Káiser

Capítulo 4: Ruby

Al terminar el día me tumbé sobre mi cama, apenas llevaba una semana en el internado y mi vida se estaba poniendo completamente de cabeza. Eso me hacía extrañar cada pequeña cosa del orfanato, lo acogida que me sentía y por supuesto, a salvo. No digo que el internado no sea seguro, pero después de la escena de ayer me lo he replanteado profundamente. Lo único que me otorgaba tranquilidad era tener a Sadie cerca «¿Supongo que estar en el orfanato tenía sus ventajas, no?»

Para mi mala suerte, me había quedado profundamente dormida y no me quería excusar, pero ayer fue un día intenso. Rápidamente, me puse lo primero que tenía a mano y corrí con mi bolso café moro hasta la clase del señor Walker. Ya había comenzado hace siete minutos.

Nunca he tenido que pasar por este tipo de situaciones, mi corazón estaba latiendo a mil por hora. Suspire y me arme de valor para tocar suavemente la puerta del salón. Después de varios segundos el profesor atendió a mi llamado, pero la expresión de su rostro me decía que mi presencia tardía no le agradaba para nada.

— Señorita Mitchell, espero que esta sea la primera y última vez que llega tarde a mi clase... Para la próxima no la dejaré entrar. — Comento tajante y continuo explicando su clase.

Me alivie al ver mi puesto disponible, pero en cuanto gire mi mirada unos milímetros me encontré con una sorpresa, mi molesto compañero.

Me senté en silencio junto a él sin regalarle absolutamente ninguna palabra, pero este me miro por un segundo para dejar salir una risa burlona de sus labios mientras negaba con la cabeza, no pude evitar sentir como mi sangre hervía junto a mis mejillas «Que tipo tan molesto, lo detesto.»

Era la primera vez en toda la semana que observaba a este tipo reír «Por una desgracia tuya.» Hasta pensé que no tenía sentido del humor, ya que siempre está serio, con su mirada profunda perdida en el brillo de los anillos de su mano y no era que yo mirase a Káiser, en absoluto.

Pase el resto de la clase ignorándolo, así como él lo hacía conmigo. A la hora del almuerzo, había quedado de juntarme con Sadie para comer juntas, así que de camino a la cafetería pase al baño para refrescarme, pero hoy todo estaba en mi contra, no había papel higiénico. Intente buscar en cada baño, pero al parecer había una extinción de papel.

Llegando al final del pasillo intenté arreglar mi coleta con un poco agua, salir corriendo en la mañana no me dio el tiempo suficiente de peinarme. Moje mi cabello castaño con un poco de agua y volví atarlo, lave mi rostro con un poco de agua fría y no pude evitar llevar mi mirada curiosa hacia algo que estaba escrito en los azulejos del baño "Kaiser + Ruby" rodeado de pequeños corazones escritos con plumón negro, arrugue la nariz y no le di mayor importancia, mi estómago ya rugía del hambre «Seguramente era alguna chica loca obsesionada con él, de todas formas a mí no me importa.»

La cafetería estaba llena, como siempre, pero debo agradecer a Sadie, ya que estaba apartando un puesto para mí en la fila. Después de unos veinte minutos, por fin nos sentamos a comer y conversar sobre nuestra primera semana dentro del internado. Sadie, al igual que yo aspiraba a alcanzar alguna beca universitaria, compartíamos muchas cosas en común y la universidad era una de ella. Entremedio de la conversación, no dudo en preguntarme si había sucedido algo ayer. No pude mentirle, así que confesé el horror por el que pase por la mañana.

Nuestra charla se vio interrumpida cuando una chica rubia de figura delgada dejo caer con brusquedad su bandeja de almuerzo sobre el mesón y se sentó junto a nosotras, precisamente al frente de mí. Su actitud no me daba buena espina, llevaba un piercing en la parte baja de la nariz, un delineado negro que cubría casi por completo sus ojos azules, una mini falda de mezclilla y un pequeño top negro.

— ¿Qué te traes con Kaiser? — Pregunto sin escrúpulos la rubia, clavando sus profundos ojos color mar sobre mí.

— ¿Qué? ¿Disculpa de que hablas? — Le cuestioné confundida, no entendía nada de lo que estaba pasando, sobre todo porque la persona que menos me interesa es precisamente él.

— No me tomes el pelo querida, los vi juntos salir de los camarines muy temprano.— Insistió la chica, su mirada comenzaba a enfurecerse y podía notarlo en la forma en que se estaba desquitando con su pasta boloñesa enredándola bruscamente con el tenedor.

— No... no es lo que crees.— Intente explicarle lo que había sucedido esa mañana en los baños, pero la rubia se negaba completamente a escucharme.

— ¿Entonces yo estoy loca o que? No estorbes niña, no hay espacio en la vida de Káiser para alguien más que no sea yo, grábatelo en tu puta cabecita, ¿entiendes?— Dictaminó golpeando el platillo de pasta con el tenedor que sostenía en su mano.

— Él solo me salvo de...— Balbucee queriendo expresarme, pero la rubia no me dejo terminar de hablar interrumpiéndome nuevamente.

— No me interesa, solamente aléjate de él ¿Entiendes? Por cierto, soy Ruby, su novia.— Recriminó haciendo énfasis en la última palabra, con una sonrisa victoriosa.

— A mí no me importa Káiser, de verdad.— Murmure por lo bajo.

— ¿Tú crees que yo tengo un día de nacida? Ni un pelo de estúpida niña, ni uno solo ¿me entiendes? Si tanto quieres comerte algo, comete esto.— Ladró la rubia levantándose ferozmente de su asiento para lanzarme el plato de pasta sobre mi sudadera blanca.

Cuando pude reaccionar, la rubia ya estaba del otro lado de la cafetería. Lo iba a dejar pasar, pero Káiser tenía que saber la amenaza que me había hecho su "novia" y ponerle un alto, ya no podía seguir aguantando cosas de esta gente. Con esto no cabía duda alguna en mi sistema, odiaba a Káiser, detestaba absolutamente todo lo que tuviera relación directa con el «Ojalá no le viera la cara nunca más.» Era mi mayor deseo en este momento.

Sadie me ayudo a limpiar mi ropa al menos para la siguiente clase que era la última, ella siempre estaba ahí cuando la necesitaba, aunque sus ganas de golpear a Ruby eran muchas, al final Sadie era demasiado indefensa como para golpear a alguien, pero que cuidara de mí se sentía acogedor.