Después de lo ocurrido hace unos días con Káiser no hemos vuelto a intercambiar palabra alguna. Aún me pregunto como tuve la audacia de enfrentarlo, pero creo que jamás había estado tan enfurecida en toda mi existencia. La escena de mi mano estrellándose contra su mejilla sigue dando vueltas en mi cabeza como una cinta vieja, sin dudas colisioné.
Lo del primer día, entre Káiser y el señor Walker continuo repitiéndose hasta el tercer día, donde simplemente el maestro no quiso discutir con él y lo dejo pasar a la clase, ignorándolo completamente. Intente conversar con el maestro sobre lo ocurrido con mi examen, pero ya que no tenía pruebas que culpabilizaran a Káiser solo me dio la opción de rendir el examen otra vez con un punto menos, pero al menos pude recuperar parte de mi puntaje.
No iba a dejar que nada arruinara mi propósito, ni siquiera un molesto sujeto. Así que decidí levantarme media hora antes de lo habitual para comenzar mi día con energía. Tome una toalla grande de color blanco y otra pequeña para el cabello, en un bolso cuadrado con cierre empaque ropa limpia; unos jeans claros, zapatillas negras bajas y un canguro gris, sin olvidar la ropa interior limpia.
Para mi desgracia las duchas quedaban al otro extremo del internado, pero haberme levantado minutos antes me daba la ventaja de tener las duchas para mi sola y darme un baño realmente reponedor sin la presión de un camarín lleno.
Al terminar mi ducha, envolví mi cabello y mi cuerpo en las toallas que llevaba conmigo, salí de la ducha para secarme y vestirme en las bancas del camarín. Pensé que estaba sola hasta que oí unos pasos dirigirse hacia mí. Espere unos minutos, pero no pude divisar a ninguna chica.
Me puse la ropa interior más rápido de lo habitual, no quiero que nadie me vea desnuda, sería muy vergonzoso dar esa impresión, aunque ya comenzaba a sentirme a observada y no diferenciaba si era producto de mi imaginación o si verdaderamente había una estudiante conmigo ahí.
— Hola... ¿Hay alguien ahí? — Mi voz salió temblorosa.
Nadie contesto, me sobre exalte al sentir como unos pasos seguían avanzando hacia mi dirección, cada vez era menos la distancia entre ellos y yo. Mi corazón comenzaba a acelerarse, pero mi cuerpo no reaccionaba más que cubrir la parte superior de mi torso.
— Tranquila, hermosa, no te haré daño.— Aseguro un pelirrojo recorriendo mi cuerpo con una mirada lujuriosa que me provocaba repulsión mientras seguía caminando lentamente hacia mi dirección.
— ¿Qué... que quieres de mí? — Balbucee con la voz entrecortada, mi cuerpo rápidamente comenzó a dar pasos en reversa para alejarme de él.
— Solo busco un poco de diversión ¿Tú entiendes verdad? — Mordió su labio inferior y la velocidad de sus pasos era mayor.
Mi cuerpo comenzó a temblar por pensar en lo que podía suceder si seguía aquí con este sujeto extraño. Intente buscar con la mirada algo que me sirviera para defenderme, pero únicamente tenía la toalla y mi bolso, de tanto suponer ya había llegado al final del pasillo de los vestidores cuando mi espalda choco contra la pared de esta.
— Será mejor que te vayas... este es el vestidor de chicas.— Intente estabilizar el tono de mi voz, pero por dentro estaba aun temblando.
La distancia entre nosotros ya era inexistente, podía sentir el asqueroso olor de su perfume, su respiración chocando contra mi cuello y la manera en que sus ojos ansiosos recorrían mi silueta cubierta por la toalla. Experimente un escalofrío, apoderarse de mi cuerpo cuando una de sus heladas manos acariciaba mi pierna desnuda en dirección ascendente. Quede paralizada, no podía reaccionar.
En ese segundo, mi mente comenzó a pensar lo peor.
— Tranquila, no te dolerá — Susurró el pelirrojo buscando forzosamente mis labios con los suyos, pero fue interrumpido por un fuerte puñetazo que alguien le proporciono lanzándolo en dirección al suelo. Era Káiser, la persona que menos quería ver en estos minutos, pero milagrosamente estaba en el lugar y momento indicado.
No puedo negar que sentí un alivio de verlo, mi alma volvió a mi cuerpo cuando ya no tenía al pelirrojo encima de mí. Pude volver a respirar normalmente, tome mis cosas y a paso veloz me posicione atrás del pelinegro.
— Ni se te ocurra volver a ponerle un dedo encima.— Declaro al acosador para después patearlo por última vez en la zona abdominal.
Sin articular ninguna palabra, él extraño pelirrojo se levantó del suelo limpiando la sangre que fluía por sus labios y salió de los baños silenciosamente, arrojándole una mirada de odio y desprecio al moreno junto a mí.
— Ya se fue, vístete. — Indicó en un tono árido.
— Káiser yo... gracias, de verdad no sé que hubiera sucedido sin ti.— Murmure cabizbaja, aún no podía asimilar todo lo que acababa de suceder.
— Ya estamos a mano por lo de tu examen.— Confesó desértico haciendo sonar los huesos de su mano derecha.
No me esperaba que mi salvador fuera Kaiser, pero sinceramente me sentí a salvo con él. Iba a continuar vistiéndome hasta que me di cuenta de que estaba semi desnuda en la presencia del moreno.
— ¿Puedes voltearte? Necesito vestirme...— Susurre por lo bajo tapando mis intimidades con la toalla.
— ¿Realmente crees que me interesa mirarte? — Se mofó rodando los ojos simultáneamente, se ponía de espaldas.
No pude evitar sentirme irritada por su comentario, pero tampoco me interesaba agradarle de esa manera a Káiser, él no era el tipo de chico que se robaba mi interés. En breve me vestí para poder ir a mi dormitorio por mis cosas y llegar a tiempo a la primera clase. El moreno me escolto unos metros la salida de las duchas y luego desapareció sin decir palabra alguna.
El hecho de que Káiser salvara mi vida no cambiaba absolutamente nada en mí, seguía siendo un tipo despreciable y desagradable a mis ojos, aunque estaba agradecida, pero para mí sus actitudes en clases, con el señor Walker y lo de mi examen, eran hechos que no cambiarían ni modificarían la imagen que me había creado de él en mi cabeza.
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Káiser
RomansaSolo hay un nombre que está en boca de todo el orfanato, millones de rumores sobre cómo llegó aquí, especulaciones sobre su pasado ¿Apuñalo a su padre? ¿Estuvo en la cárcel? o ¿solo es un alma perturbada por el cruel juego del destino?