8. arruinemos la amistad

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Después de la noche que compartimos Juan Pablo y yo, no hemos hablado de ello. Por la mañana fui la primera en despertar y prácticamente huí de la habitación, no tenía cara para mirarlo y hablar. Me refugié gran parte del día aligerandole algunos pendientes a Baños y Make, ellos eran los encargados de registrar las maletas y todo el equipaje, sin embargo, me ofrecí a hacerlo por ellos, así que decidí gastar mis horas en el aeropuerto de Buenos Aires, ese día partíamos de nueva cuenta a España, por lo que no regresé al hotel, confié en Mir para que empacara mis cosas, que realmente no eran muchas. 

Veo el reloj en mi teléfono, en pocos minutos deben estar los chicos y todo el equipo, me doy cuenta que una van plateada se estaciona a las afueras del aeropuerto y de ella baja Baños, Triana y todos los demás. 

—Te debo una, tía—dice Baños en cuanto cruzamos caminos.

—No es nada—le respondo sonriente.

La última furgoneta que llega es la de los chicos, se entretienen un poco tomándose fotos y firmandoles algunas cosas, desvío la vista de Juan Pablo y me concentro en prestar atención a algo que Koco está diciéndome. Mir es la primera en llegar y darme mi bolso, me encargo de documentarlo y luego me pego como chicle a mi amiga. Saqué nuestros asientos juntas y lejos de los cuatro cantantes. Sé que estoy siendo una inmadura de mierda pero el miedo me paraliza y prefiero dejar la situación para después. Durante el viaje a España, Miriam y yo la pasamos la mayor parte del tiempo dormidas, las horas de trabajo nos consumen y nos pasan factura, para cuando llegamos a Madrid, es un nuevo día.

—Lucy—escucho la voz de Villa a mis espaldas mientras vamos llegando al hotel.

—¿Qué pasa?—pregunto mirandolo sin expresión.

—¿Cree que podamos hablar?

Mierda. El momento que he estado evitando.

—Mmh, si, claro—respondo—. Vamos.

Ambos tomamos el elevador hacia nuestro piso, me sigue a mi habitación, deja su bolso junto al mío y luego los dos nos sentamos en el pequeño sofá que hay en la estancia. Durante largos minutos ninguno dice nada, así que prendo la televisión. Están dando en la plataforma de streaming una novela que he estado viendo, así que tanto él como yo, nos quedamos en silencio viendola. Genial. Íbamos a hablar y en su lugar, nos quedamos callados.

Trato de concentrarme en la pantalla del televisor, otras veces no me resulta nada difícil perderme en la trama de las novelas mexicanas que tanto me gustan, sin embargo, en esta ocasión, mi mente está dispersa y mi atención se encuentra en la persona que está a mi lado.

Generalmente me encuentro cómoda alrededor de Villamil, pero en estos momentos no es así, no puedo dejar de aspirar su aroma, que vuela como partículas traicioneras y se cuelan por mi nariz, dejándome un poco descolocada. Naturalmente huele a jabón y hierbabuena, aparte de su colonia masculina, que nuevamente me nubla los sentidos. No puedo negar que las últimas horas he sentido la tensión sexual entre nosotros, aunque he tratado de hacerme la loca y al parecer él también, pero algo me dice que caminamos sobre una pendiente floja, que en cualquier momento va a colapsar. Me aterra pensar quién de los dos va a cruzar otra vez la línea primero.

Tomo un trago de mi cerveza tratando de tener una distracción y no pensar mucho en el brazo de Villa que roza el mío.
El final de "Teresa", la telenovela que llevábamos viendo juntos acaba y es hora de enfrentarme a Juan Pablo, seguro va a querer comentarlo y no sé si seré capaz de ignorar las ganas que tengo de lanzarmele encima, especialmente porque esa maldita camisa blanca le queda bien.

Para mi sorpresa, no hace comentario alguno sobre el final de la telenovela, más bien, se me queda mirando de forma intensa, lo que raramente me hace encogerme en mi lado del sillón. Otras veces me ha mirado así y ni siquiera me he inmutado, pero ahora...

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2023 ⏰

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Mejores amigos | j.p. villamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora