Racshan.

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Ella era una hermosa princesa, ella era la heredera al trono del imperio "Racshan", a la cuál, actualmente, muchos príncipes intentaban cortejarla, su imperio era uno de los más poderosos.

A la opinión de los padres de la chica, para ser emperatriz primero debía de contraer matrimonio con alguien de su clase social, no aceptarían nobles en su familia, solo herederos de otros imperios, era para la seguridad de un heredero de buena raíz sanguínea, quién pudiera gobernar en un futuro y pudiera proteger a su madre, quien a la hora de casarse perdería el derecho a sus tierras, el futuro era algo impredecible, pero para la bella dama era algo irrelevante en estos momentos.

Para la señorita no era agradable esa manera de pensar, sin embargo, ella era hija única y no había otra línea hereditaria para el trono, de manera obligatoria debía heredar el trono.

Sin más remedio ella era quién debía heredar el trono, aunque odiara la idea.

-Ah- soltó un suspiro la chica de cabellos rubios- solo pensar tanto hace que duela mi cabeza- la chica se levantó- condesa Alison, saldremos a dar un paseó corto- aviso la señorita.

-Si, su majestad- la dama de compañía se levantó, preparo a T/n y camino fuera del palacio junto a la princesa.















Ella era una princesa guerrera que no necesitaba de un hombre para ser salvada, y eso se lo había dejado muy en claro a la sociedad, la mayoría de las mujeres la miraban mal, para ellas esas ideas no eran apropiadas para una señorita, pero muchos de los hombres de la alta sociedad caían embobados ante la clase social y belleza de la heredera al trono, todos tenían la absurda creencia de que cambiaría cuando contrajera matrimonio.

Al estar rodeada de tantos nobles de clase alta, algunas situaciones eran abrumadoras, los rumores y las habladurías eran agotadoras.

El tema de etiqueta se le daba muy bien a la joven, pero sinceramente ella prefería ser un caballero, ser quién lideraba a sus fuerzas para salir a la batalla, pero sin duda sus padres no dejarían que fuera así, en esa época liderar en batalla era asegurar que no encontraría un buen esposo o que sería "impura" ante la sociedad.

Eso no era para nada atractivo ante los hombres, las mujeres guerreras eran denigradas en ese entonces, pero ella no le importó en lo más mínimo ese detalle.

Pero era necesario ser buena en todo lo que conllevaba ser una buena emperatriz, ser una buena mujer, una señorita ejemplar y más que todo, una buena esposa, ella era la siguiente heredera en la línea sanguínea y tenía que dar el ejemplo.














A T/n se le daban mejor la arquería, la esgrima y combate cuerpo a cuerpo.

Era una fiel amante al arte y la literatura, era preferible leer un buen libro, a tener que ver la hipocresía de las personas de "su clase", en la mayoría de sus itinerarios era preferible una o dos horas de lectura a perder su tiempo en fiestas de la sociedad.










El imperio Racshan está ubicado al sur del país Henyeur, este imperio gobernaba la cuarta parte del país. Lo que significaba que tenia gran influencia y mucho poder sobre las decisiones de los pequeños imperios y de los pequeños reinos de la región.

Era uno de los más poderosos, pero estaba por debajo del imperio "Gyenyu", ese imperio actualmente era gobernado por el emperador Masaru, sus dos hijos eran la siguiente línea hereditaria, sin embargo, ambos tenían que contraer matrimonio para heredar el trono.


















-Un saludo al sol de imperio- Me incline ante mi padre, siempre era este mismo absurdo saludo, el no hacía más que un estúpido intento de gobernar.

-Es un gusto verte, hija- asentí.

-Me han informado que requería mi presencia de manera urgente-

-Oh si, eso, bueno en realidad- se quedó en silencio un momento- Hoy tendrás que reunirte con los príncipes herederos de los imperios, Shicshan, Gyenyu y Sheisu- informo con una sonrisa burlona.

-Oh, claro- acomode mi traje de entrenamiento- Iré a prepararme.

-Ve, te puedes retirar- Salí de ahí, los caballeros me escoltaron a mi habitación

Este era un momento inoportuno, si tan solo los Dioses me hubieran bendecido con un hermano no tendría que asistir.

Mi dama de compañía estaba lavando mi cabello, estaba dentro de la tina de baño. Mi cuerpo desnudo reposaba sobre la fría porcelana de la tina.

-Lily, podrías- ella no me dejó terminar.

-No, su majestad, el emperador me ha ordenado que utilice el vestido rojo que la emperatriz mando a confeccionar especialmente para usted- ella se miraba apenada- lo lamento mucho.

-No te preocupes, órdenes son órdenes- ella terminó de prepararme y salí al despacho de mi padre.

(Golpeteo en la puerta)

-Adelante- entre y mi padre se deslumbró- te ves hermosa, hija mía- mis mejillas tomaron un leve rubor. Amaba a mi padre, pero cada día solo buscaba la manera de comprometerme con algún príncipe mimado.

-En qué lugar del palacio me reuniré con los príncipes? - pregunté bastante intrigada.

-En el jardín principal- avisó.

-Gracias, me retiró- el hizo un ademán con la mano y salí de ahí.

Me acerque al jardín, ahí me esperaban los príncipes Haitani, ambos eran muy atractivos. No podía negar que el color violeta de sus ojos era hipnotizante y embriagante.

-Bienvenida sea la deslumbrante Luna del imperio- el hizo una leve reverencia estando sentado- Princesa T/n, es un gusto verla- el primero en levantarse y saludarme fue el Príncipe Ran, quien era príncipe heredero del imperio Gyenyu.

-Igualmente Príncipe Ran- hice una leve reverencia.

-Se ve hermosa el día de hoy, princesa T/n- el hermano menor del príncipe me saludo.

-Gracias, usted también se ve muy bien príncipe Rindou- le di una leve sonrisa.

Tome asiento al lado de los príncipes Haitani, herederos del imperio Gyenyu, unos momentos después tomo acto de presencia el príncipe Takashi, heredero del imperio Sheisu, y por último el príncipe Matsuno, heredero del imperio Shicshan.

-Es un gusto verlos el día de hoy- me sentía dichosa de poder ver al príncipe Mitsuya.

Definitivamente él era un príncipe modelo, era muy bondadoso. Podría decir que, para mi gusto, el era mi primera opción de matrimonio.

La tarde transcurrió en total tranquilidad, estaba enterada del propósito de esta fiesta de té.

Actualmente yo era un premio, que debía ganar alguno de los tres príncipes, y no solo ellos, los príncipes de países vecinos también buscaban agradar a mi familia y a mí.

Principalmente el príncipe Shinichiro me tenía en la mira, tal vez era mayor que yo, 10 años sí hacían mucha diferencia entre nuestras ideologías, pero definitivamente él era muy atractivo, él era príncipe heredero del imperio Yuokoun, que está ubicado en el país vecino, Shiinguen. Eran los principales dueños de ese país. Lo cual sonaba tentador para mi padre.






Debía tomar una decisión, pero eso podía esperar, primero debía asegurar mi trono.

Hacer alianzas era primordial ahora, estaba completamente segura de que ganaría aliados con tan solo mi amabilidad, o eso esperaba.

Sempiterno (Ran Haitani X Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora