can't you see me ✧ [h.hj + y.jg]

❛ 05 ༉‧₊˚✧

Jeongin resopló con frustración por quinta vez, su uniforme se sentía incómodo y ni siquiera sabía si su corbata estaba bien puesta. No quiso aceptar la ayuda de Chan, su orgullo no se lo permitía, no podía dejar de hacer algo tan básico como vestirse, pero le estaba costando más de lo esperado y ya se estaba hartando.

Cuando creyó estar listo, caminó a paso lento hacia su puerta, extendió sus manos frente a él para alcanzarla, siendo esa su primera vez movilizándose por su propia cuenta ya que siempre estaba Felix para ayudarlo. Salió de su habitación con éxito, sintiendo el temor recorrer su cuerpo, conocía perfectamente su hogar, así que cerró sus ojos con fuerza y empezó a caminar lentamente haciéndose una imagen mental del lugar. Luego de unos muy largos minutos, por fin llegó al último escalón, dejando salir el aire que no sabía que estaba reteniendo, lo había logrado.

– ¿Innie?– llamó Chan desde la cocina al escucharlo bajar – ¡Jeongin!– exclamó, corriendo hacia su hermano, revisando por todas partes para cerciorarse de que no estuviera lastimado.

– Chan, estoy bien– suspiró con cansancio el menor.

– ¿Cómo rayos bajaste? ¿No pensaste en que podías caer y lastimarte? ¡Papá me mataría!

– No te pongas así– hizo un puchero –. Conozco la casa perfectamente, puedo cuidarme.

Chan no dijo nada más, mirando con atención el uniforme de Jeongin, sintiendo una punzada de tristeza.

– Ven aquí, terminaré de arreglarte– dijo suavemente al menor, empezando a ordenar sus ropas y su cabello que no estaban de la manera adecuada.

– Soy un inútil– susurró con molestia, dejando que su hermano por primera vez tocara su cabello como quisiera, al fin y al cabo no podía hacerlo por sí mismo y no le quedaba de otra.

– Mocoso, no digas eso, no es la gran cosa– habló con comprensión –. Y... ya está. Ahora sí, podemos irnos.

– ¿Papá ya se fue?– preguntó Jeongin acomodando la mochila en su hombro.

– Sí, hace rato– soltó, tomando las llaves de su auto y tomando la mano de su hermano para guiarlo.

– Creo que papá no quiere verme– dijo con amargura el menor –. Hace días que ni siquiera llega a mi habitación a saludarme.

– Tiene muchas cosas que hacer, sabes que no es eso, Innie.

Jeongin guardó silencio, no creía en las palabras de Chan, sabía que su padre no podía ni verlo después de lo que pasó, a lo mejor solo quería ignorar el hecho de que estaba ciego.

En el asiento trasero, Jeongin estaba terriblemente ansioso, quería escapar, sabía que no sería fácil y que lloverían muchas preguntas, y claro que no las iba a responder, solo esperaba ser lo suficientemente fuerte para afrontarlo.

– Estamos aquí– avisó Chan, sintiéndose temeroso, no quería que su pequeño hermano fuera discriminado –. ¿Quieres que te acompañe hasta tu salón de clases?– preguntó, desabrochando su cinturón de seguridad.

– No, no. Dijiste que Felix me ayudaría.

– Pero Felix aún no viene, dijo que pasaría a desayunar algo rápido antes de venir– explicó el mayor.

Jeongin se resignó, tendría que ser escoltado por su hermano mayor hasta su salón o tendría que irse solo con el riesgo de caerse frente a toda la escuela.

– Hey, Jeongin– escuchó una voz demasiado familiar afuera del auto –. No sabía que regresarías hoy.

El menor no respondió, pensando en por qué la vida era tan injusta con él.