El aire era frío, sus miradas estaban enlazadas, sabía que algo así podría pasar, así como sabía que Satoru no se atrevería a terminar con su agonía, lo conocía demasiado bien, conocía a la perfección al amor de su vida.
—Me estoy muriendo —Musito apenas mientras sentía como su cuerpo se sentía cada vez más pesado— Maldíceme Satoru.
—No voy a maldecirte Suguru —Dijo en respuesta mientras acomodaba un mechón de cabello de Suguru para poder ver su rostro, su corazón estaba roto, las cosas no debían ser así, no debían acabar así, el amor de su vida se estaba extinguiendo entre sus manos— no me dejes por favor, no te atrevas.
—No puedo... Quedarme... Lo Dios... Duele horrible —logró decir, el sangrado se estaba volviendo más abundante, su respiración mucho más agitada, la mirada de Gojo le decía que estaban al final del camino ya— Yo... Quería, quería morir en tus brazos, lamento haberte, dejado.
Llevó así su mano a acariciar con suavidad aquella mejilla en esos últimos momentos, Gojo Satoru era suyo, así como Suguro Geto era de Satoru, eran sin duda un par de almas destinas a volver entre ellas a donde habían sido felices, a su refugio en el pecho del otro.
—Yo no quería esto, yo no quería perderte, no de esta manera —Exclamo entre la sensación de dolor que le estaba partiendo el pecho en dos—
—Yo sí voy... A maldecirte por que... Quiero volver a tus brazos, la próxima vez, compremos recuerdos en chicago —Pidió con una suave sonrisa en los labios aun en esos ultimos instantes—
—Suguru, ya guarda silencio por favor —Pidió con el alma hecha trizas, sabía que si el así eso nada bueno pasaría, porque las maldiciones son sólo eso, maldiciones, no quería que su amor se viera envuelto en eso, así tuviera que perder a Geto para ello—
—Te maldigo Satoru, maldigo tu alma y la mía a buscarse y encontrarse cada vez hasta ser...
Ahí entre esos brazos la vida de Suguru Geto se extinguió por fin, sin poder concluir su maldición aquella maldición que iba a garantizarles un amor pleno, en verdad deseaba desesperadamente volver a encontrarlo.
—Suguru...Hey... ¡Suguru! No... No, no aún —Se decía una y otra vez mientras sus lágrimas se desbordaban sobre aquel cuerpo inerte que poco a poco se sentía cada vez más frío, no volvería a ver esa sonrisa no de nuevo —
Un sobresalto, el aire me faltaba, me senté de golpe sobre la cama mientras mi mano izquierda iba a sujetar mi brazo derecho sobre el hombro, esa pesadilla, esa maldita pesadilla de nuevo atormentaba su cabeza, aún no podía ver quien era la otra persona, como era esa persona que lloraba, porque no entendía lo que decía, solo escuchaba que hablaban en su sueño hablaba y no comprendía ni una palabra, pero la sensación, el viento frio golpeando su cara mientras sentía como se desvanecía de poco.
Solté entonces mi brazo para llevar ambas manos a mi cara y suspirar con pesadez eso justo antes de sentir mis mejillas mojadas, había llorado mientras dormía, detestaba que eso ocurriera, sentía que últimamente no lograba controlar esas lagrimas escurridizas que salían cada que lo deseaban.
—Soy todo un caso —Se dijo para levantarse y llevar su caminar hasta la cocina en busca de un vaso de agua para calmarse un poco, luego de eso volvió a su habitación ahí observó su teléfono el cual comenzó a sonar, era ese tono meloso que había escogido para Satoru, no tardó en caminar hasta el aparato sólo para responder — ¿Es algo pronto para que no puedas vivir sin mí lo crees? —Bromeo tras la línea—
—Tuve una pesadilla —Fue lo primero que se escuchó del otro lado de la línea— Sé que es pronto pero, te quiero a mi lado hasta el último de mis días Suguru Geto...
Y de nuevo por segunda vez esa noche estaba derramando lágrimas sin comprender realmente el motivo de estas, se me estaba volviendo un habito, pero Satoru provocaba en mi muchas sensaciones que realmente no lograba comprender, pero que admito, hacen mi pecho florecer de una manera agradable.
—En ese caso me tendrás a tu lado hasta el último de tus días —Soltó un suspiro cargado de pesar en ese momento— sabes... yo también tuve una pesadilla, pero no puedo recordarla —Murmuró para tomar sus cigarrillo y sentarse en la cama donde encendió uno de estos— creo que moría es confuso a decir verdad.
—En el mío tu morías —Era algo fuerte de hablar, un tema complejo que pasaría como una simple pesadilla sin sentido, o tal vez fundada en el amor desmedido que había crecido en el pecho de Gojo de una manera estrepitosa, un amor del que no tenía control alguno—
—Ah... ¿tan mal te caigo que ya quieres ser viudo? —Cuestiono con un tono bromista que intentaba maquillar el miedo y nerviosismo que tenía en ese momento, era algo tan raro que de alguna manera sus sueños se coordinaran—
—Jamás, es más estoy pensando en mudarme a tu departamento para no vivir más solo
—No por dios, con lo vanidoso que eres me vas a llenar todo de tus cremas y mascarillas —Respondió entre risas de imaginar aquello, aunque claro, no admitiría que sintió como si su corazón se fuera a salir de su pecho en ese instante sin más—
—Prometo compartirlas contigo si me dejas ir a vivir a tu apartamento, así Ann me odiara más —Rio un poco también al visualiza casi la cara de la castaña—
—¿Por qué te gusta molestarla tanto?.
—Ella te tuvo por muchos años, incluso prometiste casarte con ella, eso me pone muy celoso.
—Eres un niño mimado Satoru —Culmino con una enorme sonrisa mientras llevaba a sus labios el cigarrillo por última vez—
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Another Love
FanficS I N O P S I S Mis padres suelen decir, que por ser un artista estoy más cerca de lo emocional, que por ser un artista soy una persona tontamente apasionada que cree en los cuento de hadas, el patético amor verdadero, el amor profundo que se clava...