Capítulo 4: La villa de luna color sangre

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-No lo puedo negar- Le dije a Sofía con una sonrisa de oreja a oreja- Este lugar es maravilloso y hermoso, pero siento que no encajo, por alguna razón me siento irreal.

-Ya estás de nuevo con tus extrañas fantasías Anne, este mundo es muy real, yo soy real, tu eres real.

-Tienes razón, pero la sensación de que no estoy aquí es constante.

-Estas loca- dijo Sofía entre carcajadas-mejor volvamos a casa.

-Si- nos paramos y nos encaminamos a casa por el sendero rojo, rodeado de plantas carmesí y rosales espinosos, que bordeaba el río de aguas rosas. ¿Por qué este lugar es tan rojo? Hasta el atardecer que nos daba una vista hermosa era algo rosa y rojo.

-Oye Sofía, alguna vez te has preguntado qué hace rojos a estos senderos.

-Ya va a empezar- dijo con tono de aburrimiento.

-Lo siento, mejor ya me callo...

Hola, mi nombre es Anne Ruby and Coffee, nombre raro ¿No? El autor de esta historia lo puso, me hubiese gustado que me pusiera Anne Hathaway o algo así... Como sea, vivo en Red Village, un pequeño pueblo en el país de... emm... :-* bueno ahora no lo recuerdo muy bien... seguro lo olvide porque no es interesante, lo que sí es interesante es mi pueblo, la gente de aquí no tienen ni padre ni madre, todos somos amigos y siempre hay paz. Por alguna razón la gente de Red Village está obsesionada con el color rojo fuerte, son personas muy extrañas, pero no puedo irme, no conozco afuera y nunca he ido afuera, no conozco a nadie que haya ido afuera.

*****
-Mira ya llegamos, vez que no íbamos a tardar tanto como tú decías, Sofía.

-No tienes que tirarlo en cara, pudimos haber llegado mucho antes si no te hubieras parado a observar cada cosa y detalle del camino como una loca.

-Ya basta de reproches- le dije mirándola sonriente -Tenemos que llegar a la plaza, por los ingredientes para la tarta de zanahoria, si tardamos demasiado la señora Franklin se enojara y no la aceptará por más bien que sepa.

Luego cruzamos las perfectas y detalladas calles del pueblo hasta llegar a la plaza, en cuanto me acerque a la tienda me dio un fuerte dolor de cabeza, tan de repente que caí al piso mientras mi nariz sangraba.

-¡Dios Anne! ¿Te sientes bien? Ven vallamos con la doctora Marull, ella nos ayudará.

-Si, tienes razón, ayudame a levantarme- Sofía tomo mi brazo y lo puso sobre su hombro, pero... en cuanto di unos 5 pasos escuché a alguien gritar mi nombre.

-¡Anne despierta!

Al escuchar esas palabras de la nada el cielo rojo que nos cubria a Sofía y a mi empezó a moverse de un manera extraña, y empezó a llover, no era una lluvia normal, llovían cristales blancos, y esa persona tenía una voz muy familiar, ¿quién es? ¿Quién pronuncia mi nombre? ¿Como se que no me vuelvo loca? Más fantasías, más la sensación de un mundo falso, irreal.

-¡Anne!
-¡Anne Abbey!
-¡Anne Abbey García!
-¡Mi amada Lucinda!

La voz retumba, mientras todos miran los cristales que caen del cielo carmesí. Pero quién es esa chica, mi apellido no es Abbey... creo... tal vez si lo sea... No más fantasías.

Mi respiración se aceleraba, Sofía dejo de fijarse en los cristales para darse cuenta de que me hiperventilaba.

Mi país... ¿Canadá?... No... tal vez. Porque tengo tantos recuerdos que nunca sucedieron, o ¿Lo que está pasando no es real? Trance infinito. Luego otra voz sonó, no era la misma voz y no decía las mismas palabras.

-¡Tengo mucha hambre!
-¡No podrás seguir protegiéndola!
-¡Si la amas tanto mueran juntos!

¿Quien... soy? Mi cabeza estaba a punto de explotar de dolor, mi nombre es Anne... Rubí, Abbey... no puedo recordar cómo me llamo. Ya lo sé, no soy de Red Village, debo escapar, sea quien yo sea debo escapar.

Luego grité con todas mis fuerzas -¡¡¡Déjame salir de aquí maldito monstruo!!!

-Nunca te irás de aquí niña- dijo el hombre de cabello blanco desde lo alto de la torre de la iglesia- Este es mi reino, el reino del cerdo, el que entre aquí será despojado de su cuerpo, no has muerto aún porque tengo ciertos inconvenientes en el mundo real, pero no escaparas, ellos se encargarán de mantenerte aquí, no puedes morir aquí así que te lastimaran hasta que no puedas ni moverte.

Entonces tome un cuchillo de la plaza y corrí hacia la iglesia que estaba del otro lado del pueblo, estaba dispuesta a matar al cerdo caníbal, cueste lo que cueste el demonio tenía que morir, corría tan rápido como pude pero la gente del pueblo cuyas caras habían cambiado por las de seres malignos que querían ver mi sangre correr, todos controlados por el cerdo, corrían hacia mi para atacarme y mantenerme en este rojo mundo, corría mientras la luna se alzaba por el horizonte, tan roja como la sangre, por eso todo aquí era de aquel color tan peculiar, se veía igual que la sangre que el cerdo anhelaba beber. Tengo que pelear con los pueblerinos para alcanzar la victoria sobre la sangre y los huesos. Debo escapar.







El cerdo del viejo cementerioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora