03.

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     VOLUNTARIADOS

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     VOLUNTARIADOS.    

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Lo pensé. No iba a dejar que él gane.

ㅡ No lo haré...

No me dio tiempo de articular alguna otra palabra, papá dio un paso más cerca de mi y su mano derecha se estrelló con fuerza en mi mejilla. Nos quedamos en silencio, con mi respiración descontrolada de fondo y la mirada escondida tras la maraña de cabello que me cubría la frente.

ㅡ ¡Solo hazlo! ㅡ extendió el teléfono hacia mí con desesperación. Podía ver la vena en su frente marcarse, aquella que desde niña me alertaba sobre el peligro provenir y la cual hacía a mamá temblar de miedo ㅡ ¡TOMA EL PUTO TELÉFONO!

Tomó una de mis manos y lo dejó en ella con brusquedad. Sentí un malestar en el estómago y un nudo en la garganta. Estaba enfadada. No podía dejar que él ganara, pero tampoco quería terminar con los brazos morado.

Marqué el número que me indicó, con los dedos temblándome y cuando sonó el primer pitido de espera mi corazón comenzó a latir con mayor velocidad. Papá guardó silencio mirándome con advertencia. Cuidaría cada palabra que saliese de mi boca en ese momento más que en cualquier otro.

ㅡ ¿Diga?

Pensé que oír la respuesta haría a mis nervios calmarse, pero solo los aumentó. Una acción fuera de control y todo estaba acabado.

ㅡ Hola.

ㅡ ¡Alice!

ㅡ Hola, señor White.

Observé un asentimiento de cabeza que me dedicó papá, felicitando mi tono de voz amable hacia mi defensor judicial.

ㅡ ¿Qué tal, linda? ㅡ respondió de forma tranquila, pero luego su voz cambió a una seria ㅡ ¿Está todo bien?

Hubo un pequeño silencio, donde papá y yo nos miramos con riña. Podría gritar y decirle el infierno bajo el tutelado de mi padre. El señor White enviaría a alguien desde Australia hasta Corea, pero seguramente solo encontrarían mi cadáver.

¿Y si...? (Lee Eun Hyuk) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora