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(Cuatro años después, actualidad)

La música resonaba por todo el club, la gente bailaba, cantaba y reía, completamente perdidos entre el alcohol y aromas que se mezclaban. Era una noche sin estrellas, en el balcón del tercer piso se encontraba un Omega, suspirando nostálgico mientras miraba el cielo, su celular sonó lo que indico que era hora de irse, bajo hasta el último piso buscando a su amiga con la mirada, camino entre la gente, sintiéndose mareado por tantas feromonas mezcladas, se tapo la nariz. Entre empujones y manoseadas llegó a la mesa que había reservado junto a su amiga, la cual tampoco estaba ahí, en su lugar habían dos Alfas que no conocía

—Disculpen, ¿Han visto a una chica de pelo corto y rubia? Se supone esta es nuestra mesa— grito por lo alto de la música, ambos chicos lo miraron con lasciva de arriba a abajo

—No pero puedes esperarla aquí, no mordemos— dijo uno de ellos guiñando un ojo

El Omega los miro asqueados, no pudo evitar poner los ojos en blanco, lo que hizo enojar a uno de ellos poniéndose de pie junto a él

—¿Acaso te parecemos asquerosos?— pregunto demasiado cerca de él

—No me parecen, lo son— el que estaba sentado simplemente carcajeo mientras el otro gruño intimidado al Omega haciéndolo soltar un chillido

El tipo se burló, —Estúpido Omega— musito volviendo a sentarse

El chico quiso protestar pero en ese momento un fuerte estruendo sonó y con ello varios disparos se escucharon, haciendo que la gente gritara y empezará a correr, una bala dió directamente en su pierna, haciéndolo gritar del dolor, lo que el Omega atino a hacer fue a cubrirse la cabeza y esconderse abajo de la mesa, haciéndose bolita, afortunadamente ese día había tomado un inhibidor por lo que su aroma no lo delató ante él miedo que comenzó a sentir.

Los Alfas de hace un momento habían caído muertos frente a él, salto del susto conteniendo un chillido, luego miro varias personas vestidas iguales pasando y subiendo hacia el segundo piso.

Lo siguiente que vio fue a un Alfa, alto y de pelo negro caminar como si nada hacia uno de los cantineros que se escondía detrás de la barra.

—¿Dónde está Hyunjin?— pregunto.

—É-él no es-esta aquí— musito el cantinero temblando de miedo, el Alfa sonrió malvado, encañonando su arma en la frente del contrario el cual empezó a llorar, —Por favor, n-no me mate— suplicó

El Alfa soltó una carcajada, el chico escondido bajo la mesa contemplo todo con pavor, escuchando los gritos del piso de arriba junto a los disparos.

—Por su puesto que no te voy a matar, tienes que dejarle un mensaje a tu querido jefe— sonrió bajando su arma, enseguida el cantinero se arrodilló frente a él pegando su pecho al suelo como agradecimiento de perdonarle la vida. —Dile a Hyunjin que los Lee regresaron de sus lindas vacaciones— sonrió y disparó exactamente a un lado de la cabeza del tipo haciéndolo gritar y temblar.

Dicho esto, silvo alto dando la señal a su gente de que era hora de irse, el Omega presenció cómo un silencio infernal se instalo en el club luego de que la balacera cesará.

Salió de la mesa con dificultad, arrastrando su pierna lastimada, estaba perdiendo mucha sangre, se encontró con una masacre en el lugar, sangre por todos lados y cuerpos sin vida, horrorizado y entre lágrimas intento buscar a su amiga, pronto escucho el ruido de sirenas.

Desafortunadamente, lo único que encontró de ella fue su bolso tirado fuera del baño, sin nada de sus pertenencias más que el labial que el mismo le había regalado, con el corazón latiéndole a mil, rebuscó su celular para llamarle, seguramente y con suerte había huido de ahí, pero rápido se dio cuenta que lo había perdido. Frustrado se tiró al piso a llorar, del dolor y angustia mientras sentía perder fuerzas.

𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞 || 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐲 𝐤𝐢𝐝𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora