Enloquecer de amor no es precisamente romántico

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Las arañas suelen manipular sus hilos. Moverse entre las líneas finas y estructuradas con sigilo y capturar a su presa en el proceso. Absorber su interior y desechar el resto. Posiblemente no era la mejor analogía, pero definitivamente podía compararse a lo que estaba a punto de hacer.

Katsu sonrió con una tranquilidad insípida, como si su cuerpo estuviese tranquilo pero su alrededor no. No le causaba confianza que el viejo estuviese aun cerca, pero, en fin, no había de otra.

Piso lentamente en el suelo, concentrándose en el mapa que se desarrollaba en su mente. Podía sentir los movimientos de su queridísima presa. Era muy consciente de que Karin probablemente había notado su pequeña trampa en el suelo, mas no significaba que estuviese a salvo.

Espero pacientemente a que siguieran el camino. Estaban obligados a buscarlo.

La única manera de detener el desastre es deteniendo la máquina y la única forma de hacerlo es llegando al generador. Lo divertido era el hecho de que ninguno, al parecer, había notado que aún no terminaba su pequeño juego.

Karin fue liberada, es verdad. Pero realmente no era algo que la afectara demasiado. Su fullbring había sido bloqueado por el uso excesivo que se había visto obligada a realizar, por eso no se resistió condado el idiota de pelo blanco junto con su padre se la llevaron.

Fue consciente de sus movimientos desde el principio: en parte estaba agradecido. No estaba dentro de sus planes matar a Karin. Debía ser paciente y esperar. Pronto la llevaría con él y volverían a vivir juntos como antes. Ahora aún más que antes.

Escucho con paciencia el traqueteo de la maquina mientras disfrutaba de cada paso que ellos daban. Mientras más cerca estaban, más agradecido se sentía.

Estaba anocheciendo, debían ser mínimo las seis de la tarde, pero el otoño aceleraba la llegada de la noche con delicadeza. El viento frio estaba empezando a ser molesto, pero sería de los últimos recuerdos de este mundo arruinado.

Envió un mensaje a través de su teléfono solicitando que encendieran la cabina donde retendría a Karin.

Solo esperaba no tener que lastimarla.

Sus pensamientos se detuvieron cuando sintió como la delicada energía de su exnovia recorría con más fuerza los canales del campo de fuerza. Había llegado el momento.

Las sombras de sus queridos infiltrados se asomaron por una esquina. Sonrió complacido y estiro las manos. Esto sería un poco complicado.

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Ichigo miraba con desconcierto el suelo a su alrededor. El olor putrefacto ya no era tan molesto, aunque su garganta aun le rogaba por un descanso. La boca la sentía seca y no dejaba de estar asqueado.

A su alrededor los cuerpos esparcidos en la mezcla babosa que cubría la tierra se desintegraban rápidamente, pero entre más se acercaban más gente había y por lo tanto las montañas de carne tardaban más en pudrirse.

Miraba a Karin debes en cuando con preocupación, pero ella no hacía más que mirar el suelo, detenerse por un rato y señalar a donde ir. No entendía muy bien lo que hacía, pero se aseguraba de cubrirla junto con los demás cada que hacía eso. En medio de su caminar ella volvió a interrumpir el recorrido, pero esta vez se quedó quieta por más tiempo. Su mirada no parecía reflejar nada, pero su cuerpo de repente se tensó.

Lo único que paso por allí fue una bandada de pájaros.

Repentinamente el sonido y el movimiento del suelo los alerto del impulso de la tierra. Una ola de huesos y sangre descompuesta se levantó en su contra.

Guerra a contratiempo (Hitsukarin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora