La caída de los pensamientos

Capitulo 4

Estos días Alex y yo no nos hemos dirigido la palabra en ningún momento. Yo intento hablar con ella pero, estuviera lo que estuviera haciendo se aleja de mí. No entiendo por qué. Me parece a mi que soy un bicho raro para ella.

Mientras recogía el pupitre ha entrado un hombre que no había visto nunca a decirme que, en un mes ya podría salir. Tengo que admitir que estoy nervioso, ¿Dónde me quedaré cuando salga? , solo me pregunto eso.

-He oído que dentro de poco te vas de aquí...- suena una voz detrás de mi.

- Sí, no como tú.- Le respondo.

Hay unos instantes de silencio.

- Vale, lo siento por ignorarte. Pero, nunca he visto nadie como tú.

- ¿Y eso tiene algún problema?- Le interrumpo.

- La gente te mira mal, y si yo estoy contigo también me mirarán mal. A lo mejor me sacan antes de aquí si me porto bien. Me pongo muy nerviosa muy fácilmente y se puede liar mucho.

Lo único que hago es sonreírle.

Tengo que admitir, que odio este sitio, ya no me gusta, veo a gente que no he visto nunca, y a los dos minutos ya no existen: Desaparecen. Por ejemplo, Charlie, no he vuelto a saber nada, absolutamente nada de el. Tampoco es que me importe mucho. Seguramente ya haya salido...

He ido a comer, y alguien, me ha hecho la traveta, no he visto bien su cara .Me he manchado toda la cara, la ropa, y el pelo. De lejos, oigo que alguien dice : Ahora ya tienes color de pelo! Todo el comedor se ríe a carcajadas. Me levanto, tiro la bandeja a la basura y me voy corriendo al baño para limpiarme toda la comida que tenía por el cuerpo.

Mi corazón iba a la velocidad de la luz, mi respiración estaba muy acelerada, y poco después me vino un calor inmenso por todo el cuerpo. Apreté los puños para contenerme, pero no se que me pasó, cogí el bote de champú y lo estampé contra el espejo. Unos segundos después el espejo se rompió en pedazos, haciendo un estruendo. Abrí los ojos como platos, me metí en uno de los váteres y puse el pestillo.