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Pov. Narrador

La vida es justa para algunos, injustas para otros y cruel para el resto.

La crueldad humanidad no llegaba a los límites antes, pero ahora con solo dar pequeños pasos se nota desde el principio al fin.

Un chico de no más de 14 años miraba a las familias siendo felices mientras jugaban con sus hijos.

Su madre fallecida por las mafias enemigas de algunos de sus amigos, no conocía a su padre y estaba sólo ahora en este mundo.

Vio la sonrisa de los niños al jugar sintiéndose totalmente solo, algo que causó en él, un pequeño dolor y rencor porqué fue abandonado a su suerte.

La policía tenía las huellas dactilares de Ohara, su información comenzó a salir, hasta que pudieron dar con su padre, esto los alertó.

En la pantalla de aquel computador gigante salió el nombre y apellido del padre de Ohara y una foto.

Manjiro sano alias Mikey
Edad: 30 años
(la verdad no se jsjs, si estoy mal corríjanme por favor)
Lider de bonten

(...)

Su camino paró cuando se encontró con un hombre herido, su cabello blanco, sus ojos negros con ojeras y ropa negra.

El brazo de esté sangraba, suspiró iba a pasar de largo, pero su conciencia no lo dejó, por lo cuál si paso de largo, sin embargo, era para ir a la farmacia y comprar lo necesario para curarlo.

Se devolvió y se acercó con cautela, viendo el arma, sintió cosquillas al ver cómo le apuntaban, no le tenía miedo aquella arma, solamente sintió un cosquilleo intenso al ser apuntado.

—Disculpe, yo... vengo ayudarlo —Pronunció aquellas palabras de forma lenta y precisa para no recibir una bala en la cabeza—

Mikey veía al chico, algo en él hizo que quisiera que se quedara junto a él, era parecido a alguien, alguien quien conocía, pero su memoria estaba fallando en ese momento por el dolor.

—Mikey —Soltó con confianza— me llamo Mikey

—Señor Mikey —Mikey sintió algo dentro suyo removerse cuando fue nombrado por los labios del menor— ¿cómo le hicieron esto? —Con curiosidad en sus ojos lo miro, aquel hermoso color azul impregnado en sus ojos hicieron que Mikey se volviera adicto a ellos—

Pero Mikey solamente lo miró y no le respondió, causando arrepentimiento en el menor por las palabras usadas.

—Listo —Aquellas palabras sacaron a Mikey de su ensoñación—

Ohara se paró para cruzar la calle y botar todo los residuos en la basura, Nuevamente volvió a cruzar y ayudó a Mikey.

El estómago del menor rugió con ferocidad, se sintió pequeño en aquellos momentos, su mentalidad era de un adulto, pero todo cayó en ese instante.

Comenzó a pensar que hacer, había gastado todo su dinero en comprar las cosas para sanar a Mikey.

Su menté era un total lío y todo esto era visto por Mikey, sonriendo sin darse cuenta, tomó la mano del chico y comenzaron a caminar juntos.

Pov. Ohara

Sentía que era mejor no hablar, Mikey seguía tomando mi mano y no sabía que hacer solamente lo seguí hasta que llegamos a una mansión.

—Señor —Pronunciaron los guardias en la entrada y su mirada pasó a mí— Pasen los demás señores lo están esperando en la sala

No quería morir tan rápido, aun así seguí al hombre que estaba al lado mío.

Llegamos a la otra puerta y está fue abierta por las sirvientas que se encontraban allí, al entrar se pudo ver un living bastante grande y en el se encontraban sentados varios hombres unos con sangre en la ropa y otros totalmente limpios.

—Mi rey —Un hombre de pelo rosado se acercó mostrando una sonrisa y tragando unas pastillas—

Su mirada feliz pasó hacía mi, fueron segundos y ya estaba apuntando con otra arma viendo un ceño fruncido frente de mi.

No era temor, yo sabía que aquel cosquilleo eran mis ganas de morirme tan rápido como nací.

—Suelta a mi rey insignificante porquería —Sus palabras si me dolieron, por lo cuál intenté soltarme lentamente de Mikey—

—Sanzu baja el arma —Soltó Mikey con una voz bastante grave demostrando su enojo—

Este hizo caso mirándome, suspiro para irse a sentar y sentarme a su lado, veía a todos los hombres mirándome.

Dos hombres de cabello morado y negro, su sonrisa era mínima, pero estaba presente como en forma de burla.

Había otro de cabello largo y blanco, tan bonito que daban ganas de tocarlo.

Otro tenía un cabello negro, su cicatriz no la pase por alto y sentía remordimiento por verla, pensando que pudo haber sido en protección o algo, pero no era fea.

Mi mirada paso por el ser llamado Sanzu, aquel hombre drogadicto que quería matarme segundos antes de sentarme, tenía dos cicatrices en el labio, bastante hermosas por su apariencia de diamantes.

Pov. Narrador

Todos en bonten estaban callados, estaban consientes de que ese niño era parecido a alguien, pero no sabían a quién.

Sanzu por su parte sintió una pequeña conexión, habían actitudes que le recordaban a su rey.

Los Haitani vieron los ojos del chico y su reflejo era cómo si estos fueran morados, Kakucho estaba intrigado, igualmente se parecía un poco a Izana, Kokonoi le daba igual con que no gastará dinero de más todo bien.

—Desde ahora vivirá con nosotros —Sentenció Mikey mirando a Ohara y escuchando muchos reclamos, sin embargo, no dudo en disparar logrando que todos se callaran al instante— Cállense

—Señor no creo que deba- —Su boca fue tapada por Mikey quien le negó, este suspiro y asintió a los deseos de Mikey—

—Jefe no lo cuidaré —Sentenciaron todos, Ohara solamente estaba callado—

—Se darán el tiempo de cuidar a este niño en forma de agradecimiento por salvarme hasta que le encuentre utilidad —Pronunció para que todos se callaran—

Algo que nadie sabía era que Ohara ya estuviera experiencias con las armas, los escapes, lucha y a la venta de drogas, antes de llegar a esa mansión lo había pasado completamente mal.

Su instinto le decía que escapara, pero no quería tener una bala en su cabeza así que debía tener la cabeza fría.

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Hola! Bueno aquí el primer capítulo de la historia, esperó y les guste.
Por cierto ya hemos abierto cupos para la academia, estaremos colocando el link del formulario en el perfil de Instagram.
Nos vemos 👋

❌𝐔𝐧 𝐀𝐝𝐨𝐥𝐞𝐜𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐄𝐧 𝐁𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧 𝐘 𝐞𝐧 𝐓𝐨𝐦𝐚𝐧❌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora