Capítulo 1

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—EBELLE—







A un pacto, un compromiso fue al que accedí cuando conocí a Kacper Czarnecki, el consentido de la supremacía. Fui elegida por el mismísimo Maurycy Czarnecki, a quien le demostré mi valía para defender a mi familia quienes han sido constantemente pisoteados por los W.P.O.L. Desalmados que asesinaron a Pieter, sin piedad alguna.

Pagarían por esto y todo lo que su mierda de organización ha venido arrastrando en contra de los míos, a no ser por que tenía que casarme con el desalmado de Azael Walczak. Ahora, que era la sucesora, cuando dos de mis propios hermanos me odiaban, cuando pensaba mostrar mi valía y ajustar las cuentas hasta hacer el puto universo arder, tenía que atarme al enemigo.

Desde mi nacimiento fui exiliada al extranjero, desvinculada de todas las libertades y figura parental, a diferencia de mis hermanos. Crecí bajo diferentes culturas y criterios, obligada aprender de las distintas lenguas hablantes y pasar desapercibida.

Nuestra comunicación era cada dos años, cuando sus insípidas respuestas eran: alegar del nuevo continente o país al que me mudaría y que nunca olvidara de donde provenía. Migajas y nada más, sin embargo el tacaño afecto me llenaba de orgullo y así acepté mi destino, cumpliendo sus reglas bajo talla, sin refutar aún se consideraran banales.

Al cumplir los quince, podía derribar diez hombres y escabullirme sin ser detectada, aunque mi cabello rojizo quisiese en todas partes un protagonismo. La fortaleza y mentalidad las poseía, era cuestión de cumplir la mayoría de edad, y aunque mis planes ya implicaban desobedecerlos, me orillé a encontrar la manera de lograr lo que me estaba proponiendo.

Mi apellido siempre fue mi talón de Aquiles y no pensaba descansar hasta vengar las pérdidas que cada noche vislumbraba en mi portátil. Los polacos se propusieron a destruir lo que un día sería mi hogar y no podía permitirlo, ya no era un tema de obediencia si no de principios.

No obstante, luego de lo todo lo que tuve que hacer para llegar donde estoy, recibir aquella información me resultaba desagradable como descabellada.

—Escucha a tu padre Ebelle —miré al Maestre Wong Liu, quien si consideraba un padre, no al señor que me tomaba como una tonta.

—¿Qué escuche? —reí—. Maestre, me está diciendo que me voy a casar con el peor de mis enemigos, ¿sabe lo que implica eso?

—Implica que aceptarás y reinará la paz para las dos organizaciones —afirmó con ímpetu—. ¿No es lo que has querido? Paz, no más muertes.

—¿Habla usted de paz? ¿Donde habrá paz cuando los dos queremos la cabeza del otro? —negué con rabia—. Se que soy una mujer, el sexo débil, no crecí bajo sus mantas, véanlo como quieran, pero no voy a corroborar con esa estupidez  —avisé con seguridad.

—Hija mía, a veces la osadía nos termina cegando, o has olvidado todo lo que te enseñé —agregó el Maestre mirándome con calidez.

Estoy al tanto de que se preocupaba por mí, de hecho es la única persona a la que le importo y era evidente que le desagradaba la situación, pero también sabía que el camino racional era su fuerte, siempre me decía que utilizara la lógica para tomar mis desiciones, sin embargo no, esto ya era otra historia.

—Eres mi única hija Ebelle, lamento haberte subestimado pero hay que saber como hacer las cosa, no somos débiles pero estamos decayendo, hemos perdimos lo que en años en un par de meses —Confesó preocupado, de todos modos sus palabras no surtieron ningún efecto en mi persona.

—Llevo meses rascando sus narices y nunca me descubrieron, no hasta el día en que me convertí en tu sucesora, estoy totalmente preparada para los enfrentamientos —contesté amarrando mi melena en una cola alta—. Además... —recordé a Czarnecki y me retracté, nadie podía saber sobre eso. Resoplé —. Es todo.

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