hizo que quisiera cambiarlo.

Quería que Mark fuera suyo, que al pasar y ser mirado los ojos de los alfas estuvieran menos de dos segundos sobre él porque ellos entenderían que Mark ya tenía a alguien, que era un omega que olía a Alfa, que tenía quien lo cuidara y lo protegiera de todos ellos incluso si el no estaba ahí. Sus manos se colocaron en su cintura y apretó más al omega a su pecho, Mark suspiró satisfecho y cuando un beso fue dejado justo en sus glándulas soltó un gemido.

Se alejó del Alfa pero no por mucho pues sus labios se posaron sobre los del rubio y lo beso con fiereza desde el primer instante que chocaron. El rubio apretó sus manos en sus caderas y lo acercó más a el como fue posible, Mark honestamente no se arrepentia ni un poco de faltar a clases y si su mamá se daba cuenta de su olor pues habría valido la pena y todo lo demás.

Coffee and vanilla -YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora