C A P I T U L O V: "Y quiero besarte, hacerte sentir bien."

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Y me declaro totalmente culpable de lo mucho que me eh dedicado a amar a Satoru, pero, siendo la persona más sincera del mundo entero, como no podría ser así, tiene una costumbre, bastante...dulce, el suele traerme un ramo hecho de hortensias e hibisco azul, creo que jamás en toda mi existencia imagine que una persona así existiera para mí.

¿Te eh contado alguna vez que mi leyenda favorita es esa del hilo rojo del destino? —Cuestión el peliplata al mismo tiempo que agregaba algunos detalles al color de la mano que correspondía a Suguru, pues había optado por dibujar sus manos rosando las puntas de sus dedos en lo que parecía ser un atardecer en la playa, siendo estas enlazadas con un hilo rojo, de un bello rojo vibrante—

¿A si? ¿Desde hace cuándo? —Respondió divertido mientras detallaba un poco el hilo colocando algunos reflejos de la luz—

Desde siempre, siempre pensé que ahí afuera existía una persona que era para mí, una persona que debía encontrar —Decía mientras su mirada se enlazaba con la del pelinegro, llevo así su mano diestra a acariciar la mejilla suave de Suguru— yo sabía que estabas ahí, esperando por mi Suguru.

Por qué siendo muy sincero, yo también amaba esa historia, amaba la idea de creer que ahí fuera, en alguna parte del mundo estaría esa persona que complementaria mi alma con la suya.

Y mi corazón, ese traicionero iba a explotar como una bomba, dios sabe que lo había muerto de la emoción momentos atrás cuando Satoru enlazo su mirada con la mía, me incline un poco y rose sus labios, sus dulces y cálidos labios que me mantenían loco.

Siento que te conozco de toda una vida Satoru, a veces eso me da miedo, pero a la vez, yo jamás me había sentido tan completo como ahora que estas aquí a mi lado —Confeso en la intimidad de aquella sala en la cual se encontraban solo ellos trabajando en la puntura— ya no soy capaz de alejarme

Me alegra, porque tampoco soy capaz de dejarte ir de mi lado —Aseguro para soltar su pincel antes de tomar el rostro ajeno con ambas manos y sin más besarle, besarle como si fuera lo más valioso en su vida, solo para terminar ambos sobre el piso, disfrutando del momento, de la suavidad de labios de su contrario, de la tibieza de sus cuerpos— Ven, baila conmigo... amo esta canción —Exclamo para levantarse y ayudarlo, sujeto aquellas caderas para atraerlo a el mientras en la radio se escuchaba una canción de una banda española bastante romántica, incendios de nieve sonaba de fondo—

¿Ahora hablas español? —Cuestiono con una sonrisa burlona—

Hablo varios idiomas, esta banda es buena, romántica —Murmuro cerca de su oído para besar su cuello y esconder ahí su rostro mientras bailaba a su lado de manera lenta, fluyendo con el sonido de aquella canción, solo existían ellos dos en ese instante, nadie más, todo podía irse a infierno mismo— Nunca te alejes de mi lado Suguru, yo preferiría morir antes de perderte

Oye no seas tan dramático, no me iré a ningún lugar —Aseguro para recargar su cabeza contra la ajena—Eres un mimado de lo peor. —Se burló—

Soy tu mimado —Rio—

Mira qué suerte la mía, ¿no lo crees? —Culmino para solo seguir moviéndose al ritmo de aquella música lenta—

Eres un afortunado, oye, cuando podre traer mis cosas

De que hablas, ya tienes todo aquí, crees que no me eh dado cuenta de que casi todas tus cremas de señora están en mi baño

Suguru, enserio necesito traer lo que me queda en casa

¿Así? Y que te queda, se sinceró —Exclamo mientras seguía moviéndose a su lado disfrutando el momento tan cálido entre ambos, podía disfrutar enteramente de Satoru sin mayor represaría en ese instante—

Una maleta —Confeso con una sonrisa cargada de diversión pues de las 4 maletas con las cuales había llegado ya solo le quedaba la mitad de una en casa mientras todo lo demás estaba ya en casa de Suguru—

¿Eres un descarado de lo peor lo sabias?

Pero me amas de esa forma...

Y la realidad era que no se equivocaba en lo mas mínimo, en verdad no existía una sola persona en el mundo a la cual yo amara más que a él en toda la faz de la tierra, no, de la existencia misma.

Admito que así inicio la mejor etapa de toda mi vida, Satoru se apropio del espacio con rapidez, creo que de los dos fue quien se adaptó más rápido, de pronto giraba a mirar y había dos tazas con café, dos platos, dos vasos, dos cepillos dentales, dos juegos de pantuflas, todo eso entro de lleno a mi vida y sin duda lo ame, pero como todo lo bueno existen cosas no tan buenas de la convivencia en pareja y bueno, Satoru tampoco era un ángel divino, así como inicio la felicidad, la pasión y dicha inicio el estrés gracias a los celos infundados, bueno quizá no tan infundados de Satoru.

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2023 ⏰

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