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YuGyeom se encontraba a su lado quejándose sobre todas las cosas que veía, el trabajo estaba adelantado pero el maestro quería verlo y ambos iban igual de estresados ya que no querían fallar y que aquel severo hombre los repruebe.

— No siento ni mis ganas de seguir viviendo — habló recostándose del hombro del más alto, ambos por igual no habían dormido nada ocasionando que JungKook cerrara sus ojos de vez en cuando, no se pudo percatar sobre si la muchacha estaba ahí o no.

Escuchó a YuGyeom suspirar. — Mira con disimulo quien está detrás de ti.

JungKook miró por encima de su hombro y una sonrisa se formó en sus labios, sus mejillas se sonrosaron y sus orbes negros brillaron.

La muchacha dueña de sus pensamientos y sueños se encontraba detrás de él sin – aparentemente – percatarse de su presencia, se giró y se permitió apreciarla de cerca.

Le importaba poco lo que YuGyeom le había comentado el viernes, solo podía pensar en lo hermosa que era y en lo divina que podría escucharse su voz. La mujer levantó su mirada y al instante sintió un pequeño tirón por la mirada brillante que le dedicaba el chico.

Pareces un acosador. Háblale.

Relamió sus labios y la picazón en sus manos apareció, YuGyeom notó lo ansioso que se había puesto su amigo y rodó sus ojos para luego darle una pequeña ayuda.

— Hola, soy YuGyeom —. El chico salió de detrás de su amigo e hizo una leve reverencia, la chica lo aceptó cortando la linda conexión de miradas que ambos tenían.

— Un gusto, soy Lisa —. Formó una hermosa sonrisa que provocó que ambos chicos sonrieran. YuGyeom se asombró al ver su sonrisa, era peculiar, no extraña, pero si atrapante y su voz era como una linda melodía que combinaría con perfección cualquier instrumento musical.

Lisa dirigió su dulce y curiosa mirada hacia JungKook, pero este no parecía percatarse de lo que anhelaba la chica. Estaba demasiado ido pensando y rememorando su dulce voz y nombre. Hasta que YuGyeom le dio con disimulo un codazo.

— JungKook. Mi nombre es JungKook — murmuró sintiéndose cohibido de repente, la chica asintió y volvió a sonreír con sus mejillas enrojecidas.

YuGyeom notó que su parada ya estaba frente a ellos y sacudió su mano en dirección a Lisa en señal de despedida. JungKook lo siguió aún absorto en su ensoñación.

Solo salió cuando la escuchó hablar otra vez.

— Adiós, JungKook —. Lo bello que se había escuchado su nombre salir de sus preciosos labios le había generado un humor que sería imposible de desaparecer.

Siquiera YuGyeom lo haría sacar de sus casillas. No ese día.

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Jueves ; LisKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora