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-Mark...

-Mamá, ¿Podemos no pelear ahora?-pregunto dejando su mochila a un lado mientras secaba sus lágrimas, había llorado sin querer porque quería estar con Yuta pero su mamá estaba totalmente negada a la idea y lo arrastró a casa.

-No, no vamos a pelear solo vamos a hablar.-Mark tomó una respiración y la miro.-¿Qué te pasa? No eres así, este...-lo señaló.-No eres tú.

-¿Qué estoy haciendo que me hace diferente a quien era, según tu mamá?

La mayor levantó sus cejas.

-¿En serio? Te saltas las clases, sales sin avisar, te metes en peleas...

-No pelee con nadie.-reclamó.

-Oh, discúlpame, dos alfas peleando por ti eso es mucho mejor.

Mark golpeó su pie contra el suelo y miro a su madre con el ceño fruncido.

-Dime algo mamá, ¿Esto es porque te preocupo o es por tu extraña obsesión a tener todo bajo tu control?-soltó en voz alta.

-¡Si tengo las cosas bajo control es porque me preocupas, Mark Lee! Es únicamente por tu bien.

-No, no lo es. ¡Es porque eres posesiva! Amas serlo y debes detenerte ya, porque por eso mismo papá se fue y te dejó.

Su madre lo miro con el ceño fruncido.

-¡Nos dejó!

-No, te dejo a ti por como eres, mi papá nunca me abandonó como crees, de hecho se sigue comunicando y aunque no sea lo mismo creo entender porque lo hizo.

-¿Qué dijiste?-pregunto la mujer descolocada.

-Mamá, tu no lo dejabas hacer nada de lo que le gustaba con tu excusa de que podrían hacerle daño.

-¡Porque es un omega!-grito enojada.-Porque me preocupaba tu papá y me preocupas tu, porque yo sé cómo es de injusto el mundo...

-Mamá tu no sabes ni la mitad de lo que nos sucede a los omegas.-negó cerrando los ojos.-Incluso si eres mujer te terminan respetando y no hay nadie que se acerque a ti con malas intenciones, quieres cuidarme siempre pero no notas que me estás haciendo daño, ¿Sabes que?-se acercó a la alta mujer.-Yuta puede cuidarme, donde sea, en donde tu no puedes.

-No quiero que Yuta esté cerca de ti.

-Pero yo si quiero.-se encogió de hombros.-Mamá no te pertenezco, papá no lo hacía y debes saber que yo no te dejaré ahora pero algún día lo haré y no quiero vivir enojado contigo.-rogo cansado.

Era cansador. Que su mamá quisiera protegerlo pero la forma en la que lo hacía era enfermiza, vigilándolo, moritoreando sus cosas... No era justo. Sabía que para ella no era más fácil, cuando su papá dejó a su madre el solo tenía cinco años de edad y la última vez que lo vio por su cuenta tenía doce años. Pero fue desde los cinco que su mamá se volvió más protectora, parecía ser que todo el cuidado que dividía entre el y su padre pasó ser solo para el y cuando se presentó como omega a los dieciséis todo fue incluso peor.

Y lo admitía, le gustaba la atención de su madre pero al crecer eso se volvió un gran problema, un problema que estaba viviendo ahora mismo.
Mark sabía la razón principal pero nunca la habían hablado, nunca había sido algo que se hablara en su casa y tal vez lo necesitaban así qué ahora era el mejor momento.

-Mamá, ¿Tienes miedo?-pregunto suavemente.

-Siempre tengo miedo, Mark.-soltó con voz quebrada mientras se cruzaba de brazos.

-¿A que?-susurró sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas.

La mujer suspiró y lo miro.

-A que cometas mis errores.-susurró y tomó asiento, Mark rápidamente se sentó a su lado.-Jamás me arrepentiré de tenerte Markie, eres mi mejor amigo desde que tenía diecisiete y... Eres el niño más hermoso del mundo.-sonrió acariciando su rostro.-Pero aveces hubiera querido hacer las cosas mejor, haberte dado una mejor vida, y ahora me dices eso y creo que también pude haberlo hecho mejor con tu papá...

Coffee and vanilla -YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora