1. the night we met

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Manhattan
febrero 1999

-almendra, es jueves! yo mañana trabajo, posta me tenes cansada

-basta pesada de mierda

-no vas a ser groupie por ir a ver a esta banda

-no pierdo nada en intentarlo.- me terminé de atar los cordones de las botas y seguí caminando por la oscura vereda agarrada del brazo de carla
a pesar de la tenue luz y la apariencia de que no había nadie en la calle, o eso me decía mi miopía, la música del bar se escuchaba a lo lejos

-toca esta banda y nos vamos, almendra.- di vuelta los ojos y dejé de caminar para darme media vuelta y mirarla a los ojos

—podés dejar de romperme las pelotas? ya se que es jueves, mañana laburamos y es tarde; pero me gusta mucho esta banda, tocan y nos vamos! sino, date la vuelta y andate vos.– mi amiga bufó e hizo un puchero

—no, no te voy a dejar sola.– sonreí y la abracé cortito

—entonces apurate que ya tocan!– apuramos el paso, doblamos en la esquina y en la cuadra de enfrente nos encontramos al bar donde iba a tocar hoy un par de bandas indies.

habían máximo 15 personas haciendo fila para entrar al edificio, no había mucha gente más que ellos, nosotras, autos estacionados y un grupo sentado en la persiana del local de al lado fumando. hicimos la fila y esperamos nuestro turno a entrar al bar

–ID's por favor– el patova controlando a quién entra nos mira de arriba a abajo, le sonreí y le pasé nuestros ID's, falsos obvio.

el hombre alto y serio nos inspeccionó las facciones, le di un apretón de mano a carla, para que no esté nerviosa y no haga que rebotemos como la vez anterior

—pasen chicas.– con un gritito recibí los ID's de vuelta y entramos de la mano

la música, el humo y bullicio nos envolvieron apenas pusimos un pie adentro, nos acercamos a la barra y pedimos dos gin tonic con pomelo.
no había mucho para hacer mientras esperábamos así que tratamos de hablar un poco, pero como la música no nos dejaba, nos dedicamos a mirar la banda que está tocando en el escenario.

–almi, voy al baño ahora vengo– carla se bajó de la silla alta mientras yo le asentía

para pasar el tiempo, seguí al barman que está en la otra punta de donde yo estaba hace dos segundos, traté de llamar su atención pero me ignoró completamente para atender a otra persona, al lado mío, un chico alto con rulos vio la secuencia y se rió

–definitivamente no voy a dejarle propina– dije, mientras me reía junto a él

–no lo recomiendo, a menos que quieras que escupa en tu shot

–ah no, no lo creo...– el chico castaño ciñe las cejas, esperando a que explique el por qué– antes estaba embobado mirándome las tetas, aunque intente no es disimulado.– una última risa sale de su boca para luego mirarme fijamente

–albert...– se presenta mientras estira su mano derecha hacia mí

–almendra– le digo aceptando su mano y estrechandola

–española?– dice, luego de notar mi acento y mi nombre "exótico", como dicen los gringos

–argentina– le sonrío y desvío la mirada, me intimidan los hombres altos y seguros de sí mismos

–oh, mi mamá es argentina– toma del pico de su cerveza y aprovecho que está mirando hacia adelante para contemplar atentamente su rostro y mandíbula

–cool cool, hablas español?- baja la cerveza y sonríe mientras niega con la cabeza

–ojalá, siento que tendría mas levante si lo hiciera– solté una carcajada y asentí

–todo lo que le gusta a una mujer, que hable otro idioma o toque algún instrumento

–bueno, toco la guitarra– dice con orgullo

–ah sí? cantás también?

–no! de nuevo, ojalá... pero estoy en una banda– la conversación estaba yendo genial, normalmente los hombres en este bar son un asco

–ay que genial, tocaste hoy?– refiriéndome a si pertenecía a una de las bandas que tocó esta noche

–no! todavía no, somos el último acto– mis ojos se abrieron grande

–sos de los strokes?

–sí! nos conoces?– dijo sorprendido, como si su banda no fuese una de las más populares de new york actualmente

–obvio! un amigo me recomendó que venga a verlos, me grabó un video de new york city cops. son increíbles

–gracias! estoy nervioso, normalmente no tenemos tanta gente como hoy– vi de reojo como carla se acercaba a nosotros

–van a estar genial, estoy acá sólo por ustedes– albert sonrió, iba a decir algo pero carla interrumpió

–hola! soy carla– se presentó y mientras ambos charlaban, aproveché para pedirle dos cervezas al barman, estaba por sacar plata de mi bolso pero albert me interrumpió, poniendo su mano encima de la mía

–carlos, anotalo a la banda– nos pasó las botellas y le sonreí

–ay gracias, no hacía falta

–no es nada chicas, me tengo que ir, hacen algo después?– con carla nos miramos por un segundo, iba a decir que nos íbamos a casa, pero ella contestó por mí, diciendo que estamos libres– esperenme acá después del show, hay un after cerca, las llevo– sonreímos y nos despedimos mientras lo veíamos alejarse por un pasillo largo, asumimos que al backstage

–ayy almendraaa, mañana trabajo– dije, burlándome de las lloriqueadas que dijo carla hace media hora

–es lindo– voltee los ojos y suspiré

–te salvas de que me gusta más el vocalista, porque te iba a romper la cabeza por chaja

....

nos acomodamos más cerca del escenario, no estábamos en 'primera fila' pero veíamos bien a la banda sin ahogarnos entre la gente. la banda anterior recién bajó del escenario y estábamos todos esperando a que suba la banda final, the strokes.

de a poco cada integrante, menos el vocalista, sube y se acomoda. creo que estuvieron cinco minutos probando el sonido y cuando estuvieron listos, un castaño hermoso, con una cerveza en su mano izquierda y un cigarrillo en la otra, se posiciona frente al micrófono y ajusta el soporte a su altura. solo con ver sus brazos y la arrogancia que derrochaba en cada movimiento me dejó sin aliento a los segundos que empezaron los primeros acordes de la primer canción, a las 12:51, y la voz del vocalista me atrapó como si fuese una estrella fugaz en una noche de verano.
media hora de show, donde disfruté desde los acordes de albert hasta la manera en la que julian, nombre del vocalista que escuché de unas chicas que lo gritaban, se desplazaba por el escenario cantando con una seguridad que jamás presencié, hasta ahora.

new york city cops, mi obsesión desde que michael me mostró el video que grabó humildemente desde su cámara hace dos semanas, comenzó y la adrenalina y felicidad apoderaron mi cuerpo, empujé despacio a un grupo para quedar frente al escenario cantando y bailando junto a carla a mi lado derecho. crucé miradas con albert y le sonreí lo más grande que pude, desvié mi vista a julian frente mío, hipnotizada nuevamente con cada palabra que salía de su boca; notó la interacción anterior y pasó sus ojos de albert a mí, y de mis ojos a todo mi cuerpo.

me convencí a mí misma que julian fijó a su atención en mí varias veces más antes de que termine el set y la banda se baje del escenario.

12:51 - julian casablancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora