Capitulo 1

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Me llamo Callum. Vale, lo primero que estarás pensando es: ¿Qué clase nombre es ese?, no lo sé ni yo. No sé quien me puesto este nombre porque no recuerdo nada del pasado. Lo cierto, es que hace una semana me desperté en este manicomio, o eso me han dicho los enfermeros. No recuerdo haber hecho nada grave. Y ahora dirás ¿Cómo te acuerdas de tu nombre, si tienes amnesia? Por qué al despertarme me han dicho: "hola Callum, ¿ qué tal te encuentras?" Yo no he respondido, solo he hecho un gesto de si con la cabeza, que significaba un "Sí ,estoy bien".

Hace un momento ha entrado un celador a la habitación a decirme que podría salir al patio en media hora. Y solo diez míseros minutos. Pensaba que aquel sitio no era tan malo, de hecho me empezaba a gustar. Al fin y al cabo, es el único hogar que tengo en este momento. Hasta que he visto a un hombre encadenado en una silla de ruedas, gritando, seguramente con todas sus fuerzas.

La gente me mira mal cuando pasó por los pasillos, o también susurran cuando me ven. Puede que les resulte raro que un niño de tan solo diez años esté en tal sitio. A mí también me resultaría raro ver a un niño pequeño en un manicomio.

En este sitio hay gente de todo tipo. Hay locos buenos, y malos. La mayoría me caen bien, por que los malos están en la última planta de todo el hospital (por no llamar manicomio, que es un nombre un poco feo).

A la hora de salir para comer, un hombre se ha acercado a mí y me ha preguntado si quiero comer con el, para hablar de que no podía más con este sitio.

- Eh... tu niño, ¿quieres comer con migo? estoy harto de este sitio.- Su mirada te helaba la sangre.
Yo quiero un amigo. Estoy cansado de no tener un amigo, pero relacionarme... no se me da muy bien.

A la hora de la comida, el hombre se ha sentado a mi lado. Era probablemente, treinta años más mayor que yo.

- Me llamo Charlie, ¿y tu?, llevo aquí desde los veinte años. Te he visto la cara de pánico cuando has visto al hombre ese gritando. El hombre que gritaba es mi primo. Tenemos la misma enfermedad mental. - Mientras hablaba, sonreía, las pupilas dilatadas, los ojos muy rojos y muy abiertos, y miraba por todos lados. Pero me empezaba a caer bien.

- Me llamo Callum... no sé que hago aquí. Tengo diez años.

Esta conversación ha sido la ultima que hemos tenido. Al día siguiente, lo busqué por todo el hospital, pero no encontré rastro de él. Pregunté por él pero parece que nadie lo conocía...


La caída de los pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora